Capítulo 60 —La amenazaNarrador:Liam no perdió el tiempo. Apenas salió del restaurante, sacó el teléfono y marcó el número que Tomás le había dado. Apoyó la espalda contra el coche y esperó.—¿Sí? —contestó una voz grave y profesional al otro lado de la línea.—Soy Liam Kane. Tomás Fernandez me pasó su contacto.Hubo una breve pausa antes de que el hombre respondiera.—Sí, ya me dijo que llamaría. ¿De qué se trata?Liam inhaló profundo.—Necesito que encuentre a alguien. Se trata de una adopción privada que ocurrió hace veintisiete años. Una mujer entregó a su hija directamente a mi madre, sin pasar por agencias ni registros oficiales. Quiero saber quién es esa mujer.El investigador chasqueó la lengua.—Si no hubo trámites formales, no será fácil. Pero hay formas de rastrear información. ¿Sabe dónde ocurrió?—En esta ciudad.—Eso ayuda. ¿Algún otro dato?Liam miró la calle sin realmente verla.—La madre adoptiva es Elena Kane, que es mi madre. Ella fue quien recibió a la ni*ña. Per
Capítulo 61 —No se trata de apellidosNarrador:Maya recibió la llamada de Elena justo cuando estaba terminando de revisar unos documentos en la oficina de la ONG. Al ver el nombre de su madre adoptiva en la pantalla, dudó un segundo antes de contestar. Sabía que la conversación con ella no sería casual.—Mamá —saludó, tratando de sonar neutral.—Hola, cariño —respondió Elena con su tono sereno de siempre —¿Estás ocupada?Maya miró los papeles sobre su escritorio. Siempre tenía algo que hacer, pero eso no importaba.—No, dime.—Quería invitarte a almorzar en la casa —dijo Elena con naturalidad —Me gustaría que pasáramos un rato juntas, solo tu y yo.Maya sintió una ligera presión en el pecho. Desde su última conversación, en la que Elena se había mostrado evasiva sobre su madre biológica, las cosas entre ellas habían estado algo tensas. Pero Maya sabía que rechazar la invitación solo empeoraría las cosas entre ellas.—Claro —aceptó, sin mostrar duda en su voz —A la hora de siempre, su
Capítulo 62 —Lo correctoNarrador:Maya sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Su cuerpo se tensó de inmediato y su mente quedó en blanco.—¿Qué? —su voz apenas salió como un susurro.Elena asintió con solemnidad.—Eres hija de Carlos, Maya. Eres una Kane… de sangre.Un escalofrío recorrió la espalda de Maya, su respiración se volvió errática y su pecho se comprimió con fuerza. Su mente se negaba a procesar lo que acababa de escuchar.—¿Qué… qué acabas de decir?—susurró, llevándose una mano a la frente, como si pudiera borrar las palabras de Elena con solo tocarlas. Pero Elena no desvió la mirada. Y en su silencio, Maya encontró la confirmación de que su mundo acababa de romperse en mil pedazos. Después de escuchar las palabras de Elena, Maya sintió como si el mundo bajo sus pies se tambaleara. Su estómago se encogió y un frío recorrió su espalda. No podía haber escuchado bien. No. No podía ser cierto. preguntó con la voz entrecortada, sintiendo que le faltaba el aire.Elena l
Capítulo 63 —Si de verdad lo amas...Narrador:El peso de la verdad la golpeó como una avalancha implacable. Maya sintió cómo sus piernas flaqueaban, cómo su pecho se comprimía hasta dejarla sin aire. No pudo sostenerse más y cayó de rodillas sobre la alfombra, con las manos temblorosas cubriéndose el rostro. Un sollozo desgarrador rompió el silencio de la habitación. Elena, conmovida y cargada de culpa, se apresuró a agacharse junto a ella, extendiendo los brazos para abrazarla, pero Maya se apartó bruscamente, alejándola con un movimiento desesperado.—¡No me toques! —exclamó, con la voz rota, entre jadeos de llanto —No puedo ni siquiera estar cerca de ti ahora mismo…Elena se quedó inmóvil, con las manos suspendidas en el aire, el dolor reflejado en su rostro.—Maya…—¡¿Cómo voy a mirarlo a la cara ahora?! —gritó, con la voz quebrándose a cada palabra —¡¿Cómo se supone que le diga esto a Liam?! —Su cuerpo temblaba incontrolablemente, sus uñas clavándose en sus propios brazos en un
