Capítulo 45 —Descubrimientos inesperados
Narrador:
Maya estaba sentada frente a su computadora en la mesa del comedor. El suave resplandor de la pantalla iluminaba su rostro mientras navegaba entre registros civiles y bases de datos, su ceño ligeramente fruncido. Los números, nombres y fechas pasaban rápidamente, pero no parecía encontrar lo que buscaba. Su concentración era absoluta, tanto que no escuchó la puerta abrirse ni los pasos de Liam acercándose con un café en la mano.
—Deberías tomar un descanso, Maya —dijo Liam con voz baja, colocándole la taza de café a un lado y dejando un suave beso sobre su cabeza.
Ella se sobresaltó levemente al escuchar su voz, pero no apartó los ojos de la pantalla.
—No puedo, todavía no termino.
Liam observó el contenido
Capítulo 46 —Yo no fui su prioridad...Narradro:Maya tenía las manos apoyadas sobre el teclado de su computadora, pero no estaba escribiendo. Sus dedos temblaban ligeramente, y su mirada estaba fija en la pantalla, aunque sus ojos no enfocaban realmente las palabras frente a ella. Había estado revisando registros civiles, bases de datos públicas y cualquier archivo que pudiera darle una pista sobre la madre biológica de Tomás. Los detalles que él le había dado eran pocos, casi insignificantes, pero lo suficiente como para mantenerla trabajando desde el amanecer.El apartamento estaba en completo silencio, excepto por el leve zumbido del ventilador de su computadora. Maya se había prometido que terminaría pronto, pero horas después, seguía allí. Sentía una extraña mezcla de urgencia y frustración,
Capítulo 1 —El ultimátumNarrador:La voz de Elena resonaba en la mente de Maya como un eco persistente, cargado de urgencia y preocupación.—Maya, tu padre está muy mal. Los médicos no creen que dure más de unos días —le había dicho su madre adoptiva, con los ojos húmedos y la voz quebrada —Liam se niega a venir. Tú eres la única que puede convencerlo.Maya había intentado esquivar el peso de esas palabras, pero la mirada de Elena la mantenía anclada a la realidad.—Hace años que no hablo con él, mamá... No sé si siquiera me escuchará.—Hija, siempre te ha escuchado. Tú y él tenían un vínculo especial, incluso cuando las cosas se complicaron. Aunque haga tiempo que no hablan, sé que lo hará ahora. Necesito que lo convenzas, a como dé lugar.Desde que los padres de Liam habían adoptado a Maya, ella había sido cercana a él. Habían compartido secretos, sueños y risas que parecían indestructibles. Pero todo eso se había desmoronado tras aquel acontecimiento que los distanció para siempre
Capítulo 2 —El depredadorNarrador:El silencio en la oficina era tan denso que Maya sentía cómo cada respiración resonaba en sus oídos. Liam no apartó la vista de ella mientras se levantaba lentamente de su silla. Sus movimientos eran deliberados, llenos de una calma que solo servía para intensificar la tensión. Se estiró con una languidez que no coincidía con la dureza de su mirada. Luego, sin prisas, comenzó a caminar hacia ella. Maya no pudo evitar dar un paso hacia atrás, su espalda chocando contra el borde del escritorio que tenía detrás. Sus dedos se aferraron al mueble en un intento de encontrar algo que la anclara.—¿Tienes miedo, Maya? —murmuró él, con una voz tan baja que la obligó a contener el aliento para no perder ninguna palabra.Ella negó con la cabeza, pero el temblor de sus manos la delató. Liam sonrió con una satisfecha arrogancia, como si su miedo fuera precisamente lo que había buscado. Pasó a su lado, deteniéndose lo suficiente para que ella pudiera sentir el ca
Capítulo 3 —La rendicionNarrador:Maya respiraba con dificultad mientras Liam se separaba ligeramente, apenas lo suficiente para mirarla directamente a los ojos sin dejar de mantenerla acorralada contra la pared. Su corazón martillaba en su pecho, desbocado por la mezcla de emociones que la invadía. Sabía exactamente por qué estaba allí, y no había lugar para preguntas ingenuas o negaciones.—Así no —dijo él con calma, pegando su cuerpo un poco más al de ella —No me mires como si no supieras por qué estás aquí.Maya sintió que el aire se volvía más denso. No había escapatoria, ni física ni emocional. Su dignidad estaba colgando de un hilo, y él lo sabía. Pero no iba a permitir que él lo disfrutara sin resistencia.—Haz lo que tengas que hacer —dijo con la barbilla en alto, aunque su voz tembló ligeramente.Liam ladeó la cabeza, esa sonrisa cínica que era tan cruel como magnética apareciendo de nuevo.—¿Así de fácil? No, Maya. Quiero que lo sientas. Quiero que entiendas lo que signifi
