Edgard Barrington POVMe preocupó que Marianne no respondiese cuando le dije que ella era la única a la que quería ver. Pero, no pareció incomoda durante nuestras conversaciones así que lo dejé pasar.—¿Quieres venir a mi casa? Tenemos galletas y helado.No me podría importar menos la invitación a los dulces. Lo único que quería es que esta cita no terminase aun. Todavía era demasiado pronto.—Ahora ¿qué hombre puede resistirse a eso?El viaje a su casa fue breve. Vivía a poca distancia del Carlchester, a poca distancia de mí. Tenía que aprenderme el camino pronto.Cuando abrió la puerta pude oír la televisión. Amanda debía de estar en casa, lo que significaba que probablemente Jason también estuviese.—Hola chicos.—Les saludó Marianne antes de volverse hacia mí.—¿Qué tal unas galletas?—Lo que quieras.—Dije simplemente. Se soltó de mi agarre y se alejó brincando para coger algo de las alacenas.—¡Hey Marianne¡ ¿Podrías traerme un vaso de agua?—Pidió Jason a unos tres metros de distanc
Marianne CooperPodría haberle dado un puñetazo a Jason. Me di cuenta que Edgard estaba tratando de ser amable y no molestarme, pero ese no era en absoluto el caso. Quería pasar más tiempo con él. Estaba bastante enfadada con nuestro escaso tiempo.Fulminé con la mirada al paquete de galletas sin abrir. Suspiré y salí pisando fuerte de mi habitación para conseguir un vaso de leche. Encontré el vaso más grande del armario y lo llené completamente. Planeé devorar la mitad del paquete de chips ahoy.—Oh… Jason apareció en un mal momento ¿Eh?—Amanda sonrió un poco triste. Asentí, la decepción estaba claramente escrita por todo mi rostro.—Tenía su corazón en el lugar correcto.—Lo sé. Así es Edgard, es solo que no puedo evitar sentirme… no sé.—Me encogí de hombros. Fui hacia mi habitación y Amanda me siguió.—¿Necesitas ahogar tus penas con leche y galletas?—Sonrió ligeramente mientras abría el paquete. Me dio una y luego cogió otra galleta para ella.Asentí de nuevo, dando un mordisco a l
Marianne Cooper POVQuise llamarle en cuanto desperté, pero, Amanda me convenció para que esperase al menos unas horas. Seria maleducado llamar a las ocho de la mañana. Para mantenerme ocupada me hice el desayuno, limpié el desorden de mi dormitorio, terminé mis deberes, me di una ducha e incluso me arreglé el cabello. Fulminé con la mirada el reloj, tratando de averiguar cuál sería la hora indicada.Las dos no eran ni demasiado tarde ni demasiado temprano. Probablemente no estaba durmiendo, a no ser que durmiese la siesta y si fue a la iglesia, si es que todavía iba, habría vuelto para entonces. Decidí hacerlo, luego necesitaría saber más de él. Sobre todo si quería que siguiésemos saliendo, que esperaba que así fuese.Decir que me sorprendió cuando abrió la puerta de su habitación seria mentir. Por lo general no me gustaban las sorpresas, pero esta fue una muy agradable. Edgard estaba sin camisa en vaqueros de talle bajo. Me sonreí abiertamente y enrojecí furiosamente. Me olvidé de
Marianne Cooper POVPaseamos juntos, no necesitaba volver a enseñarle el camino, pero caminamos el uno al lado del otro. Nuestras manos estaban entrelazadas, balanceándose a nuestros lados. Él supo que habíamos llegado a nuestro apartamento antes que yo.—¿Te veré mañana?—Pregunté suavemente. Me apoyé en él, descansando mi cabeza en su hombro.—Estaré en el banco como siempre.—Me dijo sonriendo.—Quizá podríamos estudiar juntos mañana por la noche.—Me gustaría.—Le dije, bailando con entusiasmo por dentro.Entonces se inclinó hacia delante, sus labios presionaron los míos. Sentí el fuego correr por mis venas. Me agarré a él, mis dedos se enredaron en su cabello castaño rojizo. Sus manos presionaron mi espalda, acercándome a él. Gemí de placer mientras se alejaba. Besó brevemente mi frente.—Te veré mañana.—Vale…—Suspiré, sonriendo mientras me apartaba, pero entonces caí en la cuenta de algo.—¿Quieres que te lleve a casa?Se rió, pero eso no me tranquilizó.—Marianne, puedo hacerlo por m
