Capítulo 34
Un Petrucci cabreado
Mientras en Roma queda un revuelo de proporciones por la desaparición de Joshua, en la finca Anna se acuesta en su cama, pensando en lo mucho que extraña a Egan, se mira el anillo en la mano y se queda dormida con una sonrisa.
Por la mañana se levanta como siempre a sus quehaceres, se cuelga el anillo en la cadena de su familia y la mira con nostalgia. Tal vez cuando al fin se case con Egan o un poco antes de la boda pueda contactar con ellos, porque ahora que sabe que tiene padre se le hace justo que él la entregue en la iglesia.
Deja escapar un suspiro y se dedica a lo suyo, porque ser la novia del jefe para ella no es suficiente explicación para no hacer nada.
Para la hora del almuerzo camina a la casa para buscar algo que se ha dejado allá, al caminar a la escalera se encuentra de frente a Mariana, quien al verle el anillo y frustrada p
Al terminar de limpiar la cocina, Anna mira todo satisfecha de dejarlo perfectamente limpio y sale de allí para ir por Egan, tal vez ya se ha desocupado y ellos pueden irse a su caminata a la cabaña junto al arroyo.Anna camina como si estuviese flotando entre las nubes, llega dando unos saltitos, pero se detiene cuando oye el apellido de su familia.—Me temo que entre los Petrucci hay más culpables de lo que creímos —le dice el hombre a Egan y Anna lo oye resoplar—. A quien veo como un potencial mentiroso es a Fabrizzio Petrucci, él es el esposo de la directora del orfanato, la señora Giada Petrucci —Anna se lleva las manos a la boca para ahogar el grito y se da un golpe mental por no haber reparado en eso antes.Pero allí no era eso lo más importante, sino… ¿cómo es que Egan conoce a su familia tan bien y por qué los mandó a investigar de esa mane
Egan se queda mirando a los hombres Petrucci sin poder creerlo, ¿cómo se supone que llegaron allí? Alonzo acorta más la distancia con él, su ojos ámbares intensos y aquella expresión de odio adornada con una sonrisa de suficiencia le dicen a Egan que no van allí sólo por Anna.—Me presento, soy Alonzo Petrucci, uno de los tíos de Anna y he venido por mi sobrina.—Anna… no puedes dejarme, nos vamos a casar… —intenta suplicar Egan, pero Anna se suelta de sus hermanos y lo enfrenta.—¡Yo no voy a casarme con un desgraciado como tú! —Anna se arranca la cadena en donde tiene colgado el anillo de compromiso y se la lanza con rabia.—¡Anna, tienes que creerme!—¡¿Y qué quieres que te crea?! ¿Qué no te estabas besando con esa pvta o que no me secuestraste para vengarte de mi famil
Los gemelos miran a Alonzo y sienten cómo algo anda extremadamente mal.La llamada ya la han cortado, así que sólo se acercan a ellos y les preguntan.—Tío, ¿qué pasa?—Joshua… —mira a Anna, los ojos se le llenan de lágrimas y mira a Fabrizzio, quien no deja de golpear el césped.—¡¿Qué pasó con mi padre?! —le exige Raffael.—Lo mataron —Anna siente cómo el mundo se abre a sus pies, mientras que sus rodillas flaquean y todo el peso de lo que ha sentido la aplasta, se desvanece y Alonzo consigue sostenerla antes de que caiga al piso.Lionardo y Gerardo se levantan a Fabrizzio para llevarlo dentro, mientras que Alonzo camina rápidamente con Anna entre sus brazos. Los gemelos se adelantan y entran a la sala, allí Gretta se pone de pie furiosa y los regaña.—¡¿D&
Esa tarde la familia Petrucci se divide en dos grupos, los que se hacen cargo de hacer la denuncia a las autoridades acerca del secuestro y asesinato de Joshua, y los que se dedican a disfrutar a Anna.Gretta no deja de mirarla, de acariciar su cabello y sonreír feliz, no puede creer que su niña esté allí, son sus ojitos azules y esa boquita en forma de corazón, la misma que dio a luz con tanto anhelo.—¿Cuál es tu comida favorita? —puede sonar a que es la pregunta más estúpida del mundo, pero es en realidad Raffael sólo quiere conocer a su hermana.—La verdad es que no lo sé. En el orfanato sólo comíamos lo que nos servían y no había momento para decir si una comida nos gustaba o no… Aunque este último mes mientras estuve encerrada, la señora encargada de la cocina allí preparaba un estofado de carne delicioso.
