Capítulo 62 —Lo correctoNarrador:Maya sintió que el suelo desaparecía bajo sus pies. Su cuerpo se tensó de inmediato y su mente quedó en blanco.—¿Qué? —su voz apenas salió como un susurro.Elena asintió con solemnidad.—Eres hija de Carlos, Maya. Eres una Kane… de sangre.Un escalofrío recorrió la espalda de Maya, su respiración se volvió errática y su pecho se comprimió con fuerza. Su mente se negaba a procesar lo que acababa de escuchar.—¿Qué… qué acabas de decir?—susurró, llevándose una mano a la frente, como si pudiera borrar las palabras de Elena con solo tocarlas. Pero Elena no desvió la mirada. Y en su silencio, Maya encontró la confirmación de que su mundo acababa de romperse en mil pedazos. Después de escuchar las palabras de Elena, Maya sintió como si el mundo bajo sus pies se tambaleara. Su estómago se encogió y un frío recorrió su espalda. No podía haber escuchado bien. No. No podía ser cierto. preguntó con la voz entrecortada, sintiendo que le faltaba el aire.Elena l
Capítulo 63 —Si de verdad lo amas...Narrador:El peso de la verdad la golpeó como una avalancha implacable. Maya sintió cómo sus piernas flaqueaban, cómo su pecho se comprimía hasta dejarla sin aire. No pudo sostenerse más y cayó de rodillas sobre la alfombra, con las manos temblorosas cubriéndose el rostro. Un sollozo desgarrador rompió el silencio de la habitación. Elena, conmovida y cargada de culpa, se apresuró a agacharse junto a ella, extendiendo los brazos para abrazarla, pero Maya se apartó bruscamente, alejándola con un movimiento desesperado.—¡No me toques! —exclamó, con la voz rota, entre jadeos de llanto —No puedo ni siquiera estar cerca de ti ahora mismo…Elena se quedó inmóvil, con las manos suspendidas en el aire, el dolor reflejado en su rostro.—Maya…—¡¿Cómo voy a mirarlo a la cara ahora?! —gritó, con la voz quebrándose a cada palabra —¡¿Cómo se supone que le diga esto a Liam?! —Su cuerpo temblaba incontrolablemente, sus uñas clavándose en sus propios brazos en un
Capítulo 64 —El primer besoNarrador:Maya condujo sin rumbo, sin siquiera darse cuenta de las calles que atravesaba, con la mente completamente nublada por el torbellino de emociones que la asfixiaban. Su pecho se sentía pesado, su estómago revuelto. Todo lo que conocía, todo lo que creía cierto, se había derrumbado en cuestión de minutos. Cuando por fin detuvo el coche, se encontró en la plaza donde solía reunirse con sus amigos en la adolescencia. Bajó lentamente, sintiendo que sus piernas apenas la sostenían, y caminó hasta una de las bancas de madera, dejando caer su cuerpo con el peso de la desesperación. Miró a su alrededor. El lugar seguía igual, como si el tiempo no hubiera pasado por él, como si los años no hubieran alterado su esencia. Aquí había reído, había soñado, había construido recuerdos que en ese momento parecían de otra vida. Un tiempo en el que todo era más simple, en el que su mundo aún no se había convertido en un rompecabezas imposible de resolver. Sus ojos se
Capítulo 65 —No había sido solo deseo… Narrador:Maya cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a la cabeza, tratando de contener el caos de pensamientos que la invadían. Sentía el corazón desbocado, la respiración entrecortada, el peso de la revelación aplastándola contra la realidad. No podía quedarse ahí. Se puso de pie con brusquedad, ignorando la mirada fugaz de los adolescentes que, al notar su agitación, se separaron del beso y la observaron con curiosidad. Maya dio unos pasos torpes hacia la calle, sus zapatos resonando contra el pavimento húmedo de la noche. Tenía que irse. Tenía que alejarse. Pero, ¿a dónde? Por primera vez en su vida, no tenía respuestas. Sin darse cuenta, sus pasos la dirigieron a donde siempre terminaba cuando todo en su mundo se volvía un desastre. Liam. Su departamento no estaba lejos. Lo conocía tan bien que podría llegar con los ojos cerrados. Su cuerpo se movió por pura inercia, su mente debatiéndose entre el deseo de correr a él y la necesidad
