Marianne POVVolvía a sentirme frustrada.—Pero, entonces podrías utilizar gafas. Edgard, podrías ver algo. Podrías ver.—Me gustaría ser capad de verte.—Dijo suavemente. Bajó la cabeza y se mordió el labio.—Perdón, tendría que haberte hablado de esto antes. Debería haberte explicado mis razones…—No las comprendo.—Lo sé.—Suspiró.—Pero, es mi decisión.—¿Lo considerarás por lo menos?—¡No crees que ya lo hago!—Casi gritó. Cerró las manos en puños a cada lado de su cuerpo.—Marianne, no sabes lo que significa ser ciego…—Pues enséñamelo.—Susurré.—Lo he intentado.—¡Entonces inténtalo otra vez! ¡Y luego otra hasta que lo entienda! Enséñame los motivos por lo que no puedes operarte.—Mi voz se volvió más fuerte con cada palabra.Él suspiró y se quitó las gafas, dejándolas sobre la cabeza. Se frotó los ojos.—Marianne, yo… lo consideraré. Pero no te prometo nada.—¿Por qué no me lo contaste?—Me moví incorporándome completamente.—No sabía que tenía que decírtelo.—Abrí la boca para decir alg
Marianne POVNo sé porqué pero las palabras salieron. Mis labios no me hicieron caso. Traté de evitarlo antes de que las palabras saliesen de mi boca, pero simplemente… no pude.—Pensaba que romper conmigo.Se puso rígido inmediatamente, su boca dejó de moverse.—¿Cómo pudiste pensar eso?—Estabas… estabas tan… tan enfadado. La forma en que tu rostro se contrajo. Pensé que te había hecho demasiado daño.—Farfullé mi explicación.—Yo nunca te dejaré. Eres mía y yo soy tuyo. Preferiría morir a estar lejos de ti.—Dejé de aguantar la respiración y antes de que pudiese desahogarme completamente la boca de Edgard volvió a estar sobre la mía. Gemí contra sus labios y él sonrió abiertamente, acercándome más a él.—Te amo, Marianne.—Yo también te amo.—Susurré. Ligeramente presioné mi frente contra la suya.Llamaron con suavidad a la puerta.—¿Va todo bien?—Preguntó Carl cuidadosamente, como si tuviese miedo de interrumpir algo. Enderecé la espalda y traté de quitarme cualquier rastro de lágrima
Marianne POV—Eso fue diferente.—Dije entre dientes.—Aquí hay que hacer otro tipo de movimientos.—Eso fue diferente.—Dije entre dientes.—Aquí hay que hacer otro tipo de movimientos.—Te llevaré al centro de la pista y bailaré contigo toda la noche si no…—Sonrió con maldad cuando dejó inacabada la frase.Gemí.—Bien, bien. Un baile.Me sonrió con astucia.—Dos, y tendremos un trato.Tiré de él hacia donde estaban todos bailando sin decir nada más. Vi a sus padres deslizándose por la pista. Ellos estaban en su propio pequeño y feliz universo. Mirándose detenidamente el uno al otro con ojos de amantes.No sabía que canción estaban tocando, aunque estaba formada por flautas y violines. Edgard me cogió por la cintura y por mi mano, acercándome a él. Empezó a girarme siguiendo perfectamente el ritmo. Estaba impresionada. ¿Cómo podía hacerlo sin que ambos chocásemos? ¿Cómo podía hacerlo y no golpear a los que estaban a nuestro a
Marianne POV—Helena y yo nos sentimos como si ya formases parte de la familia. Debo decir, que Helena se a encariñado contigo.—Yo también le he cogido cariño a Helena.—Recordé nuestra visita al spa, sonriendo para mí.—Bueno, eso está bien. Muy bien. Quería preguntarte, si me lo permites ¿Estás bien? Antes parecías disgustada.—Una expresión paternal cruzó las perfectas características de su rostro.—Sí, señor. Solo un malentendido…—Me sonrojé mordiéndome el labio mientras volvía la cara.—Ya veo. Bueno, espero que no haya más malentendidos. Odio ver a una mujer hermosa en apuros.—Su sonrisa torcida era muy similar a la de Edgard.Solté una risita tonta y me sonrojé furiosamente.—Ya veo de donde salió el encanto de Edgard.—Bueno, tenía que heredar algo bueno de mi.—Contestó.—Papá, deja de ligar con mi novia.—Rió Edgard.—Ahora, si no te importa, me debes un baile.—Me alejó de los brazos de su padre y me acercó
