A Elisa le dio pataleta!! Es de comedia, esta mujer, ahora es la amante de Alexis.
Fortuna veía la noticia de su regreso con una sonrisa, ya se imaginaba las pataletas de Elisa al respecto, se recostó en la cama feliz de poder moverles el piso a esos dos. Fue a la mañana siguiente que un especialista la fue a examinar y entonces le realizó algunas preguntas: —¿Usted recuerda que está casada? Fortuna entonces le preguntó: —¿Casada, yo? Mostró sorpresa: —¿Recuerda el nombre de Alexis Castle? Hizo como si no la conociera y meneó la cabeza: —Tal vez si lo veo… Entonces le dijeron que pasara. Él iba con muchas emociones encontradas y cuando la vio ella tenía la vista baja y… —¡Fortuna! Ella alzó la mirada, intentando no reflejar emoción alguna de ello. —¿Fortuna? La doctora le indicó: —Él es Alexis Castle, su esposo. Ella lo miró detenidamente y meneó la cabeza: —Todo es tan confuso… Recuerdo a mi padre leyéndome los libros del doctor Zeus… Recuerdo cuando no me dio dinero y vendí mi ropa… Luego pocas cosas… Alexis se acercó a ella con cautela y le pregun
Fortuna intentó hacerla sentir solo un poco mejor. —Claro, de cierta manera, estaba muerta, sin memoria. Caminando descalza por los pueblos, hurgando en la basura para poder comer algo, teniendo miedo de todos a mi alrededor, ocultándome de los hombres atrevidos. Vista las cosas, así se escuchaba cruel y despiadado todo. Elisa entonces intentó paliar el asunto: —Y ahora estás aquí, amiga, viva, fuerte, viva. —Rica —recalcó Fortuna. —Sí, eso… —Tienes que tomar en cuenta que hasta hace unos días no disponía de ningún tipo de comida y ahora soy una auténtica millonaria. Elisa entonces sacó su móvil y le mostró: —Este es Denis, mi hijo. Fortuna lo vio asombrada: —¡Es bonito! Hermoso, se parece al papá. —Sí. Él es mi mundo y Alexis mi vida. —Y considerar que es mi esposo, ¿Piensas que yo hubiera podido darle un hijo así de bonito? Eso, incómodo a Elisa en demasía y le dijo: —Fortuna, tú eres mi amiga y te quiero mucho, sé que esto es incómodo para las dos. Fortuna le dijo ent
Alexis daba vueltas en el estudio, no podía imaginar que ella hubiera hablado de divorcio, se jaló el cabello ofuscado, no podía separarse de ella. Todo giraba con el dinero de Fortuna, su vida estaba en esas empresas, perder todo eso sería letal. Elisa entró y lo vio tan mal, entonces le preguntó: —¿Qué sucede? —Se quiere divorciar. Ella sonrió y al ver la molestia en su esposo preguntó: —¿Qué tiene eso de malo? —Elisa, el dinero de Fortuna ha sido el que nos ha dado una buena vida, tu ropa, las niñeras para Denis, lujos… Todo. Ella se sintió mal porque no tenía dinero propio. —No puedo dejar que ella me deje. —¡QUÉ! Entonces le explicó: —Soy su esposo, no firmamos separación de bienes. —Puedes obtener parte de su dinero, si te divorcias. —Yo lo quiero todo. Elisa enarcó una ceja y entonces lo miró, desconfiada. —¿Todo? —El dinero, el prestigio, el respeto… —¿Y qué puedes hacer? —No sé, tal vez convencerla de que la separación no es lo correcto. Elisa no ente
El plan que había hecho consistía en ir al médico y verse con Matt en el camino. Al bajar, Elisa la atajó: —¿A dónde vas? —A revisión médica. —Voy contigo. Ella se alzó de hombros y le respondió: —Perfecto. Salieron juntas, entonces Elisa le comentó: —¿Sabías que hay una joven que hacía de tu doble? —¿En serio? —Se parecían mucho. Casi nos confundimos. De repente le comentó. —Quiero conocerla. Eso sorprendió a Elisa que le preguntó: —¿No te molesta que alguien intente imitarte? —Me parece lindo, tan de moda. Me siento honrada. Eso no se lo esperó y Elisa le preguntó: —¿Cómo encontraste a tu papá? Fortuna dio un suspiro y le respondió: —Me siento tan afectada de verlo así. —Sufrió mucho tu pérdida. —Yo también sufrí mucho —entonces comentó—. Un día escapé de un hombre que quiso violarme. Elisa la miró horrorizada. —Era complicado cada día, robé ropa para cambiarme, me bañaba en el mar. Elisa se sintió incómoda. —No lo imaginé. Entonces Fortuna murmuró: —Nunca t
Alexis miraba como la pareja estaba compenetrada, se acariciaban y hacían mimos. Ese maldito médico la tocaba como si tuviera derecho sobre ella. —Señor Castle, ¿Señor Castle? Él volvió a la tierra y miró a los inversionistas: —Hablábamos con usted y se nos fue, ¿Se siente mal? Alexis tomó de su copa y les comentó: —Estoy bien —intentó sonreír. Fortuna miraba el menú con atención y vio la mezcla de mariscos con toques de especies. —Todo se ve delicioso, pero creo que probaré la langosta a la parrilla con salsa de ostras y trufas, por favor. —Me tientas —dijo Matt—, pero yo voy a pedir… Un mundo del Revés. —Cuidado y pongo tu mundo al revés —besaba sus labios. —Ya lo hiciste cariño. Alexis los veía muy compenetrados y entonces pidió excusas y se acercó a la mesa justo cuando recibían sus aperitivos. —Son los abrebocas del momento. Fortuna vio todo con deleite y le señaló a Matt una tapa con mariscos. —Se ve exquisita. —Vamos a probar —Matt tomó un bocado—, huele a dioses.
