Marianne CooperDespués de llegar a casa, tras mi amodorramiento por dejar a Edgard hice algunos deberes y le escribí un correo electrónico a mi madre. Había estado barbotando sobre su nuevo marido Tim. Parecía muy feliz. Me pregunté si estaría contenta por mí, por haber encontrado a alguien de quien cuidar intensamente. Decidí contarle algo de eso.Hola mamá,La universidad va muy bien. Me mantengo en un 3.5 pero acabo de empezar. Ya verás cómo voy subiendo a partir de ahí. Realmente estoy disfrutando de las clases, al menos de la mayoría. Me alegra oír que todo va bien con Tim. No le hagas daño bailando salsa. No le rompas los dedos del pie o algo así, podría necesitarlos.Gracias por tus regalos de cumpleaños. Me encantan los libros de cocina. No puedo esperar para probar algunas recetas. Solo tuve una más que suficiente cena de cumpleaños en casa. Sin bebida ni fiesta. Ya sabes cómo soy. Lo pasé solo con…Dudé y traté de encontrar el modo correcto de presentarle a Edgard a mi madr
Marianne Cooper POVOdiaba cuando hacia pucheros porque siempre conseguía lo que quería. Odiaba que supiese esto y que lo utilizase con frecuencia cuando sentía que yo le iba a dar problemas.Le di un pico en los labios una vez más y me marché. Jason pasaba por el hall.—Nos vemos mañana, Marianne.—Me dio una palmadita en el hombro mientras pasaba.Me alegré de que Edgard y yo tuviésemos tan buenos amigos. Estábamos empezando a congeniar poco a poco. Algo que ninguno de nosotros se imaginaba cuando llegamos aquí. Me gustaba. Por primera vez en mucho tiempo me sentía como si perteneciese a algún sitio.Cuando llegué a casa Amanda estaba sobre el sofá mirando la televisión.—Hey, tu madre llamó, dijo que la llamases en cuanto llegases a casa.—Vale, gracias.Francamente no tenía ganas de telefonear a mi madre pero me sentía culpable por no hacerlo más a menudo. Marqué su número rápidamente.—¿Hola?—Hola mamá ¿Qué pasa?—Pregunté casualmente, con la esperanza de que no ocurriese nada. Per
Edgard Barrington POVLas once no llegaban lo suficientemente rápido para mí. Me desperté temprano y me preparé, afeitándome y vistiéndome. Para entretenerme comencé a tocar el piano, trabajando en una nueva pieza.La música fluyó fácilmente desde las puntas de mis dedos, algo que no había tocado antes. En lo único en lo que podía pensar era en Marianne. Su belleza, su aroma, su bondad. La canción trataba de cómo hacia que me sintiese.No oí abrirse la puerta, o a Jason moverse a mi alrededor.—Es muy bonita.—Dijo la voz tan familiar, tan dulce desde la puerta.—Es lo que siento cuando pienso en ti.—Le dije a Marianne con una sonrisa.Sentí que la cama se hundía un poco cuando se sentó a mi lado. Se inclinó junto a mí y me besó en el cuello.—Eres un hombre asombroso, Edgard Barrington.—Eres una mujer asombrosa…—Deslicé la nariz a lo largo de su mandíbula. Suspiró, con las puntas de sus dedos me acarició el rostro.—Si habéis acabado de besuquearos la cara nos pondremos en marcha.—Bro
Marianne Cooper POVNo sé porqué lo dije en voz alta. Lo había estado pensando durante toda la semana. La canción hizo que lo dijese. Pensé en mi madre pero no fui capaz de enfadarme. Mientras estaba en los brazos de Edgard me sentía a salvo y me encantaba. Le amaba. Las palabras simplemente salieron de forma tan involuntaria como las lagrimas de mis ojos.Edgard se apartó, su expresión era ilegible. Sus grandes manos calientes fueron a mi cara. Pude ver la preocupación en su rostro cuando sintió el mío resbaladizo por la humedad de las lágrimas. Se suavizó poco a poco y acercó su cara a la mía. Nuestros labios presionaron y tuve que impedirme llorar más fuerte.—Marianne, te amo. Mucho, mucho, mucho.—Susurró mientras se retiraba. Tenía la sonrisa más maravillosa sobre sus labios. Besó mis lágrimas con sus suaves labios. Me sentí tan bendecida en ese momento y no había nada en el mundo que pudiese hacerme más feliz.La canción llegó a su fin, al igual que la banda en concreto. Todos a
