Clara agradeció a sus adentros tener una bolsa de boxeo libre para poder golpear con fuerza. Necesitaba desquitar toda la bronca que tenía dentro. Golpe tras golpe, patada tras patada recibió la bolsa que se movía de un lado al otro por la fuerte zarandeada que le estaba dando la castaña.Clara estaba furiosa con Ivan, la tenía confundida y esa confusión la ponía aún más furiosa.-¿Qué quieres de mí?- gruñó por lo bajo, dando otro golpe con sus nudillos que le dolió pero ignoró.Mientras la joven seguía practicando, no notó las miradas celosas de sus compañeros. Tenían envidia de esa misteriosa muchacha que había llegado de la nada y se había convertido en una de las guardaespaldas principales del señor White sin siquiera pasar el arduo y dificultoso entrenamiento.Cualquier otro hubiese tardado años en poder llegar siquiera a conseguir un puesto tan prestigioso como ese. ¿Ser la mano derecha de Ivan? Ese puesto no lo tenía cualquiera, tenía que ser alguien de confianza.En las famili
“¡No lo puedo creer! ¿Van a coger mientras estoy aquí?” Pensó la joven mordiéndose con fuerza el labio inferior hasta sentir dolor. Quería llorar, necesitaba salir de allí o arrancarse los oídos, lo primero que pudiera conseguir, pero por nada en el mundo quería escuchar a esa mujer gemir gracias a Ivan.Miró hacia la puerta, aún estaba entreabierta.“Sin tan solo pudiera llegar hasta allí” Pensó cerrando los puños con fuerza “Deben estar muy concentrados devorándose el uno al otro, no creo que me noten” Pensó contando hasta diez.---Ivan estaba encima de la mujer, posicionado entre sus piernas, aún estaban con ropa, aunque él ya había visto que la mujer no tenía nada debajo del vestido, eso no lo calentó ni un poco. Antes, la simple imagen hubiese sido suficiente para que se lanzara como una bestia sobre su presa y entrara con su dureza de una sola estocada. Pero ahora estaba besando salvajemente a esa mujer que no dejaba de gemir de forma escandalosa intentando que su cuerpo respon
Sus bocas se fusionaron en una danza caliente y húmeda que parecía no tener fin. Ivan jamás había sentido su alma gritar y saltar de alegría y de excitación por besar a una mujer.Siempre había sido su cuerpo quien respondía ante el tacto femenino, pero ahora se sentía muy lejos de allí, como si flotara en la habitación sintiéndose completo. La sola idea de que ese beso alguna vez se terminara lo asustaba.¿Cómo podría volver a ser el mismo luego de besar esos labios que parecían haber nacido para encastrarse con los suyos?Los dos cuerpos que parecían uno comenzaron a caminar juntos con pasos erráticos hacia la cama, hasta que Clara sintió detrás de sus rodillas el borde del colchón perdiendo el equilibrio y cayendo de espaldas a la suave cama con Ivan arriba suyo que apoyó sus antebrazos a los costados de su cuerpo para no aplastarla con su peso.No dejaron de besarse en ningún momento, Clara estaba embriagada por el sabor de ese hombre, sus manos temblorosas e inexpertas se desliza
Apenas reveló su secreto, Clara se arrepintió de haberlo hecho, especialmente al ver cómo el rostro de su jefe y ahora amante se volvía pálido y su mirada oscura y llena de deseo desaparecía. Quiso llorar, lo había arruinado todo, pero creía que era mejor arruinarlo en ese momento y no cuando el joven se diera cuenta que era pésima en la cama porque no tenía idea de cómo complacerlo como esas mujeres que entraban a su cuarto por las noches. Clara tomó su remera que estaba arrugada a un costado y se cubrió su pecho con vergüenza. -Lamento haberte decepcionado- exclamó con la voz quebrada, tragándose las lágrimas cargadas de vergüenza. Se levantó de la cama a punto de salir corriendo, de no ser por una mano tímida que tomó con suavidad pero con firmeza su muñeca y no la dejó huir. “¿Qué más quiere de mí? Un poco de piedad nada más necesito” Sollozó a sus adentros antes de girarse hacia el joven y ver que la observaba con una mirada suplicante que sentía que solo estaba en su imaginac
