―Ya se está despertando―dice la voz de Kieran, quien me está sosteniendo entre sus brazos, justo donde los hombres de Einar me dejaron― ¿te encuentras bien?
―Creo que sí―le digo― ¿ya se fueron?
―No hay nadie aquí―me responde―regresamos porque te escuché en mi mente y asumí que algo andaba mal.
―No tienes ni idea―le señalo y le cuento todo lo que pasó―luego que se fueron, me asusté de ver las garras, ¡por Dios! ―mi voz sale en un hilo―no sabía que podía cambiar por partes o que pudiera hacerlo antes de cumplir la mayoría de edad.
Todos los presentes me miran con asombro, algunos se pasan la mano por la cabeza, alguien grita de asombro y otros se llevan la mano a la boca.
―Trata de calmarte―me susurra al oído, pero sus músculos se tensan―ya estás a salvo.
― ¡No estamos bien! ―estalla Kyle y toma su teléfono celular―ya me va a escuchar―se va al otro lado del jardín para poder hablar. Maikan y Ketin lo acompañan.
―Toma―Kayra me pas
Es el tercer día de entrenamiento concentrado que indicó Kyle. ―Levántate, de nuevo―me dice Kieran cuando me derriba otra vez. Creo que lo ha hecho como unas mil veces hoy o eso es lo que sienten mis músculos. Por lo menos ya puedo ver y escuchar sus golpes, pero él no da solo uno, cuando siento el primero, el segundo da justo en el blanco― ¿qué? ¿ya te rendiste o qué? ―me reta y yo me levanto y lo fulmino con la mirada―tu vista no da golpes, tienes que usar tus puños o tus pies y no quiero nada de pucheros. No va a funcionar cuando vengan por ti. ―Eres un maldito nazi―me quejo y me hierve la sangre. Este Kieran no se parece en nada al que se enrosca en mi cuerpo cuando quiere dormir. ―Díselo al secuaz de tu padre cuando te meta en una bolsa y te lleve, porque te defiendes como una nenita―me espeta para enojarme aún más―ahora, ven y golpéame―sus puños están listos para encestarme sus golpes, pero escucho el aire cuando mueve uno de sus brazos hacia mi cara y
Las heridas de Velkan se van recuperando poco a poco, a medida que mi sangre hace su efecto. Los cortes más mortales ya se han cerrado y solo le queda la camisa rasgada con las marcas de las garras que lo atacaron. Ahora él se encuentra a salvo, en uno de los sofás del despacho del alfa, en los brazos de su pareja, quien no para de llorar de alegría por saber que se va a recuperar. Pero eso no hace que me recupere del bombazo que me acaba de tirar. Desde que tengo uso de memoria, la idea de una madre era eso, una idea, no algo real, que yo pudiera siquiera tocar. Ahora sé que está en alguna parte olvidada por tanto tiempo. Mi madre está viva. Tengo dos hermanos. Están en unas mazmorras. Toda mi familia metida en un calabozo. El corazón me duele y me pesa demasiado por algo que pensaba que estaba perdido.Tengo hermanos reales, no los que mi vida en casa de Richard me dio. Gemelos. Velkan recobra el color y se
―Creo que sé lo que busca Einar―me dice Richard cuando ya estoy sentada en uno de los sofás de la habitación que utiliza como oficina, mientras él busca uno de los libros que estuvo revisando hace un momento y me lo pasa―aquí está―abre el libro y me señala un párrafo y yo leo. ―Sana la sangre, la sangre del más fuerte. En armonía yace, en armonía somete. La fortaleza de la sangre al mundo rige―al principio no entiendo absolutamente nada. Entonces lo veo, la sangre que sana es la mía―habla de mi sangre y la sangre más fuerte. ―Así es, la sangre de un alfa―explica Richard―pero no de cualquier alfa―añade―la sangre más fuerte, debe hablar de un alfa con un linaje de generaciones y Einar lo es―me dice y yo quedo con los ojos como platos―tanto el padre como la madre de Einar tienen sangre de alfa, eso lo hace fuerte―prosigue con su explicación, para mi asombro―pero la siguiente parte es la que me preocupa y es por eso por lo que Einar quiere tu sangre, para mezclarla con l
