Capítulo 48 —AnaNarrador:Maya no podía dejar de pensar en Liam y en cómo reaccionaría cuando descubriera que había emprendido este viaje sin decircelo. Tomás, por su parte, mantenía una conversación ligera, pero Maya notaba la tensión en su tono, como si también estuviera procesando la magnitud de lo que estaba a punto de hacer.—Gracias por acompañarme —dijo él de pronto.Maya se obligó a sonreír.—No tienes que agradecerme. Sé lo importante que es para ti.Tomás soltó una leve risa.—Aun así, no habría llegado hasta aquí sin ti. El detective tuvo acceso a ciertos archivos gracias a la ONG. Sin tu ayuda, no hubiera logrado llegar a esta mujer —explicó él, con la mirada fija en la carretera.Maya se tensó ligeramente. Sabía que la organización con la que trabajaba manejaba información confidencial sobre casos de mujeres en situaciones vulnerables, pero nunca había considerado que eso pudiera servir para algo tan personal como esto.—No creo que haya sido solo por mí —respondió ella,
Capítulo 49 —La cabaña en medio del bosqueNarrador:Maya se mordió el labio mientras miraba el teléfono en su mano. La señal en la carretera era intermitente, y la noche ya había caído cuando el coche de Tomás empezó a dar problemas. Estaban a poco de haber salido del pueblo, cuando el vehículo comenzó a hacer ruidos extraños, hasta que finalmente se apagó en un tramo desolado de la carretera. Tomás intentó arrancarlo varias veces sin éxito. Tomás golpeó el volante con frustración, exhalando pesadamente.—Genial… simplemente genial —murmuró, pasando una mano por su cabello mientras miraba el tablero del coche como si esperara que se arreglara solo.Maya miró alrededor. La carretera estaba completamente oscura, con solo un par de faros en la distancia anunciando algún vehículo que pasaba esporádicamente.—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó, cruzándose de brazos.—Podría llamar a una grúa, pero a esta hora… —Tomás consultó su reloj —No van a venir en menos de tres horas. Tal vez lo mejor
Capítulo 50 —El apellido KaneNarrador:Maya se apoyó en el lavabo, dejando caer la cabeza hacia adelante con un suspiro. Se mojó la cara con agua fría, tratando de disipar la sensación de incomodidad que se había instalado en su pecho desde que entraron en la habitación.Entonces, un golpe suave en la puerta la sacó de sus pensamientos.—Maya —llamó Tomás desde el otro lado—Voy a pedir algo de comer. ¿Qué te apetece?Ella parpadeó y levantó la cabeza, mirándose en el espejo.—Lo que tú pidas está bien —respondió con voz neutra.Hubo un breve silencio antes de que él hablara de nuevo.—¿Y de beber?—Nada de alcohol —dijo inmediatamente—So
Capítulo 51 —No era LiamNarrador:Maya despertó con la sensación de un peso extraño sobre su pecho. Parpadeó un par de veces antes de recordar dónde estaba. Giró la cabeza y vio a Tomás aún dormido a su lado. Él estaba volteado hacia ella, respirando de manera profunda y tranquila. Su rostro relajado le confería un aire de serenidad que pocas veces había notado en él. Sus facciones eran atractivas, sin duda. Tomás era un hombre apuesto, con una presencia firme pero sin la intensidad arrolladora de Liam. Sus labios se curvaban ligeramente en una mueca pacífica, y por un instante, Maya se permitió la idea de que cualquier otra mujer encontraría en él una compañía perfecta. Pero no era Liam. La idea la golpeó con fuerza, instalándose en su pecho como un recordatorio de lo inevitable. No importaba lo atractivo que fuera Tomás, ni lo fácil que podía resultar hablar con él. No era Liam. No la miraba con esos ojos cargados de deseo salvaje y devoción silenciosa. No la tocaba como si el solo
