—Doctora… ¿Está segura? —preguntó con los ojos cargados de terror. —Lo estoy, el ultrasonido no miente —respondió Sofía congelada por el frío con el que Lorena hablaba. —¿Quién es el padre? —Emma estaba intrigada. —Johan… —pronunció Lorena en un hilo de voz. Durante todo el camino, Lorena es
Este era el quinto pretendiente que Natalie le conseguía en la semana. Lorena había asustado a todos con decir que estaba embarazada. Una madre soltera no era tan atractiva, no muchos se animaban a cargar con ese paquete y Lorena lo sabía. —No sé qué les haces para espantarlos, pero por favor, dej
—Lore… ¿podrías ponerme atención? —preguntó divertido y cuando esos ojos dorados se levantaron de su taza, se quedó sin aliento—. Ella aún cree que nuestra relación es para terminar en matrimonio, pero… yo me arrepentí. —¿Cómo? —Lorena ladeó la cabeza como un pequeño cachorro. —Yo… Quiero… Tomarme
—¿Piensas casarte con él, Lorena? ¿Eso es lo que quieres? —Johan volteó hacia ella sin ocultar su molestia y celos—. ¿En serio? —Johan… eso es un tema que aún no decido y no tendrías por qué… —¿Lo harás? ¿Es el tipo de hombre que te gusta? Me imagino que sí, por algo dejaste a nuestra «madre» sol
—¿Te casarás? —preguntó Frida con los ojos bien abiertos y el silencio reinó en la casa. Incluso los pequeños, Mateo y Benjamín, se quedaron callados—. Esto es… sorprendente. ¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —¡Ay, mamá! Como si tú hubieras salido mucho tiempo con mi padre antes de que se casaran —di
El día de la boda, Lorena parecía un verdadero ángel, sus cabellos oscuros contrastaban con su hermoso vestido blanco y sus ojos parecían dos gotas de miel cristalina. Frida y sus hijas se encargaron de ayudarla con el vestido y los accesorios, eran sus damas de honor, quienes revoloteaban a su alre
—…Mi pequeña, todo estará bien —agregó con ternura antes de tomar la mano de Lorena y entregársela a Otto—. Te estás llevando un pequeño pedazo de mi corazón. —Lo sé, señor… —dijo Otto con una sonrisa tierna—. La cuidaré. —Más te vale si no quieres tener problemas conmigo y con la familia Gibrand
Lorena se quedó con el teléfono en el oído después de que la llamada terminara. Ese fue justo el momento en el que se dio cuenta que nadie la veía, un espacio en el tiempo en el que era invisible y tenía dos opciones, volver a ser el centro de atención o desaparecer. Levantó sutilmente la falda de