Capítulo 4 —TérminosNarrador:Liam se levantó de la cama, dejándola aún envuelta en el silencio que había caído sobre ellos. Su figura, alta y dominante, se recortaba contra la luz tenue de la habitación mientras recogía una toalla.—Voy a quedarme en el cuarto de huéspedes esta noche —dijo, su voz calmada pero autoritaria —En el baño tienes más toallas limpias, si las necesitas. Tómate tu tiempo para ducharte. —Maya lo miró, aún temblando, pero tratando de recuperar algo de compostura. Sentía su cuerpo entumecido por la intensidad de lo que había pasado, pero asintió ligeramente. Liam se acercó al cajón y sacó un pantalón deportivo y una camiseta suya, colocándolos cuidadosamente sobre la cama. —Póntelos cuando termines. Te estaré esperando en la cocina —continuó, sin mirarla directamente esta vez —Hay algo que necesitamos discutir.Maya lo observó salir de la habitación, su porte inquebrantable y su presencia llena de control. Escuchó el eco de sus pasos alejarse antes de reunir el
Capítulo 5 —En sus propios términosNarrador:Cuando aterrizaron los estaba esperando un limosina. Maya se sentó frente a él, sus dedos tamborileando nerviosamente el bolso. Luego de un rato, Liam apartó su vista de la pantalla y la fijó en la joven, quien abrazaba ese accesorio contra su cuerpo mientras frotaba la correa. No pudo evitar recordar la primera vez que la vio... con una claridad inquietante, el día que Maya llegó a su casa por primera vez. Él tenía doce años, y ella era solo una ni*ña pequeña de cinco. Estaba sentado en las escaleras del vestíbulo, observando cómo Elena entraba con una niña delgada, de cabello alborotado y mirada asustada. Maya llevaba una mochila demasiado grande para su tamaño, apretada contra su pecho como si fuera un escudo.—Liam, ven aquí —le llamó su madre, su tono suave pero firme —Quiero presentarte a alguien especial —Él había bajado las escaleras con pereza, sin protestar, ya que estaba acostumbrado a las insistencias de Elena. Pero cuando llegó
Capítulo 6 —La conversación incómodaNarrador:La cena había sido tranquila, aunque cargada de una tensión sutil que Maya no podía ignorar. Elena, con su calidez habitual, no dejó de intentar llenar los silencios con comentarios amables y recuerdos del pasado.—Es tan bueno tenerte en casa, Liam —dijo Elena con una sonrisa, observando a su hijo con una mezcla de orgullo y melancolía —Más allá de las circunstancias, me hace feliz que estemos todos juntos nuevamente. —Liam no respondió de inmediato. Se limitó a asentir y a tomar un sorbo de su vino, evitando los ojos de su madre. —¿Sabes? —continuó Elena, mientras se servía un poco más de ensalada —Hace unos días me encontré con Anne. Seguro la recuerdas, ¿verdad? Salieron juntos un tiempo. —Liam arqueó una ceja, pero no dijo nada. Maya observó la interacción, sintiendo que había una historia ahí que desconocía. —Ella preguntó por ti. Me dijo que si hablaba contigo, te dijera que te comunicaras con ella. Me pareció curioso, porque parec
Capítulo 7 —Delirios de un moribundoNarrador:Maya había pasado la noche en vela, sus pensamientos girando como una espiral interminable. Cada crujido de la casa, cada sombra que se movía bajo la luz de la luna, le hacía contener el aliento. La idea de que Liam pudiera irrumpir en su dormitorio para consolidar ese "trato" que había impuesto era una posibilidad que la mantenía alerta. Pero la noche transcurrió sin incidentes. Liam no apareció, y Maya se sintió tan aliviada como agotada cuando los primeros rayos del sol iluminaron su habitación. En el desayuno, trató de mantener la calma mientras entraba en la cocina. Liam estaba sentado a la mesa, perfectamente arreglado, con una taza de café en una mano y el teléfono en la otra.—Buenos días —saludó ella, intentando sonar casual.—Buenos días —respondió él, levantando la vista para mirarla —¿Cómo dormiste?—Bien —mintió Maya, esforzándose por que su voz no temblara.Liam esbozó una sonrisa ladeada y dejó su teléfono a un lado.—Me al