Prometo sacarte una sonrisa siempre”.*Al borde del abismo*Eran las cuatro de la mañana y no había dormido absolutamente nada, el cuerpo me dolía y los recuerdos de Cinthia no me dejaban en paz. Me levanté con cuidado de la cama, rebusque mi libreta entre el pequeño buró que yacía a lado de mi cama. Saqué un bolígrafo y empecé a escribir. Solo eran notas, frases y el triste recuerdo de aquellas promesas de las que él me había convencido, cumpliría.No puedo seguir aquí, ya no, nada ni nadie me regresará a mi hermana.- Mis padres deben estar destrozados, al igual que mi alma- susurré dejando libre el camino a varias lágrimas.Mi familia no era rica, teníamos lo suficientemente, nunca nos sobró, pero tampoco nos faltó, desde pequeña sobresalía por mi inusual belleza, a diferencia de otras Alemanas mi padre era norteamericano, lo cual me facilitó hablar el idioma.Mi madre sabía que lograría muchas cosas en la vida, cuando tenía doce gané el concurso de mi colegio, “La flor más bella”,
—¿Qué pasó?. ¿Por qué estás tan alterada?.—Sérgio te va ha vender, te va a sacar de aquí junto con otras chicas—su semblante cambió radicalmente. Se dejó caer sobre la silla.—Hay que irnos ahora—Musitó. Asentí con la cabeza. Decidimos que lo mejor era permanecer juntas, era demasiado arriesgado hacerlo solas. Isett creó un código de seguridad para mantener abierta la puerta al club abierta, durante cinco minutos, no habría otra oportunidad, ni más opciones. Solo era eso. Nuestro tiempo.Tomó una mochila y se la colgó al igual que yo. Corrimos a la puerta trasera sabiendo que dos guardias harían el cambio de turno dándonos segundos para cruzar la barda y huir hacía la gran puerta.Tenía los nervios de punta, mis manos temblaban por el miedo a fallar, por el miedo a que algo le pasará a ella y no a mí.Nos agachamos mirando por la pequeña rendija como dos hombres vestidos normalmente, observaban sus relojes y se retiraban.—Ahora— Susurró Isett, salimos corriendo con todas nuestras fu
— Recuerda que tienes cita con el señor Milton a las ocho.— Gracias Margaret, no se que sería sin ti—suspiro y me dejo caer en mi escritorio. Ha sido una mañana realmente estresante, entre consultas, reclamos de pacientes y permisos.— Lo sé, sin mí habrías olvidado tu cabeza en la graduación— se burla.—Te hecharé de menos estos días— le sonreí amablemente. Consideraba a Margaret como una gran amiga, la conocí en la universidad y formamos parte de un gran equipo al hacer nuestro doctorado en la facultad de medicina.Durante este tiempo ambos cambiamos de una forma peculiar por así decirlo, aún recuerdo vagamente a la chica Universitaria rebelde de cabellos multicolor, ahora trabajo día y noche como una colega responsable madre de un niño ejemplar.—Ya merecías unas vacaciones, le harás falta al hospital, pero lo mereces, yo no podría aguantar más de dos años sin un descanso—la ahora castaña hace una mueca de fastidio para previamente tomar unos archivos de mi escritorio.—Bueno, seg
El trayecto fue tranquilo en lo que cabe, vivía en una de las residenciasDe Dream of gold una propiedad privada, me había costado más de lo que debería una casa ahí, sin embargo valía la pena tal capricho.La buena iluminación de las calles me hizo saber que faltaban pocos minutos para llegar, de reojo mire a la acompañante que yacía aún desmayada en la parte trasera de mi auto.Abrí la cochera para meter el auto, no quería que me viesen bajar de este a una mujer, era consciente del tipo de vecinas que podía tener en frente y sobre todo que tan comunicativas llegaban a ser.Bajé del auto dejando mi maletín y otros objetos ahí dentro, lo que me importaba era asegurar la vida de la jóven.Volví a cargarla, no era pesada al contrario éste detalle me hacía dudar que su salud se encontrara del todo bien. Abrí con algo de dificultad la puerta de casa a la cochera, recorrí a oscuras el pasillo.A buena hora se me había ocurrido apagar todas las luces en la mañana.Una vez dí con el aparador