Capítulo 52 —Hacer las cosas bienNarrador:Liam conducía en silencio, su mirada fija en la carretera, sus manos firmes en el volante. El único sonido en el coche era el ronroneo del motor y el leve zumbido de los neumáticos contra el asfalto. No había intentado hablarle desde que la recogió. Ni una sola palabra. Maya lo observó de reojo, tratando de descifrar qué pasaba por su mente. Sabía que Liam no era de los que explotaban de inmediato; él era más del tipo que contenía todo hasta que no podía más, y cuando lo hacía, arrasaba con todo. Cada minuto que pasaba en ese mal*dito silencio la ponía más tensa. Decidió girar la cabeza hacia la ventanilla, tratando de ignorar el ambiente denso que los envolvía, pero la incomodidad la carcomía por dentro. De repente, Liam estiró la mano y encendió la radio. El sonido llenó el coche de inmediato, interrumpiendo el mutismo sofocante. Maya frunció el ceño y, sin dudarlo, llevó la mano al panel y apagó la radio.—No hagas eso —murmuró Liam, sin
Capítulo 53 —El frío metalNarrador:Liam respiraba pesadamente, sus ojos clavados en los de Maya con una intensidad abrasadora. Ella también jadeaba, su pecho subiendo y bajando con rapidez, sus labiosentreabiertos, sus pupilas dilatadas por la furia… o por otra cosa.Él no lo pensó más.Con un solo paso, acortó la distancia entre ellos, atrapándola entre su cuerpo y el auto. Sus manos aferraron su cintura con una fuerza que bordeaba la desesperación, y sin darle oportunidad de reaccionar, sus labios se estrellaron contra los de ella en un beso que no pedía permiso, que no tenía paciencia ni dulzura, solo urgencia y necesidad.Maya gimió contra su boca, sus manos buscando a tientas su nuca, enredando los dedos en su cabello, apenas tuvo tiempo de procesar el cambio en la mira
Capítulo 54 —Eres el amor de mi vidaNarrador:El auto avanzaba por la carretera desierta, con el motor ronroneando suavemente y el viento nocturno colándose entre los árboles. Maya se acomodó mejor en el asiento del copiloto, su mirada fija en la línea interminable del asfalto iluminado por los faros. Sabía que Liam no querría hablar de Tomás, pero también sabía que si no lo hacía ahora, la tensión entre ellos nunca desaparecería.—Sé que no quieres hablar de Tomás —dijo finalmente, con un tono pausado, midiendo sus palabras —Pero quiero contarte lo que pasó.Liam mantuvo la vista en la carretera, su mandíbula tensándose por un instante antes de soltar un largo suspiro. Luego, sin apartar la mirada del camino, asintió con un leve movimiento de cabeza.—Está bien —dijo, su voz más calmada de lo que Maya esperaba —Habla de él. —Maya parpadeó, sorprendida por la falta de resistencia. Se mordió el labio, intentando entender su repentino cambio de actitud, pero antes de que pudiera decir
Capítulo 55 — Té con galletasNarrador:Cuando llegaron al apartamento, Liam apagó el motor y soltó un suspiro pesado, apoyando la cabeza contra el respaldo del asiento. Maya esperó unos segundos antes de moverse. Sentía que aún había un aire denso entre ellos, pero al menos ya no estaba cargado de rabia o celos. Él giró el rostro hacia ella, con esa mirada intensa que siempre la dejaba sin aliento. No había enojo en sus ojos, solo cansancio y algo más profundo, una especie de resignación mezclada con comprensión.—No me gusta —soltó de repente, con voz baja y grave.Maya frunció el ceño.—¿Qué cosa?Liam suspiró y se pasó una mano por el cabello, despeinándolo más de lo que ya estaba.—No me gusta que hayas ido con Tomás a buscar a su madre y sin decirme nada. No me gusta que hayas pasado la noche con él, eso me enferma en realidad, ni que hayas estado tan involucrada en algo tan personal. Me molesta, Maya. Me jode más de lo que quiero admitir.Maya apretó los labios. Sabía que Liam