Capítulo 64 —El primer besoNarrador:Maya condujo sin rumbo, sin siquiera darse cuenta de las calles que atravesaba, con la mente completamente nublada por el torbellino de emociones que la asfixiaban. Su pecho se sentía pesado, su estómago revuelto. Todo lo que conocía, todo lo que creía cierto, se había derrumbado en cuestión de minutos. Cuando por fin detuvo el coche, se encontró en la plaza donde solía reunirse con sus amigos en la adolescencia. Bajó lentamente, sintiendo que sus piernas apenas la sostenían, y caminó hasta una de las bancas de madera, dejando caer su cuerpo con el peso de la desesperación. Miró a su alrededor. El lugar seguía igual, como si el tiempo no hubiera pasado por él, como si los años no hubieran alterado su esencia. Aquí había reído, había soñado, había construido recuerdos que en ese momento parecían de otra vida. Un tiempo en el que todo era más simple, en el que su mundo aún no se había convertido en un rompecabezas imposible de resolver. Sus ojos se
Capítulo 65 —No había sido solo deseo… Narrador:Maya cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a la cabeza, tratando de contener el caos de pensamientos que la invadían. Sentía el corazón desbocado, la respiración entrecortada, el peso de la revelación aplastándola contra la realidad. No podía quedarse ahí. Se puso de pie con brusquedad, ignorando la mirada fugaz de los adolescentes que, al notar su agitación, se separaron del beso y la observaron con curiosidad. Maya dio unos pasos torpes hacia la calle, sus zapatos resonando contra el pavimento húmedo de la noche. Tenía que irse. Tenía que alejarse. Pero, ¿a dónde? Por primera vez en su vida, no tenía respuestas. Sin darse cuenta, sus pasos la dirigieron a donde siempre terminaba cuando todo en su mundo se volvía un desastre. Liam. Su departamento no estaba lejos. Lo conocía tan bien que podría llegar con los ojos cerrados. Su cuerpo se movió por pura inercia, su mente debatiéndose entre el deseo de correr a él y la necesidad
Capítulo 1 —El ultimátumNarrador:La voz de Elena resonaba en la mente de Maya como un eco persistente, cargado de urgencia y preocupación.—Maya, tu padre está muy mal. Los médicos no creen que dure más de unos días —le había dicho su madre adoptiva, con los ojos húmedos y la voz quebrada —Liam se niega a venir. Tú eres la única que puede convencerlo.Maya había intentado esquivar el peso de esas palabras, pero la mirada de Elena la mantenía anclada a la realidad.—Hace años que no hablo con él, mamá... No sé si siquiera me escuchará.—Hija, siempre te ha escuchado. Tú y él tenían un vínculo especial, incluso cuando las cosas se complicaron. Aunque haga tiempo que no hablan, sé que lo hará ahora. Necesito que lo convenzas, a como dé lugar.Desde que los padres de Liam habían adoptado a Maya, ella había sido cercana a él. Habían compartido secretos, sueños y risas que parecían indestructibles. Pero todo eso se había desmoronado tras aquel acontecimiento que los distanció para siempre
Capítulo 2 —El depredadorNarrador:El silencio en la oficina era tan denso que Maya sentía cómo cada respiración resonaba en sus oídos. Liam no apartó la vista de ella mientras se levantaba lentamente de su silla. Sus movimientos eran deliberados, llenos de una calma que solo servía para intensificar la tensión. Se estiró con una languidez que no coincidía con la dureza de su mirada. Luego, sin prisas, comenzó a caminar hacia ella. Maya no pudo evitar dar un paso hacia atrás, su espalda chocando contra el borde del escritorio que tenía detrás. Sus dedos se aferraron al mueble en un intento de encontrar algo que la anclara.—¿Tienes miedo, Maya? —murmuró él, con una voz tan baja que la obligó a contener el aliento para no perder ninguna palabra.Ella negó con la cabeza, pero el temblor de sus manos la delató. Liam sonrió con una satisfecha arrogancia, como si su miedo fuera precisamente lo que había buscado. Pasó a su lado, deteniéndose lo suficiente para que ella pudiera sentir el ca