Edgard Barrington POVLos próximos tres días los pasamos más o menos igual, quedábamos en el banco durante un corto tiempo después quedábamos para volver a mi dormitorio a estudiar. En realidad estudiábamos, al menos algo. Jason nunca estaba allí. Él se encontraba, como siempre, muy ocupado. El jueves fue diferente porque tenía una clase privada de música, que para mí fue una broma. Si no necesitase esto para mi diplomatura le hubiese dicho al ¨profesor¨ que se tomase un descanso.Después de terminar con eso regresé a mi dormitorio tratando de pensar que darle a Marianne por su cumpleaños. No estuve sentado ni dos minutos antes de que alguien llamase a la puerta.—Adelante.—Grité. Ne me molesté en moverme de mi asiento sobre la cama.—Hey Eddie, he venido a ver si esta Jason por aquí, pero supongo que no. Bueno, ya que él no está ¿te gustaría venir conmigo a comer?—Preguntó Emmanuell con educación. Me pregunté si lo quería de verdad o solo trataba de ser amable.Estaba hambriento y te
Marianne Cooper POVEran casi las nueve de la noche y Edgard aun no había llamado. Sabía que hoy tenía clases pero aun así estaba preocupada. También echaba de menos su voz. Estaba frustrada esperando y decidí darle las buenas noches, al menos por medio del buzón de voz.Él lo cogió al tercer tono.—Hola.—Su voz sonaba feliz aunque un poco fatigada, sabia quien le estaba llamando. O al menos esperaba que así fuese.—Hey ¿qué estás haciendo?—Le pregunté suavemente, tratando de que no sonase a acusación.—Oh, acabo de volver. Estaba a punto de llamarte. Fui a cenar con mi amigo, Emmanuell.—¿Estuvo bien?—Estaba emocionada de que Edgard hiciese nuevos amigos. Él me preocupaba por bastantes cosas. No era la persona más fácil para acercarse o trabar amistad. Sin embargo, al final valía la pena.—¡Sí! Tengo que llevarte a ese sitio alguna vez. Se llama Trejo. Tiene la mejor comida mexicana.—Me encantaría. De todos modos iba a preguntarte qué te gustaría comer el sábado.—Fruncí la boca. Sabí
Marianne CooperEdgard se negó a que le recogiese el sábado, alegando que tenía que hacer varios recados. Cuando me ofrecí a llevarle simplemente besó mis labios y dijo que él podía encargarse. Amanda ya estaba despierta cuando me levanté a las diez. Saltó sobre mí y me dio un abrazo.—¡Feliz cumpleaños! ¡Te hice magdalenas!Y por supuesto había una cesta con arándanos y magdalenas de plátano y nuez en el centro de la isla de la cocina junto a una taza de café recién hecho para mí. Le devolví el abrazo rápidamente antes de coger dos y tratar de comer mi desayuno caliente.—Entonces ¿qué planes tienes para hoy?—Bueno, en realidad…—No sabía cómo decirlo sin ofenderla.—Iba a hacer una cena para Edgard y me preguntaba si podría—¿Largarme esta noche? Ya lo había planeado. Jason y yo vamos a ir a un hotel. No estábamos seguros de donde os quedaríais. Queríamos dejaros el campo libre.—Rio tontamente, una pequeña sonrisa se extendió por sus labios.—¿Qué quieres decir con eso de que no sabíai
Marianne Cooper POVLa cena estuvo genial, junto con el postre, pero todo fue mucho mejor porque estuve sentada en el regazo de Edgard todo el tiempo.—Este es el mejor cumpleaños que he tenido.—Dije con sinceridad, besando el chocolate que tenía en la esquina de su boca.—No es mi cumpleaños pero soy muy feliz.—Bromeó.Sus manos siguieron explorando mis brazos desnudos, deslizándose hacia abajo por mi muñeca. Miré hacia abajo a la cinta de plata. Era encantadora. Odiaba no saber lo que decía en el interior, pero en cuanto pudiese buscaría la forma de averiguarlo.Caminé con él hasta el sofá, me senté en su regazo una vez se puso cómodo.—¿Qué te gustaría hacer?——Ya lo estoy haciendo.—Contestó con calma. Sus manos fueron hasta mis caderas, acercándome a él. Nuestros labios chocaron de nuevo por tercera vez esta noche. Con más fuerza en este momento, queriendo mas. Me aparté para mirarle. Su cabello estaba desordenado y la piel enrojecida, sus labios ligeramente brillantes por la humed