—¿Qué haces fuera de la cama? —preguntó Román malhumorado y acercándose a Frida. —Ya estoy harta de esa cama —respondió sosteniendo su mirada. Aún estaba confundida, no sabía si Román era un hombre bueno o malo, pero estaba cuidando de sus hijas y ofreciéndoles lo mejor. —No es por gusto, tienes
—¡Estás loco! —exclamó Frida horrorizada. —Solo tomo precauciones… —respondió Román sin borrar su sonrisa soberbia. —¿En verdad el dinero que te robé te dolió tanto que ahora quieres torturarme? —No me dolió que te llevaras el dinero. Siempre puedo conseguir más, pero eso no fue lo único que te
Al prestar más atención, se dio cuenta que iba acompañada de un jovencito más grande que Emma. Tal vez de unos 15 o 16 años y mal encarado. Destilaba rebeldía por cada uno de sus poros. Su mirada cargada de rencor y boca torcida le hizo imaginar a Frida que era una versión más joven de Román. —Fri
Mientras Román terminaba de arreglarse el traje, Frida tomaba una ducha, untando jabón sobre su anillo de bodas, en un intento desesperado por quitárselo sin que la lastimara, pero era inútil. —Frida, no tardes. Te estaré esperando en el salón junto con las niñas. Tienes veinte minutos —dijo Román
—¡Mira! Mis padres ya llegaron… —dijo emocionada levantando su mano para llamar la atención de sus padres. Estos se acercaron gustosos. Siempre habían querido ver a Román como su yerno y entonces estrechar más la relación entre ambas familias, pero July había cometido un grave error que solo logró
La noche había seguido su curso y las niñas habían sido arropadas por su madre mientras Román buscó privacidad para hablar con su abuelo. Cuando Frida iba a tomar asiento y fingir que no se percataba de las miradas insolentes en su contra, July se plantó frente a ella con una mirada que delataba sus
Antes de que Román pudiera responder a ese desagradable comentario, Frida lo interrumpió, buscando ser igual de refinada para contestar. —Estudié danza desde los cinco años, aprendiendo ballet clásico y presentándome en eventos como el lago de los cisnes y el cascanueces, y no hablo a nivel escolar
Frida llegó hasta el estudio donde se encontraba Román, rebasó la puerta y caminó con seguridad hasta el escritorio, sus pasos hicieron que Román levantara la mirada de sus documentos. —¿No acostumbras tocar la puerta? —preguntó molesto. —Tú me llamaste… —respondió Frida cruzándose de brazos. —Re