Cuando salimos de la fiesta en el ala de los jóvenes, caminamos directo hasta la habitación y abrimos la puerta a toda prisa. La cerramos y quedamos él y yo a solas, lo que me hace tragar en seco. ―Creo que no nos volverán a invitar al área de los jóvenes―le digo a Kieran que ajusta su torso a mi espalda cuando me aprieta por la cintura con ambas manos. Su cabeza se reclina en el hueco que se forma entre mi cuello y mi hombro, aspirando con fuerza y haciéndome que mis piernas se sientan débiles de repente. ―Me tienes tan excitado―susurra en mi oído, repartiendo besos por mi cuello que hacen que mis pezones se endurezcan. Su mano se cuela entre mis pantalones buscando mi centro, provocando que suspire con fuerza. Entonces vuelvo a oler su esencia, aquella que me estaba volviendo loca hace un rato en la sala común de los jóvenes. Lo saboreo en mi lengua y lo trago, lo que provoca que me quiera volver loca, así que giro y tomo a Kieran por el suéter y empiezo a quitárse
― ¡Maldito Kieran! ―grito mientras golpeo la puerta una y otra vez frustrada.―Sé que debes estar molesta ahora, pero todo ha sido por tu bien, Bianca―me dice Velkan desde el otro lado de la puerta. ― ¿Molesta? ―me burlo―te voy a mostrar cuál es el significado de esa palabra cuando te ahorque con mis propias manos. ―Solo no intentes nada raro, como tratar de escalar por la chimenea o algo―me advierte Velkan―sé que te curas muy rápido, pero una caída de tres pisos te puede matar instantáneamente. ―Por qué mejor no te largas sin decir nada, como lo hizo Kieran―le espeto―o mejor todavía, ignórame y no me des la cara. ―Sí, sí, ya me voy―me dice más calmado―solo espero que entiendas que es por tu bien. ― ¡Por mi bien mis narices, Velkan! ―le grito otra vez―decidieron encerrarme como si fuera un perro, ni siquiera me dieron oportunidad a explicar mis razones. Velkan no me vuelve a contestar, en cambio, escucho sus pasos por el corredor qu
Estaba tan cerca de entrar a la casa de la manada Plata. En cambio, ahora estoy atrapada por unos guardias me llevan en un auto, con una bolsa en la cabeza, una mordaza en la boca y las manos atadas al frente. Nada me gustaría más que utilizar mi voz de alfa, ejercer mi voluntad sobre ellos y escabullirme, aunque, pensándolo mejor, si la utilizo voy a delatar qué soy. Si alguno de estos llega a saber que tengo sangre de alfa, podrían llevarme directo con Einar y ahí sí que me presentaría en bandeja de plata, tal y como teme Kieran. Kieran. No debería saber que estoy aquí atrapada, aunque estoy segura de que vendría a rescatarme. Luego querría arrancarme la cabeza, claro. Intento forcejear para tratar de liberar mis manos, pero es inútil. Tenía que intentarlo. ―Tranquila―dice uno de los guardias―quédate quieta o te harás daño―me agarra con sus sucias manos y yo trato de quitármelas de encima― ¡chsss! ―sisea―ya, cálmate.<
― ¿Estás bien? ―pregunta la hermosa mujer de treinta muchos que está frente a mí. Sus manos me tocan temblorosamente. Su sonrisa es algo tímida y su tacto es más cálido de lo que alguna vez pude pensar. Mi madre. Cuánto tiempo pensé que esa frase no me estaba permitida. Sigue sintiéndose raro. En mi condición de huérfana, reprimí el pensar en ella siquiera, por lo menos en los últimos cinco años, cuando entendí que tenía que continuar con mi vida sin la presencia de una mamá. Pero, en esos sueños que una no puede controlar, cuando estás totalmente relajada durmiendo profundamente, me imaginaba con una, aunque en realidad solo me reía con ella y jugaba a que no me atrapaba. Era cuando me despertaba y pensaba que eran pesadillas, porque la realidad me golpeaba y ese sueño solo se burlaba de mí con ganas y de la forma más descarada posible. Una madre era una ilusión en la vida de una huérfana. Pero ahora la encontré, está aquí y se está preocupando de mí
Mi cerebro empieza a salir de la sorpresa y a procesar lo que está pasando. La cara conocida me hace reír de alivio. ― ¡Dios, Velkan! ―mi corazón vuelve a tener las revoluciones en modo normal―pensé que eran los eruditos que venían a buscar más muestras de sangre. ―A esos los dejamos durmiendo en el laboratorio―me responde―aunque no estoy seguro por cuánto tiempo, los drogamos y cerramos ese pabellón por dentro, pero los guardias tienen otras formas de entrar, así que suban rápido―nos apura y le doy paso a mi madre para que escale, luego van los gemelos y yo los sigo al final. Velkan me mira con cara de pocos amigos y yo le devuelvo la mirada, porque recuerdo que estoy enojada con él. ¡Él está de parte de Kieran y fue quien me encerró en la habitación para empezar! ¡Y se dice mi hermano! Cuando ya estamos arriba, veo que Frans acompaña a Velkan en lo que asumo es la misión de rescate a mi familia, que debe haber armado Ketin. Frans hace un ges