Edgard POV—Esta noche no se trata de mí, sino de ti. Quiero sentirte.—Le dije simplemente. Ella presionó sus caderas contra mi cuerpo, con movimientos lentos. Seguramente podía ver el efecto que me estaba provocando. Dejó caer la cabeza contra mi hombro cuando yo comencé a acariciarla más fuerte. —Edgard…—Gimió mientras terminaba. Se desplomó contra mí sin poder seguir aguantando el equilibrio.La cogí en brazos con facilidad y la llevé a mi cama. La primera cosa que hizo cuando se sentó fue quitarme las gafas. Ella sabía que me las quitaría luego cuando me librase de la ropa. Solo para ella.Me quité toda la ropa, a excepción de los bóxers. Me metí con Marianne en la cama, que se acurrucó contra mí. Aun llevaba puesto su asombroso corsé y deseaba liberarla de él, pero me di cuenta de que respiraba profundamente, con lentitud. Estaba dormida.Sonreí y nos cubrí con las sabanas. Marianne se dio la vuelta de manera que su cabeza descansó
Marianne POV—Ve yendo, quiero coger algo antes.—Dije dándole un beso en la mejilla. Él asintió y me dejó a solas con mis pensamientos.Saqué el sobre y el regalo de Edgard de mi mochila. Me senté un momento, mirándolos, con la esperanza de que fuese suficiente. Los sostuve contra mi pecho mientras pasaba por el vestíbulo hacia la sala de estar.La casa había vuelto a la normalidad excepto por el hermoso árbol de la esquina de la sala que estaba rodeado de montones de regalos. Si no hubiese asistido nunca me abría imaginado que la noche anterior se había celebrado una fiesta. Edgard permanecía sentado en el sofá frente a sus padres que también estaban en pijama.—¡Buenos días, querida!—Dijo Helena alegremente.—Te traje algo de café, justo como a ti te gusta.—Me dijo Edgard dulcemente. Me incliné sobre el sofá y le acaricié suavemente la mejilla. Coloqué mis dos regalos y me senté junto a Edgard. Me dio la taza y con su brazo rodeó mis ho
Marianne POV Me reí suavemente y me incorporé. Aun no había abierto su regalo. Era el de uno de sus padres. Se trataba de una gran caja que descansaba junto a sus pies. Me enderecé y bebí un trago de mi café. Miré a Helena y Carl, estaban sonriéndonos a Edgard y a mí. Me sonrojé y me mordí el labio. —¡Oh, guay! ¡Una guitarra!—Gritó Edgard como si fuese un niño pequeño en una tienda de caramelos cuando abrió la caja. —Y además, ya hemos contratado a alguien para que te de clases en Crossport. Si estás de acuerdo.—Dijo Carl con una gran sonrisa. Le encantó la reacción de su hijo. —¡Es genial, gracias! Me encanta. Puso la guitarra en su regazo y comenzó a rasguear las cuerdas. Sonreí.—¿Te importa si te doy mi regalo? No es mucho, pero…—Dejé mi café y fui hasta el árbol. Le entregué el sobre a Helena y, después, el paquete a Edgard. Edgard lo rompió con rapidez. Solté una risita al ver su expresión de entusiasmo. Sacó el libro de cuero y pasó los dedos por él. Encontró una esquina
Marianne POV Abrí la caja y miré. En el interior había dos billetes de avión para cualquier destino que quisiese validos durante un año. —Pensamos que tal vez Edgard y tu quisieseis viajar algún día. O tal vez venir a visitarnos…—Helena se miró los pies, tratando de aparentar que no estaba insinuando nada. Me abalancé hacia Helena y la abracé con fuerza.—Desearía que fueseis mis padres. Sois perfectos. —Marianne, odio romper tu burbuja, pero entonces esto sería considerado incesto…—Se burló Edgard. Me reí y abracé con más fuerza a Helena. —Quizás algún día seas mi hija.—Dijo besándome la frente. Me sonrojé intensamente y agaché la cabeza. —Creo que están tratando de casarte a la fuerza, Edgard. —No me quejo.—Dijo sonriendo.—Y ahora ¿Qué tal si desayunamos? ******** Edgard POV El resto del día de navidad lo pasamos holgazaneando en casa vestidos con nuestros pijamas. Con mi piano toqué varias canciones de navidad, con Marianne siempre sentada en mi regazo. Nos sentamos frente