2. Compromiso

Mientras llega la hora de la comida decidí pasear por los jardines y si, con el pesado vestido, de todas formas no había problema, no usaría el mismo vestido para la comida por "protocolo" a veces odio ser princesa, preferiría ser como la madre de Ailana.

Ella si que ha vivido un montón de aventuras y peligros, nadie nunca la podido detener, es un ejemplo de mujer guerrera inigualable, escucho ladridos y veo a los perros de seguridad salir a mi encuentro, son 10 Dóberman con entrenamiento militar, cuando es su hora de juego siempre vienen a mi o a mi hermano.

— Es su hora de juego majestad— me hablo uno de los guardias, que es su entrenador.

— Muy bien entonces traigan la lanzadora por favor— la lanzadora es una máquina que lanza pelotas o juguetes, es una forma en que ellos se divierten y liberan el estrés de los entrenamientos, los guardias la traen junto a su canasta de juguetes, los perros me miran atentos, tomo uno de los peluches que lleva varias remendadas, lo pongo en la máquina y antes de lanzarlo.

— Tina, Juno atentos— Tina y Juno son de la misma camada sus hermanos se dieron en adopción ya que solo se seleccionan ciertos cachorros para pertenecer a los guardianes, los perros se ponen en posición y activo la lanzadora.

Ambos perros corren a traer el peluche, se lo pelean, Tina lo jala de una oreja y la arranca, Juno me entrega el peluche, Tina solo me entrega la oreja, juego un rato con todos los perros e incluso los acaricio, ahora estoy sentada en el pasto mientras acaricio a Hanni.

— ¿Quien es una buena chica?, Hanni es una buena chica— acaricio las orejas de la dóberman albina, alguien tose falsamente y me giro asustada, miro al príncipe Teivel e inmediatamente los perros se ponen a la defensiva —Quietos todos— les ordeno y todos se sientan pero tienen las orejas tensas.

— Lo siento princesa Esmeray no era mi intención asustarla— se disculpa, su voz que hace que me quiera derretir, me levanto y sacudo todo lo que puedo mi vestido.

— No tiene por que disculparse príncipe Teivel, fue mi culpa estaba distraída— acaricie la cabeza de Tiverius para evitar su mirada, Tiverius es el Alfa de la manada perruna pero el no disfruta mucho de los juegos así que solo se queda a mi lado.

— Solo la vi desde la ventana de mi habitación y quise acercarme, parecía muy feliz jugando con sus mascotas— quiso dar un paso hacia mi pero Tiverius ladra en advertencia y los demás perros se ponen alerta.

— Tiverius quieto— el perro deja de mirar fijamente al príncipe, los guardias al darse cuenta de lo tensos que están los perros los llaman y los alejan — Lo siendo no están acostumbrados a los extraños que se me quieran acercar— le sonreí apenada.

— No se disculpe, está bien que quieran cuidarla— asentí, se acerco y casi me lastimo el cuello, es mas alto que mi hermano y eso ya es mucho.

— ¿Quiere pasear por el terreno?— ofrezco, él pareció pensarlo y al final asintió, caminamos por el amplio terreno, platicamos un poco sobre temas variados como guerra, economía y tradiciones.

— Entonces ¿usted mismo es el estratega y el guerrero principal de su reino?— lo miro sorprendida y él asintió — Wow, bueno yo soy la estratega de mi familia pero siempre he querido acompañar a mi hermano a las peleas, soy buena con la espada y el arco, pero mi familia dice que es mejor que me resguarde por que soy de mas utilidad aquí—

— Bueno quizá algún día la dejen ir, después de todo ya no estamos en siglos pasados donde era ilegal que una princesa sostuviera una espada para pelear y creo que realmente usted le daría una buena lección a quien sea su oponente— me miro de reojo, aun que no lo aparente estoy nerviosa, su presencia me pone nerviosa pero no en el mal sentido, un guardia se acerca corriendo hacia nosotros.

— Príncipe, princesa deben volver en media hora empezará la comida— asentí.

— Gracias, ¿vamos?— él asiente, caminamos de regreso aun que no nos alejamos mucho yo debo cambiarme y seguramente él también, al entrar en el castillo yo me dirijo a mi habitación, encuentro la cama tendida y las puertas del balcón abiertas al igual que las ventanas.