Capítulo 66 —Juntos...Narrador:Maya revolvía distraídamente su café, su mente atrapada en una maraña de pensamientos oscuros y pesados. Frente a ella, Liam la observaba con atención, con el ceño ligeramente fruncido, como si intentara leer lo que no decía.—¿Me lo dirás esta noche? —dijo él, más como una afirmación que como una pregunta.Maya levantó la vista y asintió lentamente. No tenía otra opción. Tarde o temprano, Liam debía saberlo. Solo que no estaba segura de poder decirlo sin que su voz se rompiera en mil pedazos.—Sí, esta noche —susurró.Liam suspiró, claramente frustrado, pero no presionó. En cambio, alargó la mano por encima de la mesa y atrapó la suya, entrelazando sus dedos.—Sabes que te amo, ¿verdad? —murmuró, acariciando con su pulgar el dorso de su mano —Te amo con locura, Maya. Y solo quiero que estés bien. Lo que sea que te esté atormentando… lo superaremos juntos.Maya sintió su garganta cerrarse y la urgencia de gritarle la verdad, de soltarlo todo y liberars
Capítulo 67 —Sin mirar atrásNarrador:Maya miró por la ventanilla del taxi sin realmente ver nada. Las luces de la ciudad pasaban como un reflejo distorsionado de su propia confusión. Su pecho se sentía pesado, su respiración entrecortada, pero se obligó a mantener la calma. Era la única opción que tenía. No podía quedarse. No después de lo que sabía.Cuando el auto se detuvo en la entrada del aeropuerto, tomó aire hondo antes de abrir la puerta. Bajó con movimientos automáticos, pagó al conductor y ajustó la correa de su bolso sobre su hombro. El viento frío le erizó la piel, pero nada se comparaba con el vacío que sentía por dentro.Elena la esperaba cerca de la entrada, con una expresión tranquila y calculada. Sostenía en su mano un sobre y un boleto de avión, que extendió en cuanto Maya estuvo lo suficientemente cerca.—Tu vuelo sale en una hora. Todo está listo.Maya tomó el boleto sin mirar el destino. Lo único que importaba era irse, alejarse de todo.—Gracias.Elena la observ
Capítulo 1 —El ultimátumNarrador:La voz de Elena resonaba en la mente de Maya como un eco persistente, cargado de urgencia y preocupación.—Maya, tu padre está muy mal. Los médicos no creen que dure más de unos días —le había dicho su madre adoptiva, con los ojos húmedos y la voz quebrada —Liam se niega a venir. Tú eres la única que puede convencerlo.Maya había intentado esquivar el peso de esas palabras, pero la mirada de Elena la mantenía anclada a la realidad.—Hace años que no hablo con él, mamá... No sé si siquiera me escuchará.—Hija, siempre te ha escuchado. Tú y él tenían un vínculo especial, incluso cuando las cosas se complicaron. Aunque haga tiempo que no hablan, sé que lo hará ahora. Necesito que lo convenzas, a como dé lugar.Desde que los padres de Liam habían adoptado a Maya, ella había sido cercana a él. Habían compartido secretos, sueños y risas que parecían indestructibles. Pero todo eso se había desmoronado tras aquel acontecimiento que los distanció para siempre
Capítulo 2 —El depredadorNarrador:El silencio en la oficina era tan denso que Maya sentía cómo cada respiración resonaba en sus oídos. Liam no apartó la vista de ella mientras se levantaba lentamente de su silla. Sus movimientos eran deliberados, llenos de una calma que solo servía para intensificar la tensión. Se estiró con una languidez que no coincidía con la dureza de su mirada. Luego, sin prisas, comenzó a caminar hacia ella. Maya no pudo evitar dar un paso hacia atrás, su espalda chocando contra el borde del escritorio que tenía detrás. Sus dedos se aferraron al mueble en un intento de encontrar algo que la anclara.—¿Tienes miedo, Maya? —murmuró él, con una voz tan baja que la obligó a contener el aliento para no perder ninguna palabra.Ella negó con la cabeza, pero el temblor de sus manos la delató. Liam sonrió con una satisfecha arrogancia, como si su miedo fuera precisamente lo que había buscado. Pasó a su lado, deteniéndose lo suficiente para que ella pudiera sentir el ca