Tras aquel trágico e intempestivo abandono de Anna, Egan como pudo se puso de pie, tomó su auto y salió de la finca con dirección a cualquier lugar, pasando por alto todo el dolor que sentía.En aquel momento no podía creer lo que le había sucedido. Se había enamorado como un estúpido, pero nunca se imaginó que la familia de Anna al final la iba a encontrar y que llegarían de esa manera.Sin darse cuenta en aquel momento, llegó hasta una playa en Ostia a la altura de donde desemboca el río Tíber. Allí se sentó un rato a pensar en su vida totalmente adolorido, abrazándose las costillas, pensando en que lo más probable es que tuviera una rota, pero no quería volver a la finca ni mucho menos visitar un médico.De pronto, en aquel momento vio un bulto flotando en el río y se dio cuenta que era un indigente, probablemente
Las semanas se han ido pasando para los Petrucci, la incertidumbre de lo ocurrido con Joshua los ha mantenido en vilo durante todo ese tiempo.A pesar de que ha recuperado su hija, no hay consuelo para el corazón de Gretta, quien ha perdido al amor de su vida a su hombre, su compañero, el único capaz de levantarla en el mundo, pero esta vez el derrumbe que ha sufrido su corazón lo ha vencido peleando cada día por salir adelante, junto a sus hijos.Pero eso no le impidió solicitar una prueba de ADN para ella y para Anna, y así poder solicitar el cambio de apellido y reconocerla legalmente como su hija.Para Anna la situación tampoco ha sido muy fácil.El mismo día en que se enteró que el hombre del cual se había enamorado la había engañado, él siempre supo perfectamente quién era su familia, lo que había pasado toda su vida y aun así
Anna se levanta cansada de la cama, el embarazo la tiene con menos energías cada día, aunque su madre insiste en que debería ir con un psicólogo porque lo que vivió con Egan no fue nada bueno y también porque son demasiadas las cosas que ha vivido en toda su existencia, y eso también puede estar mermando su ánimo.«—Más que por ti, hazlo por tu hijo, él siente toda tu angustia, aunque a nosotros nos digas que estás bien.»Las palabras de su madre vuelven a su mente justo cuando se mira al espejo de la habitación. Se supone que tiene tan sólo diez a once semanas, pero aquella pancita se estaba haciendo notar.O lo mucho que está comiendo le está pasando la cuenta o sencillamente ella está demasiado delgada aún… aunque es una contradicción, no tiene más explicaciones para ese pequeño bulto que la hace sonre&
Los nervios que siente Anna la hacen sonreír más de lo que quisiera, Gretta y Ángel se posicionan uno a cada lado para tomarle las manos y el médico inicia con el examen.—Con esto vamos a saber con exactitud tu fecha de gestación, veremos cómo está creciendo este bebé y descartaremos cualquier problema de salud, tanto para él como para ti.Anna asiente, el hombre le coloca un poco de gel en la pancita y en cuanto el aparato da imagen, el médico le señala a Anna el monitor.—¡Vaya! Te has llevado el premiado —dice el médico sorprendido.—¿Qué quiere decir? —pregunta confundida Anna.—No puede ser… —dice Gretta llevándose una mano a la boca.—Bueno, aquí está uno de tus hijos, en su propio saco y en perfectas condiciones.—Espere… —Anna pie