Edgard Barrington POVTras comprarle el anillo metí la pequeña caja en mi bolsillo. Marianne no discutió tanto como pensaba que lo haría y me alegré de eso. El resto de la tarde fue bastante tranquila aunque siempre que le preguntaba si se encontraba mal recibía la misma respuesta.—Estoy bien.Esa noche nos fuimos de mi dormitorio a casa de Marianne.—¿Puedo pasar?—Pregunté suavemente.—Claro.—Contestó con voz tranquila. Esto me preocupó más.Me llevó hasta su cama. Me senté y la puse sobre mi regazo. Envolví su cintura con mis brazos y olí su cabello.—¿Qué va mal?—Solo estoy cansada. No dormí bien.—Suspiró apoyándose contra mí.—¿Por qué?—No es nada, no te preocupes.—Presionó sus labios en mi mejilla.—Si no sé el problema no podré arreglarlo. Por favor, dimelo.—Puse pequeños besos a lo largo de su mandíbula y su cuello.—No puedes arreglarlo.—Se levantó de mi regazo, alejándose de mis brazos.—¿Cómo lo sabes si no me das una oportunidad?—Solo… ¡Ugh! Edgard, anoche hablé con mi mad
Edgard Barrington POVQue tu novia te diga que quiere que la sientas por completo es una cosa maravillosa. Cuando la imagen cruzó por mi cabeza, reí entre dientes. Escuché como Marianne se enfurruñaba y supe que estaba poniendo mala cara. Bajé la cabeza y la besé profundamente.—¿Qué es tan gracioso?—Me pregunto qué hice para ser un hombre tan afortunado.—La besé en el cuello, tratando de no volver a reírme.—Bueno, si continuas riéndote no seguirás siendo tan afortunado.—Refunfuñó.Era el final de aquel momento. Reí, ocultando mi cara en su cuello. Ella también comenzó a reir, me rodeó con sus brazos. Rodé hacia un lado y la puse sobre mí.—¿Qué te parece si simplemente nos relajamos? Mis pies están doloridos de caminar tanto.—Suena bien ¿Por qué no tomamos un baño? Tenemos esa vieja y grande bañera de metal. Es lo suficientemente grande para los dos y el agua caliente será agradable—La corté con un beso.—Marianne, no tienes que convencerme. Es una idea magnifica.Me levantó y me c
Edgard Barrington POVMe senté más recto y rodeé su cintura con mis brazos. Se movió muy lentamente sobre mí, pero mi corazón amenazó con saltar fuera de mi pecho. Enterré la cara en su cuello besando y chupando la delicada y dulce carne. Suspiró mi nombre y mientras se movía, dejó caer la cabeza hacia atrás.—Te amo, Marianne Cooper.—Dije llevándome su mano derecha a los labios. Besé su tercer dedo.—Te prometo, que un día te haré mía para siempre.Ella me agarró más fuerte, su mano sostuvo la mía tan fuerte que pude sentir su pulso. Mi otra mano descansaba en su pequeña espalda ayudándola en sus lentos y constantes movimientos.—Edgard, oh dios, Edgard. Te amo tanto.Llegamos a la cima juntos, jadeando los nombres del otro. Se apoyó contra mí, mientras el agua comenzaba a enfriarse.Cuando finalmente la convencí de que era hora de salir, ella me ayudó a ponerme en pie. Nos secamos el uno al otro, utilizando esto como escusa para tocarnos un poco más.Lentamente fuimos a su cama, sin m
Marianne Cooper POVEn realidad Edgard era bueno en todo esto. Él no quería, no le veía sentido. Pero, sacó varios CD´s para nuestros amigos con buena música para bailar y canciones apropiadas para Halloween.Miré mi reflejo en el espejo y me avergoncé. Pantalones de cuero negro y un corsé de seda negro. Desde luego Amanda y Roselyn me pudieron, incluso con la ayuda de Edgard. Eran más astutos que yo. Incluso me peinaron de forma salvaje, rizándomelo completamente. Una cinta negra y una cruz de plata alrededor de mi cuello eran mis accesorios, junto con mi anillo y la pulsera de los que nunca me separaba. Rodeé mis ojos con maquillaje negro y me pinté las uñas. Me parecía a esa famosa minoría. Me ajusté el incomodo corsé. Me alegraba que Edgard no me pudiese ver aun que trataría de verme .Cogí el maquillaje rojo de la encimera del lavabo, junto con el blanco y el negro.Edgard esperaba pacientemente en mi cama, ya se había quitado las gafas. Vestía unos vaqueros negros y una camiseta