*Desesperación*Abro los ojos al escuchar unos gritos desgarradores, me levanto rápidamente de la cama y corro a la habitación de a lado. La chica de cabellera blanca se remueve violentamente sobre la cama, de sus labios salen quejidos, y gritos de auxilio.- No me toquen por favor no- lágrimas tras lágrimas se resbalan por sus mejillas. Nunca había visto a una chica llorar tanto estando aún inconsciente, sin saber que hacer o cómo reaccionar tomo la suave y pálida mano acariciándola, tratando de alejarme aquellas pesadillas quienes amenazan con irrumpir en sus sueños.- Tranquila todo estará bien- murmuro por lo bajo, dejo escapar un suspiro.¿Quién es esta chica?, ¿qué le pudo haber pasado para atentar contra su vida?. Miro el reloj de mi muñeca, pasan de las seis de la mañana por más que intente dormir hacerlo sería en vano, su respiración es lenta, se ha calmado y ahora parece serena. Busco en mi armario algunas prendas para darme una ducha caliente.Una parte de mí, la egoísta qu
Coloqué los alimentos sobre la mesa, saque un poco de jugo de naranja y lo coloqué en la mesa.Llamé a Star al igual que a Queen y Cloe quienes debían comer sus croquetas con pollo y verduras.Me gustó el resultado de la peluquería canina, Cloe lucía radiante en su traje deportivo rosa, mientras Queen era una pequeña cosa adorable con ese suéter negro tejido de estambre y su gorrito. Si bien el invierno estaba próximo y las noches empezaban a ser muy frías.La pliblanca apareció ya vestida con un pantalón de chándal negro que usaba para hacer ejercicio, por lo que veo tuvo que hacerle un gran nudo a lado. Arriba una camiseta roja con el logo de la serie Flash.- Son huevos revueltos con jamón, pan tostado con cajeta, me gusta acompañarlo con fresas, no sabía si te gustaban así que las puse en un tazón a lado, también hay jugo por si te apetece.Se llevó un bocado a la boca, pareció disfrutarlo hasta que un llanto desbordó de su presencia.- ¿De verdad cocino tan mal?- ahora me sentía
Prometo pasear contigo todas las mañanas.*Confiando*Desperté al sentir unas lambiditas, al abrir los ojos me sobresalté un poco.—Admito que eres linda —sonreí incorporándome sobre la cama y tomando en brazos a la pequeña chihuahua. ¡Realmente es pequeña!.Sus ojos eran enormes, como dos aceitunas negras y brillantes. Miré de lado y ahí estaba su compañera, dulcemente durmiendo.—Y creo que tú eres la floja de la casa, ¿no? —dejé de nuevo a la tan Queen sobre la cama. Respiré profundo observando todo a mí alrededor, la habitación era muy grande y sofisticada, me sorprendía lo limpio que estaba cada lugar, esquina, inclusive algunos marcos con fotografías de paisajes brillaban sin una pizca de polvo.Me levanté con cuidado de la cama, no sabía cuánto había dormido, sin embargo por el gran ventanal se podía apreciar el sol en su punto más alto. Mordí mi labio inferior al empezar a caminar, me dolía cada paso que daba pero… había soportado dolores peores que este.Giré el pomo de la pu
Prometo encontrar la salida a todos tus males.*Especial*Durante la cena, noté que Alexander se encontraba demasiado serio. No me miraba a los ojos y eso me hacía sentir nerviosa. ¿Estará enfadado conmigo?. El ambiente era tenso, y una capa fría de viento se coló desde el exterior de la casa, pronto se escucharon truenos y lluvia.Hacía tanto tiempo que no miraba la lluvia caer, tanto tiempo que no la olía. Me levanté de la mesa bajo la mirada pérdida del médico. Caminé hacía la gran ventana de la sala y abrí las cortinas. Ver las gotas caer y golpear el ventanal me emocionaron más de lo que alguna vez creí posible.—¿Te gusta la lluvia?—su pregunta rompió el silencio que interpuso durante horas atrás.—No la recordaba—susurré. Me estremecí al sentir su toque en mi cintura. Me guío hasta la salida de su casa, abriendo la puerta. El viento fresco y la humedad golpearon mi rostro, respiré profundo, queriendo llenar de aire fresco mis pulmones.Había pasado tanto desde que no olía a tie