—¡Lorena! Como ya era costumbre, Hugo Sorrentino se acercó a molestar a su sirvienta favorita, pero esta vez las cosas eran diferentes. Lorena lucía un hermoso vestido blanco de novia que le daba una apariencia celestial. —Señor Hugo, qué gusto que pueda honrarnos con su presencia —dijo Frida lev
—Me voy… Román y Frida se quedaron petrificados ante su afirmación. —¿Cómo? —preguntó Román cerrando la maleta para que Carina no siguiera metiendo cosas. —Hice mi examen para la carrera de mecatrónica en el Instituto Tecnológico de Karlsruhe… —dijo Carina sin levantar la mirada. —¿Karls… qué
—¿Me llamaron? —preguntó Cari al entrar al despacho del imponente y temido señor Rainer. Llevaba un año desde que se había mudado a Alemania para estudiar la ingeniería de mecatrónica, y medio año trabajando para la empresa más importante a nivel de tecnología «Winter Tech Group». Era la becaria má
—Guarda silencio si no quieres que… —De nuevo Rainer no logró terminar una frase. —¡No! —gritó iracunda y sosteniéndole la mirada—. Yo lo hice y estoy dispuesta a demostrarlo. Solo quien resolvió ese maldito problema puede explicarlo. ¡Vamos! ¿Por qué no le pide al señor Ziegler que lo haga? ¿Por q
Las palabras de Fred causaron horror en Cari. La presión en su pecho era tan fuerte que le costaba respirar. Ante sus ojos no solo pasaron sus recuerdos de la niñez, cuando Román perseguía incansablemente a Frida, sino también la tristeza que vivió Emma cuando se casó con Will. Aunque pensaba que
Como incentivo, Rainer recibió la compañía, así que se dedicó a buscar mujeres, investigarlas y calificarlas, enfocándose en que fueran dóciles y buenas madres. Era lo único que quería, una mujer que siguiera sus órdenes y cuidara de sus futuros hijos con dedicación, de esa forma llegó a Lena. —No
Después de discutir, Carina convenció a Fred de permitir que Lena se quedara con ellos en el departamento, pues temía que Rainer la abordara en su casa estando sola. Fred sabía que era peligroso y si el señor Winter se enteraba del paradero de Lena, ellos sufrirían su odio, pero Cari no entendió l
—¡Yo le di el dinero a Lena! ¡Yo pagué los servicios de su madre para alejarla de usted! —exclamó en un intento por regresarle el golpe—. Fred no tuvo nada que ver. —¿Tú? —Rainer la vio de pies a cabeza con desprecio—. Ni prostituyéndote podrías ganar tanto dinero, «fräulein». No eres hermosa, tamp