Elisa y sus planes malvados, no se da cuenta de que perdió.
Elisa fue por la tarde a la empresa, debía hablar con su esposo y cuando se dirigió a la secretaria: —Quiero hablar con Alexis. —Señora. El señor Castle ya no es el presidente. Ella se frenó en seco y la miró sorprendida: —¿Qué dices? —Es que ahora la señorita Fortuna está a cargo. Ella frunció el ceño y le preguntó: —¿Y mi esposo? —Ocupa el puesto anterior, un piso abajo. Ella entonces le preguntó: —¿Puedo hablar con Fortuna? —Déjeme anunciarla. Fue anunciada y le dijeron que podía pasar y entonces al entrar la vio girando en la silla que fue un día de Alexis. —Mira Elisa, como gira el mundo. —Fortuna. —Me mareé —respiraba hondo y sonrió—. A veces dar vueltas, suele ser alucinante. Elisa miró todo y entonces le preguntó: —¿Le quitaste todo a Alexis? Ella le respondió: —Eso suena feo, quitarle algo a alguien, más bien tomé lo que era mío, ¿recuerdas? —hizo una pausa—. Dueña de todo. Elisa hizo una mueca y le dijo: —Que te aproveche. —Y lo aprovecharé muy bien, am
Margo le servía un té a su amiga y le explicaba la trama del libro: —Se trata de una chica rica que se involucra con un tipo con doble intención… Tienen un romance intenso y el tipo al final se enamora de ella. Fortuna bebía de su té. —Pero su exnovia no está de acuerdo y espera a que él se case con la chica y planea su muerte en el yate en el que se iban de luna de miel… Fortuna entonces comentó: —No sé por qué se me hace tan familiar. —Dice que la bomba la colocó en la video grabadora. Menciona paso a paso cada detalle. —Es sin duda una bruja bastante astuta… —Si aprendes a poner una bomba, puedes poner dos, solo es cuestión de astucia y perversidad Se dio cuenta de que Elisa nunca fue su amiga y eso le dolió mucho más. —¿Tan mala fui con ella? Margo le respondió: —No fuiste mala, ella te envidiaba… La envidia mata. —¿Envidiarme qué? —En una cabeza retorcida la envidia se da por pocas cosas. Fortuna entonces comentó: —Siempre la apoyé, íbamos juntas a comprarnos ropa,
Era momento de confesarse y Elisa se sirvió un whisky y llevó la botella en su otra mano, se sentó frente a él y comentó: —Cuando conocí a Fortuna Ferris, mi padre estaba en la ruina, todas en el colegio de monjas me evitaban porque los arruinados apestan. »Sin embargo, para Fortuna era diferente, era la pobre chica segregada a la que había que ayudar. Entonces intentó ser amable conmigo y me brindó su amistad y mágicamente todas dejaron de molestarme. —Ella es así, es una buena persona. —Buena, ja ja. Solo deseaba quedar bien con todo el que la veía, hizo obra de caridad con mi persona —decía con rabia—. La odié por eso. Se servía molesta otro trago. Alexis negó con la cabeza y comentó: —No lo veo de esa manera. —No sabes lo que se siente que te vean con pena y ser adoptada por la alfa mayor y que todos te vean siempre a su sombra. Asentó el vaso vacío con violencia. —Sé lo que digo. Fortuna siempre me miró por encima de su hombro, me obsequiaba vestidos, perfumes… Me hacía s
Elisa miraba el hueco oscuro en donde enterraría a su gran rival. —Todo tiene su fin, hasta las estrellas se apagan. Con su pie empujó la tierra y esta se deslizó hacia el interior, miró sus manos estaban maltratadas, pero valió la pena, ahora debía atraer a Fortuna a la trampa. Para eso Elisa debía de convertirse en un cazador y seguir a la presa a todos lados era la forma. Siguió a Fortuna por cerca de 15 días y parecía muy rutinaria: trabajo, casa, trabajo, casa, nada especial. Se acercaba el cumpleaños de Fortuna y debía de congraciarse con ella en todo sentido, la presa no debía sospechar lo que iba a suceder. ** Fortuna estaba terminando su jornada cuando Egan entró y la miró perfumándose: —¿Qué harás por tu cumpleaños? —Nada, estoy en una fase de introspección y deseos de pasarla abrazada con mi papá y comiendo cosas saludables. Él sonrió y la abrazó con mucho amor. —Te extrañé, loca, mucho en verdad. —Y yo a ti. —¿Vas a casa? —Pensaba en hacer unas compras, quiero d
