—Entenderás que eres una mujer de cuidado y tenemos que tomar nuestras precauciones —dijo Otto antes de apoyar el teaser en el vientre de Lorena y volver a electrocutarla. —Deja de jugar, tenemos que sacarla de aquí —dijo Estefan viendo con desaprobación a Otto. —¿Ya oíste, mi amor?… Es hora de ir
—Sí, después de todo Johan morirá, sino es que ya lo hizo —agregó Estefan con media sonrisa mientras se limpiaba las uñas con un cuchillo. Lorena aprovechó la cercanía de Otto para darle un cabezazo que lo hizo caer hacia atrás. —No podrán con él… Son un par de novatos… Lorena recibió una bofeta
—¿Qué hay del despacho y de la empresa de mi padre? —preguntó Otto no muy convencido. —Mi empresa de vinos tiene más ganancias netas al año que tu despacho y la empresa de tu padre juntos. Deja ir a Lorena y será toda tuya. Cada finca y viñedo les pertenecerá, cada propiedad y cada bien que yo teng
—¡Por Dios! ¡Pónganse en su lugar! —exclamó Carina con lágrimas en los ojos y sacó su teléfono—. Si se tratara de mi padre o de Will, ¿no querrían saber? Hizo a un lado a su madre y hermana, y le entregó su teléfono a Lorena, mostrándole las noticias recientes. «Gran incendio en el bosque de los m
«Mi hermosa Lorena: Si estás leyendo esto es porque se ha cumplido un año desde que abandoné este mundo. Espero que haya sido de forma valerosa y cuidando de ti, tal como me prometí a mí mismo desde el día que te conocí, porque cabe aclarar que para mí nunca fuiste un trabajo, discúlpame si mis pal
—¡Lorena! Como ya era costumbre, Hugo Sorrentino se acercó a molestar a su sirvienta favorita, pero esta vez las cosas eran diferentes. Lorena lucía un hermoso vestido blanco de novia que le daba una apariencia celestial. —Señor Hugo, qué gusto que pueda honrarnos con su presencia —dijo Frida lev
—Me voy… Román y Frida se quedaron petrificados ante su afirmación. —¿Cómo? —preguntó Román cerrando la maleta para que Carina no siguiera metiendo cosas. —Hice mi examen para la carrera de mecatrónica en el Instituto Tecnológico de Karlsruhe… —dijo Carina sin levantar la mirada. —¿Karls… qué
—¿Me llamaron? —preguntó Cari al entrar al despacho del imponente y temido señor Rainer. Llevaba un año desde que se había mudado a Alemania para estudiar la ingeniería de mecatrónica, y medio año trabajando para la empresa más importante a nivel de tecnología «Winter Tech Group». Era la becaria má