—¿Piensas casarte con él, Lorena? ¿Eso es lo que quieres? —Johan volteó hacia ella sin ocultar su molestia y celos—. ¿En serio? —Johan… eso es un tema que aún no decido y no tendrías por qué… —¿Lo harás? ¿Es el tipo de hombre que te gusta? Me imagino que sí, por algo dejaste a nuestra «madre» sol
—¿Te casarás? —preguntó Frida con los ojos bien abiertos y el silencio reinó en la casa. Incluso los pequeños, Mateo y Benjamín, se quedaron callados—. Esto es… sorprendente. ¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —¡Ay, mamá! Como si tú hubieras salido mucho tiempo con mi padre antes de que se casaran —di
El día de la boda, Lorena parecía un verdadero ángel, sus cabellos oscuros contrastaban con su hermoso vestido blanco y sus ojos parecían dos gotas de miel cristalina. Frida y sus hijas se encargaron de ayudarla con el vestido y los accesorios, eran sus damas de honor, quienes revoloteaban a su alre
—…Mi pequeña, todo estará bien —agregó con ternura antes de tomar la mano de Lorena y entregársela a Otto—. Te estás llevando un pequeño pedazo de mi corazón. —Lo sé, señor… —dijo Otto con una sonrisa tierna—. La cuidaré. —Más te vale si no quieres tener problemas conmigo y con la familia Gibrand
Lorena se quedó con el teléfono en el oído después de que la llamada terminara. Ese fue justo el momento en el que se dio cuenta que nadie la veía, un espacio en el tiempo en el que era invisible y tenía dos opciones, volver a ser el centro de atención o desaparecer. Levantó sutilmente la falda de
El hombre que encabezaba al grupo vio con desconfianza a Johan, aun así, se acercó con los puños en alto queriendo golpearlo, pero fallando, mientras que Johan descargó su furia contra él. Cuando los otros dos hombres quisieron defender a su amigo, Lorena no dudó en acercarse a detenerlos. Aunque
En la puerta de la habitación, Lorena posó su mano en su vientre y vio por última vez a Johan dormido, con la apariencia de un ángel caído con las alas consumidas por el fuego del infierno que le tocó vivir. Recorrió los pasillos buscando la salida y cuando estaba a punto de abandonar la finca, un
Natalie se quedó en silencio mientras Lorena tomaba el vestido de novia y comenzaba a ponérselo. Terminaría la noche manteniendo la imagen de la novia más feliz del mundo, después de todo, ese era el primer día del resto de su matrimonio soñado, el que cualquier mujer estaría dispuesta a tener, con