—¡¿Me escuchaste?! —exclamó Noah y de pronto uno de los niños comenzó a llorar. —Noah… Hice muchas estupideces y estoy consciente de ellas —dijo Carina conteniendo su coraje—. Estoy también consciente de que no solo me jodí la vida, sino también le jodí la vida a muchos. Ahora estoy intentando hace
Desde hacía nueve meses, Noah seguía asistiendo a los clubes nocturnos, pero su aspecto era sombrío, ya no participaba en las fiestas y sus tragos se habían reducido a bebidas sin alcohol. Entre más observaba a Carina, más se daba cuenta de que sus deseos por ella aumentaban, además, esa apariencia
—Si estoy diciendo que regresaré, no es por querer darte consuelo, lo digo porque quiero hacerlo, quiero ver crecer a mis hijos y quiero estar contigo. No dejaré de esforzarme por recuperar tu corazón… —¡Ya basta! ¡Ya déjalo! ¡Deja de luchar por una causa sin sentido! ¡Se acabó, Rainer! Lo único qu
—Los nuevos herederos Winter… —dijo Noah en cuanto Carina atravesó la puerta de la casa. Después de una pequeña reunión en la residencia Gibrand, Carina regresó, aún pensativa. Se había jurado que no le importaría si Rainer se iba y no volvía, pero eso no evitaba que le doliera el corazón. Noah tom
En la residencia Gibrand, Román y Frida veían las noticias desde la sala, habían escuchado todo de boca de Lorena mientras Johan permanecía en silencio, reflexivo. En cuanto Lorena terminó, no tardaron en buscar en los noticieros alguna nota relacionada. —En noticias internacionales… En Múnich,
—No sé nada aún, pero si Rainer hubiera muerto, sería noticia nacional, créeme… —dijo Fred por teléfono mientras Carina empacaba. —Bien, te avisaré cuando llegue… —agregó una vez que cerró la maleta y colgó. —¿A dónde piensas ir? —preguntó Noah recargado en el marco de la puerta y de brazos cruzad
—¿Cómo? ¿No lo estás viendo? Es imposible que puedas quedar gestante… está en coma. —Inseminación artificial… —agregó Candy emocionada, pero Aaron parecía debatirse entre el desagrado y las ansias por cumplir con su capricho—. ¿No le gustaría tener un nieto de Rainer? ¿Poder ver a su hijo en él y
Carina volteó hacia el interior del hospital, sabiendo que ahí estaba Rainer, en alguna parte, a punto de irse para siempre. —Tengo que verlo… Tengo que… —La palabra «despedirse» se quedó atorada en su garganta. Se rehusaba a pensar de esa forma—. Tengo que estar con él… Sin pensarlo dos veces s