— Ahí estas, vamos no tenemos mucho tiempo— me regaña Ailana, saca un vestido parecido al que traigo pero menos esponjoso y en el mismo color, me peina y me retoca el maquillaje —Listo voy a llevar esto a la lavandería ya que alguien decidió que era buena idea jugar en la tierra—

— Lo siento— ella rodó los ojos y sonrió.

— A veces aun eres esa pequeña princesa que corría descalza en el pasto o en la tierra cuando llovía ensuciando sus mas bellos vestidos, bueno aun eres pequeña pero en estatura— se burla.

— Ya deja de molestar con mi altura— ella se ríe y sale de mi habitación, decido bajar para no tener que correr, hoy ni siquiera e revisado mis notificaciones del celular, es mas ¿esa cosa tendrá batería? llego al comedor mis padres y los reyes ya están ahí, hice una reverencia a modo de saludo cuando los cuatro me voltearon a ver.

— Buenas tardes— me senté en él lugar que me correspondía.

— Esmeray ¿donde esta tu hermano?— pregunta mi padre.

— Lo llamaron de una aldea cercana, los rebeldes estaban saqueando los negocios de la gente— espero que me crea, a papá no le gusta que el futuro rey de Altalune juegue a ser un héroe enmascarado que en lugar de ocuparse de los rebeldes se ocupe de simples ladrones.

— Esos desgraciados— mi papá golpea la mesa, creo que pude haber inventado una mentira que no lo hiciera enojar pero en mi defensa no soy muy buena inventando o mintiendo.

— Por eso la alianza que le propuse esta tarde se debe llevar acabo lo más pronto posible, nuestro reino también es constantemente atacando por rebeldes y su líder está aliado con el príncipe de los brujos— hablo el rey de Althea —Su ejército es el tercero mas poderoso del mundo y sus estrategas son los segundos mejores si derrotamos al usurpador y a sus aliados los demás rebeldes serán derrotados— mis padres me miraron.

— Esta bien, en un 5 meses se casarán para que se conozcan un poco al menos— los reyes de Althea me miraron.

— Según sé, eres la líder de sus estrategas y una peleadora nata, dime una cosa cariño ¿te gusta mi hijo?— me hablo la reina y yo no pude evitar ruborizarme.

— Por favor mamá no molestes a la princesa Esmeray— la reina lo miro a él.

— ¿Y a ti te gusta la princesa Esmeray hijo?— lo mire, en realidad todos lo hacíamos.

— Necesito conocerla más para saberlo pero si, físicamente es hermosa y por lo que he escuchado es muy inteligente— habla tan seriamente que dudo que le guste.

— Bueno entonces dejaremos que se conozcan, princesa Esmeray ¿estas dispuesta a viajar unos meses a nuestro reino para que se conozcan?— la reina si que no se anda con rodeos, le iba a responder pero el rey hablo.

— Cariño creo que lo mejor sería primero contarles a los chicos sobre la propuesta de alianza— la reina sonrió.

— Eso es darle muchas vueltas al asunto, pero esta bien— mira a su hijo y luego me mira a mi —Esta tarde ustedes fueron comprometidos, no hubo contratos ni nada por el estilo pero es necesario para que nuestros ejercicios juntos puedan derrocar al usurpador y el peor enemigo de Teivel— él príncipe aprieta los puños por encima de la mesa.

— Si es para eso, estoy abierto a conocer a la princesa y enamorarla— sería muy mal visto que abriera la boca de lo sorprendida que estoy pero juro que es lo que haría, mi corazón se acelera a un ritmo alocado, puedo escuchar su latir.

— Esa es la actitud mi niño, ¿entonces princesa Esmeray?— miro a mis padres y ellos asisten.

— Sería un placer— respondo con una sonrisa.

— Bien entonces nos iremos en 3 días, si en estos meses no se enamoran no los obligaremos a casarse— asentí después de la comida mis padres llevaron a los reyes y al príncipe a dar un recorrido por el reino, mientras tanto yo corrí a la habitación de Ailana, toque la puerta desesperadamente, pasaron algunos minutos antes de que la puerta se abriera.

Uno de los sub comandantes más jóvenes me miro asustado, traía el uniforme desarreglado, marcas de labial y el cabello desordenado.

— Co...con su permiso princesa— evita mirarme a los ojos haciendo una torpe reverencia antes de irse, Ailana está sentada tratando de peinarse y arreglar su vestido, se gira para mirarme.

— Tienes algo aquí— le señalo la comisura de su labio, ella se lo limpia con el pulgar y después chupa su dedo —Eres una asquerosa— ella solo se ríe.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP