Tiziano Sorrentino parecía ser justo una versión más grande y estricta de Román. Sus empleados le temían y era complicado conseguir una cita con él. July tuvo que esperar el momento exacto en el que él llegaba al edificio de su empresa para poder atajarlo. —¡Señor Sorrentino! —exclamó agitando la m
—¡Deja a mi mamá! —exclamó Emma furiosa, quien subió los escalones con velocidad para empujarlo—. ¡No le grites! —¡Emma! ¡Cálmate! —dijo Bastian tomando a la niña por las muñecas. —¡No tienes derecho a gritarle así! —Emma tenía la ferocidad de Frida corriendo por sus venas. —Emma… Bastian no qui
—¿Quién te dijo que un día nos vamos a separar? —inquirió en su oído antes de morderlo con suavidad mientras sus manos se escurrían debajo del camisón y acariciaban con necesidad las curvas de Frida.—El contrato… Eso dice… —dijo Frida entre jadeos mientras su cuerpo se retorcía. —Tu libertad no de
—¿Ahora qué hice? —preguntó resoplando. No le sorprendió la agresión, pero sí la intensidad. —¿Dónde está el abuelo, mamá? —preguntó Carina escondiéndose detrás de las faldas de Frida.—Benjamín está en las mesas del fondo. ¿Por qué no vas y me dejas a las niñas? Yo las cuidaré —dijo July extendien
Hace muchos años, Benjamín fue a ver el cascanueces. La niña que interpretaba a la protagonista era excepcional en el escenario y lo cautivó, aunque esta trastabilló ligeramente. Cuando Benjamín y su esposa quisieron felicitarla por su gran labor, la niña había sido recién azotada por su padre. Reci
—No tiene sentido que toques la puerta si ya estás adentro —dijo Román levantando una ceja con desaprobación. —¿Qué es esto? —Ignoró la queja por completo. —Un violín, pensé que una concertista lo reconocería más fácil. —Se estiró en su asiento mientras le dedicaba una sonrisa burlona. —Sé que e
—Román… Te estoy haciendo un favor. ¿Qué otro motivo necesitas para alejar a esa mujer de tu vida? Ha gritado a los cuatro vientos que te odia, se mantiene distante y grosera, es hija de Sorrentino. Es un potencial peligro para la empresa y para tu futuro, pero parece que no eres capaz de notarlo.
El día había llegado y mientras Román se ajustaba la corbata ante el espejo, la puerta de su habitación se abría, mostrando a July, con sus hermosos cabellos rubios recogidos y un vestido violeta que hacía lucir de manera refinada sus atributos. En sus manos pendía un sobre blanco que Román no su