Asistió junto a Egan a un exclusivo restaurante. —Aquí se come exquisito, prima. —Estoy ansiosa por probar colas de langosta. Su móvil sonó de nuevo, era Matt. —Linda, quiero verte. —Ahora estoy almorzando con mi primo. —Vamos, ¿cuánto tiempo tendré que esperar para poder darte un beso y un abrazo? —Haré un tiempo. Después de cenar con Margo. Matt se escuchó dolido: —Me envías a la cola de tus amistades. —Matt… No es eso, es que… Todos quieren felicitarme. —¿Y yo no? —Matt… —Entiendo, o sea, yo no puedo estar cerca de ti, bien Fortuna. Feliz día. Escuchó el cierre y Egan le preguntó: —¿Algún problema? —No, nada que no se pueda solucionar. La comida por demás estupenda y la compañía de su primo igual, luego fue un poco de trabajo e ir a casa a cambiarse. Tenía qué decirle algo a su papá y entró y lo encontró continuando su lectura. —Fortuna, hija, felicidades. —Papi… Todos están locos con lo de mi cumpleaños y desean tenerme a su lado. —¿Y qué te lo impide? —Quiero
Alexis miraba a su hijo jugar con el gato y pensó que ya era hora de salir de ese sitio, porque debía buscar su destino, ya nada lo ataba a la mansión después de firmar el divorcio. Luego estimó en irse de viaje con Denis, no deseaba quedarse junto a Elisa y más desde que se enteró de que ella fue la causante de la tragedia de Fortuna y de la suya. —Y pensar que pude ser el hombre más feliz de la tierra, junto a una buena mujer y mira, estoy solo. Tenía que rehacer su vida y lejos de Elisa y darle una oportunidad a Denis, salió de la habitación de su hijo y al mirar al pasillo vio a Travis Ferris de pie usando un bastón, se quedó helado. Alexis tragó grueso al ver al hombre avanzar a él: —Hola, Alexis. —Señor Ferris. —Parece que viste a un fantasma. Alexis no salía de su asombro y el anciano se acercó a él: —Como ves ya estoy de pie. —Es que no… —Yo sé hacer las cosas muy bien Alexis, por eso llegué lejos. Alexis sacudió su cabeza pensando que era una visión fantasmal y el an
Se fue a duchar y entonces al salir escuchó su móvil, era su esposo que la llamaba: —Elisa, debemos hablar. —Claro, amor. —Voy a ir a buscarte. —Ok, estaré esperándote. Elisa corrió a arreglarse y pintarse la cara que estaba pálida, lo esperó un rato hasta que lo vio llegar. Intentó besarlo y él la esquivó, entonces se molestó: —Alexis, Fortuna ya definió su vida junto a Matt Owen. —Sí, eso vi… Aunque no entiendo, ese doctor era novio de Elena y ahora es el novio de Fortuna. —La vida gira y gira, en la vida de esa mujer parece más notorio. Bueno iba a ir al punto y le comentó: —Elisa, vine a decirte que me voy de la casa Ferris. Eso le sorprendió mucho: —¿Por qué? —No quiero estar allí más, además firmé el divorcio con Fortuna y ya no puedo estar en esa casa. Ella se le acercó y le dijo con mucho amor: —Amor no tienes que irte, pronto esa casa será tuya, si me hubieras esperado, pero m*****a sea siempre fuiste un lento. Entonces Alexis le dijo a su esposa: —Es mi decis
Alexis molesto le grito: —Voy a decirle a la policía lo que hiciste. Elisa fuera de sí le gritó: —¡Todavía la amas! —Siempre lo haré. Iba hacia la puerta y Elisa sacó el arma que había comprado y lo apuntó: —¡Detente o disparo! Alexis no la creyó capaz y continuó y ella le disparó en la espalda dos veces. —Te prefiero muerto que babeando por esa mujer. Ella tomó su cartera y pasó por su lado, dejándolo tirado en un charco de sangre. Alexis con las pocas fuerzas que le quedaban marcó a Matt Owen, al escuchar su voz avanzó a decir. —Fortuna… en peligro. Su vida se escapó de sus labios. Matt llegó cuando sacaban el cuerpo y se abrió paso entre los curiosos. —¡Alexis! El detective Gordon se acercó a él: —Lo siento. Él murió de la mano de su propia esposa —miró cómo se lo llevaban—. Es una pena. El convertible rosa de Fortuna se estacionó y bajó llorando. —¡Alexis! Los fotógrafos disparaban sus flashes sobre ella y Matt corrió a abrazarla y le dijo al oído. —Lo siento. Él