Gordon fue preparado para ese momento y entonces le mostró en una tableta lo que se sabía. Punto 1: Partieron de la recepción al Aleón a las 12 pm. Punto 2: Zarparon cuarto para las dos de la noche. Punto tres: El capitán Merino se reportó con la guardia costera a eso de las 4 pm, indicando todo con normalidad. Gordon entonces le preguntó: —¿Qué estaba haciendo usted en ese tiempo? Fortuna recordó: —Alexis me dijo que haría algo especial, una comida y que me llevaría al camarote nupcial. —¿Usted estaba en el camarote? —Sí, fui y me habían enviado unos obsequios que comencé a abrir, siempre había un protocolo para zarpar, el capitán Merino lo sabía. »Revisaba una vez más todo, recuerdo que brindé con Alexis en ese tiempo y charlamos sobre cosas de la fiesta, usaba mi vestido de novia. Gordon le mostró lo que seguía. —No hubo comunicación ni nada de parte del capitán Merino, después de esa hora, ¿A qué hora comenzó el incendio? Ella cerró los ojos y Margo le pidió: —Dilo to
Cuando Elisa Castle la llamó no se imaginó lo que quería de ella, a no ser que reclamarle por la última escena de su marido. Elena estaba esperando en el lobby del hotel y entonces le indicaron que fuera a una de las habitaciones, no sabía qué esperar, solo no quería una escena. Elisa estaba en la habitación y esperaba a la joven tomando un whisky y cuando llegó sonrió: —Elena. —Señora Castle, ¿cómo le va? —Mal, muy mal, pero puede irme mejor y a ti también. Eso le sorprendió mucho. ** Fortuna empujaba la silla de ruedas de su padre mientras le contaba los cambios que harían. —Ya comencé por el jardín, plantando rosas de distintos tonos, además redecoraré, pues los gustos de Elisa son fatales. Travis debía disimular, que no hablaba, ni caminaba, porque se supone que no tenía remedio. —Por lo demás, Elisa ya se fue, falta Alexis. Alexis salió a recibirlo y miró al anciano con su mirada de enojo: —Señor Ferris, bienvenido. Hubiera deseado decirle que era un falso, un traido
Elisa fue por la tarde a la empresa, debía hablar con su esposo y cuando se dirigió a la secretaria: —Quiero hablar con Alexis. —Señora. El señor Castle ya no es el presidente. Ella se frenó en seco y la miró sorprendida: —¿Qué dices? —Es que ahora la señorita Fortuna está a cargo. Ella frunció el ceño y le preguntó: —¿Y mi esposo? —Ocupa el puesto anterior, un piso abajo. Ella entonces le preguntó: —¿Puedo hablar con Fortuna? —Déjeme anunciarla. Fue anunciada y le dijeron que podía pasar y entonces al entrar la vio girando en la silla que fue un día de Alexis. —Mira Elisa, como gira el mundo. —Fortuna. —Me mareé —respiraba hondo y sonrió—. A veces dar vueltas, suele ser alucinante. Elisa miró todo y entonces le preguntó: —¿Le quitaste todo a Alexis? Ella le respondió: —Eso suena feo, quitarle algo a alguien, más bien tomé lo que era mío, ¿recuerdas? —hizo una pausa—. Dueña de todo. Elisa hizo una mueca y le dijo: —Que te aproveche. —Y lo aprovecharé muy bien, am