Ivan soltó el beso y se alejó de Clara. Ella automáticamente sintió un vacío en su ser, como si le faltara una pieza, hizo un puchero suplicante a su amante quien sonrió y acarició con su pulgar el borde de los labios hinchados de la joven transando su redondeada curva.-Tranquila, no voy a dejarte- respondió leyendo sus pensamientos- Solo voy a atenuar las luces y buscar algo al baño- le explicó mientras se incorporaba de la cama- No tardaré más de diez segundos.- prometió.-Uno…- murmuró Clara con una sonrisa divertida. Ivan la miró sorprendido y vio cómo volvía a hacer el puchero- Dos…-Con que así…- dijo divertido, corriendo hacia el baño.Clara rió al ver su pequeña corrida hacia el otro cuarto, se lo veía tan relajado y hasta infantil que distaba mucho de la imagen tensa y amenazante que mostraba puertas afuera. Se sintió afortunada de poder ver su lado más humano.-Siete…- exclamó cuando Ivan volvió al cuarto y atenuó la luz del techo a un tono anaranjado que hizo el ambiente m
La lengua de Ivan había sido la única en explorar su intimidad y aún así podía estar segura de que era un experto en esto porque la estaba haciendo sollozar y retorcerse en la cama mientras la sostenía con firmeza de sus muslos concentrándose solo en mover su lengua de adentro hacia afuera en su entrada como si la penetrara. Rápidamente su placer se intensificó cuando un dedo que tomó saliva de su boca se presionó contra su clítoris y comenzó a hacer círculos suaves que cada vez se intensificaron más cuando su cuerpo reaccionó ante el tacto y la nueva sensación que la electrificó por completo. -Ah…- gimió tímidamente mareada por las sensaciones- Ah… ah…. Ivan tomó esto como una buena señal y sin dejar de mover su lengua de adentro hacia afuera, aunque su mandíbula comenzara a entumecerse, tanteó el colchón hasta que encontró el frasco de lubricante y embadurnó su mano derecha con el líquido. Esperó unos segundos a que el líquido viscoso se calentara para dejar de mover su lengua y l
Un frío helado recorrió el cuerpo desnudo y cubierto de marcas de amor de la joven. Las sábanas se habían caído en alguna parte del suelo del cuarto de su jefe y ahora estaba vulnerable a la baja temperatura que de repente la había golpeado. Aun con los ojos cerrados se acurrucó aún más en el colchón y tanteó el otro lado de la cama, exigiendo aún en silencio que el cuerpo de su amante la envolviera entre sus brazos y le compartiera su calor.Pero cuando su mano tanteó la zona, estaba vacía y no solo eso, sino que también estaba fría, como si hace rato que nadie hubiera estado ocupando ese lado de la cama.Aún un poco dormida y confundida por el sueño, abrió un solo ojos observando el lugar del colchón blanco y sin arrugas. Una profunda angustia la invadió cuando abrió ambos ojos y se sentó en la cama buscando indicios de Ivan por algún lado de la habitación.No estaba allí y desde su lugar podía ver la puerta abierta del baño que indicaba que tampoco estaba allí.Suspiró pesadamente
-S-Señor yo….- Clara exclamó con la voz temblorosa.Realmente no sabía qué decir, si él ya sabía todo, no tenía sentido mentirle y poner una excusa estúpida que saliera de sus labios que temblaban de terror.-Tranquila, en realidad no te llamé por eso- respondió con una expresión que Clara sintió que era de diversión, como si se regocijara de su sufrimiento.La joven volvió a sentarse en la silla, no por cortesía, sino porque sentía que sus piernas se estaban por doblar y caería de rodillas contra el suelo.Trató de respirar por la nariz profundamente para recomponer la compostura mientras esperaba que ese maldito hombre le dijera de una vez que quería de ella.-Eh visto que te llevas bien con Erik Black el hijo mayor del Grupo Luna. ¿Eres consciente de que son nuestros enemigos?- inquirió clavándole los ojos negros iguales a los de su amante, pero a diferencia de los de Ivan, estos eran asesinos y le causaban terror.-Y-Yo… si, lo sé señor.- respondió avergonzada. Ahora prefería que