¿Será o no será? Alexis se quiebra la cabeza en estos momentos.
—Ella estuvo aquí, mira —le señaló el suelo—. Hay pisadas húmedas. No deseaba que perdiera el control y entonces le indicó. —Fui yo, querido, salí del baño descalza, usé una nueva loción de baño con sales marinas. Alexis la miró sorprendido y ella asintió. —Calma, cariño, todo está en tu mente. Alexis volvió a la cama, se durmió al poco tiempo. Ahora la que no podía dormir era ella. Esa mañana al irse Alexis al trabajo, llamó al brujo que solía consultar y este acudió a la cita. Lo recibió en el jardín, en ese momento necesitaba todo el espacio del mundo para sus ideas. —Señora Castle. —Por fin, demoró, Jerón. —Tuve que acomodar mi agenda, siento mucha tensión en usted. Pasó una mano frente a su rostro. —Necesito consultarlo. —Claro, dígame cuál es la emergencia. Ella se acomodó su oscura cabellera y entonces le dijo: —Un espíritu visitó nuestra casa anoche —le contó todo lo pasado—. Mi esposo no lo sospecha, intenté minimizar todo, pero fue muy tenebroso. —Entiendo… —
«La vida es como una rueda de casino, aunque apuestes a tu número preferido, no siempre ganas… A veces te toca ver cómo la bolita se coloca en otra casa y puedes observar el júbilo de los demás y ellos notar tu derrota. La bolita cayó a favor de Elisa y por años vivió celebrando su triunfo, pero es hora de lanzar de nuevo y ahora la bolita caerá a mi favor, entonces yo celebraré el triunfo y veré el rostro de los perdedores y disfrutaré de mi momento y de mi venganza». Salió con las nuevas piezas y se las mostró a Matt. —Estoy inspirada. —En verdad eres talentosa. —Quiero que la inauguración sea majestuosa y elegante. Matt sonrió cautivado con su ánimo, pues era muy raro verla así de animada. —Perfecto, haremos que la marca Sirena Valentine sea famosa. Ella tenía unas ideas para la inauguración: —Quiero que el sitio sea bastante elegante —le mostraba el diseño en el computador—. Deseo que el ambiente sea marino, que la gente sienta el poder del mar. Pensó en cada detalle de l
“Toda causa tiene su efecto” Elisa llegó llorando a la mansión, comenzó a tirar todo y Leonor entonces intentó detenerla: —Señora, no haga eso. —No me ama, no me ama… Nunca me amó… Cayó de rodillas llorando, la empleada no entendía nada de lo que pasaba, le preparó un té y colocó unas gotas en él. —Tome, señora, esto le ayudará. Elisa lo tomó con manos temblorosas y sollozó. —Se va a sentir mejor. Elisa lo bebió todo y al poco tiempo tuvo sueño, un sueño poderoso y con costes llegó a la cama y se tiró en ella y se durmió. «Elisa… Elisa… Elisa» —Um… «Yo te vi…» —¿Qué? «Te vi con mi esposo. Me engañaron». —Fortuna —intentaba abrir los ojos—. Fortuna, m*****a… «Te voy a llevar al infierno» Elisa se levantó asustada y se dio cuenta de que estaba en la habitación matrimonial y hacía frío, las ventanas estaban abiertas y un viento helado entraba por ellas. Las luces estaban apagadas y tanteó para encenderlas, entonces cuando las encendió sintió el perfume de Fortuna fuerte d
Era un detalle digno de alguien como ella, se miraba al espejo y se veía radiante. Buscó en redes imagen la de la diseñadora y nada, solo se hablaba de su trabajo y diseños, más no de su rostro. Llamó a Egan para pedirle información: —Egan, deseo preguntarte algo… —Tú dirás. —¿Conociste a la señora Sirena Valentine? —No, un representante se encargó de todo. —¿Entonces nunca la viste? —No, para nada. —Ella inaugura la tienda el sábado, tal vez la conozca allí. —Puede ser. Al menos eso cambió su día, bajó para jugar con su hijo, en verdad deseaba que las cosas con su esposo se fueran arreglando. ** Alexis no podía concentrarse, miraba el video donde la joven Elena hacía las poses, demasiado exactas como las de Fortuna. En ese momento creyó que ella había vuelto; sin embargo, todo fue una cortina de humo para él. Sacó la foto de Fortuna y la miró con total atención, sonreía gloriosa, cómo pudo irse de su vida, alguien como ella, no lo podía concebir, solo se sentía culpable p
Matt pensaba que era una locura que Fortuna fuera a esa reunión. —No sabemos quién estará allí y porque quiere que nadie sepa. Fortuna sabía los riesgos y se acomodó el cabello dentro de una redecilla oscura y luego se colocó un labial suave. —Lo sé, eso ha aumentado mi interés en todo ese asunto. —Fortuna, tengo miedo de perderte. —Nadie sabe quién soy, iré como Elena Marriott, nada más. Matt se pasó una mano por su cabello castaño claro y le dijo a la joven: —Me estás sacando canas verdes. Ella se colocó una chaqueta oscura sobre una blusa verde y un pantalón jean, luego se puso una peluca negra y se volteó. —¿Cómo me veo? Matt la admiró: —Como Fortuna con peluca negra. Entonces le sugirió: —Anda trabajar, no puedes delegar siempre tu trabajo a otros. —¿Consideras que podría enfocarme contigo lejos de casa? Ella se acercó a él, lo abrazó con fuerza: —No va a pasar nada, te lo prometo. Matt acarició su rostro y le comentó: —De negro no me gustas, de dorado sí. Ella
Elisa veía el video en redes y los comentarios de personas que le preguntaban si estaba de acuerdo con lo que hacía su esposo, al que apodaban El loco obsesionado. Lo que más rabia le daba era que habían hecho una encuesta de a quién amaba más Alexis y Fortuna ganaba de largo. Otra cosa fueron los memes que hicieron de ellos en redes y de Fortuna riendo triunfal. Cerró la computadora y miró al frente, entonces vio la puerta de la habitación abrirse, era Alexis. —Tenemos que hablar. Claro, tenía que gritarse, porque hablar era de gente civilizada, ella quería sangre y guerra. —Lamento todo lo que ha estado pasando. Elisa en vez de estallar le preguntó con ironía: —¿Lamentas haberte puesto en ridículo frente a todos? —Lamento todo lo que ha sucedido. Ella se levantó de la cama: —¿Lamentas el hecho que todos se den cuenta de que amas más a esa muerta que a mí? Alexis le dijo entonces: —Te dije que lamentaba todo… —¿Y qué gano yo con eso? —Elisa debes entender… —Yo entiendo
Alexis la vio regresar pálida y nerviosa, eso lo desconcertó. —¿Quién era cariño? —Un amigo… —¿Pasa algo? Elisa miró a su hijo con temor y le dijo a su esposo: —¿Siempre me amarás? —¿Qué sucede? —Pase lo que pase, ¿me amarás? —Elisa, eres mi esposa. —Eso no es suficiente, porque no soy tu dueña, ¿me amarás? —Claro, siempre te amaré. Ella besó la cabeza de su hijo y pensó que ese vínculo era poderoso y nadie podría quitarlo. ** Margo revisaba unos documentos en su oficina, cuando recibió una llamada: —Ya es hora. —Perfecto —sonrió. Colgó y respiró hondo, no era fácil lo que iba a hacer y entonces marcó el número de Elisa, usó voz angustiada. —¿Elisa? —Margo, ¿Qué sucede? —Me llamaron de la isla de Habour —sollozó—. ¡No vas a creer lo que me dijeron! Elisa caminó hacia la ventana y vio el eclipse en su máxima expresión. —Me asustas. —Es que es de asustarse, me piden que vaya a… Allá… Es que me piden reconocer a una persona. Elisa no entendía nada y le preguntó: —¿
Fortuna veía la noticia de su regreso con una sonrisa, ya se imaginaba las pataletas de Elisa al respecto, se recostó en la cama feliz de poder moverles el piso a esos dos. Fue a la mañana siguiente que un especialista la fue a examinar y entonces le realizó algunas preguntas: —¿Usted recuerda que está casada? Fortuna entonces le preguntó: —¿Casada, yo? Mostró sorpresa: —¿Recuerda el nombre de Alexis Castle? Hizo como si no la conociera y meneó la cabeza: —Tal vez si lo veo… Entonces le dijeron que pasara. Él iba con muchas emociones encontradas y cuando la vio ella tenía la vista baja y… —¡Fortuna! Ella alzó la mirada, intentando no reflejar emoción alguna de ello. —¿Fortuna? La doctora le indicó: —Él es Alexis Castle, su esposo. Ella lo miró detenidamente y meneó la cabeza: —Todo es tan confuso… Recuerdo a mi padre leyéndome los libros del doctor Zeus… Recuerdo cuando no me dio dinero y vendí mi ropa… Luego pocas cosas… Alexis se acercó a ella con cautela y le pregun