Ja, la pobre Elisa comenzó a sentir miedo de ver a Fortuna rondando.
Fortuna entraba a Lace en esos momentos y era saludada por una de las vendedoras con extrema cordialidad. Su corazón retumbó en su pecho, quedó congelada sin poder moverse, sentía un golpe del pasado en su rostro. La observó señalar unos vestidos y sonreír, esa sonrisa era inconfundible ¡Era ella! Sintió que comenzaba a faltarle el aire, dio unos pasos y llegó a la puerta de la tienda. «Un paso más Elisa. Otro paso más» Tenía que cerciorarse de que no estuviera viendo un fantasma. La vendedora sonrisa en rostro mostraba un vestido en azul eléctrico. —Le quedará divino, su figura es espléndida. Ella analizaba la tela con mucho detenimiento y asintió. —Me lo probaré. Elisa estiró su mano para tocarla y no la alcanzó, ella se iba con la dependienta a los vestidores. «No puede ser ella. No». Sacó su móvil y marcó a su esposo, cuando escuchó la voz varonil de su esposo gritó: —¡Ella está aquí! —¿Elisa? —¡Ella está viva! Alexis quedó en silencio intentando comprender sus palabras
Alexis apenas podía digerir lo sucedido, no entendía nada, Fortuna había vuelto, de alguna forma se había hecho real y su esposa seguía repitiendo sin cesar: —Era ella, era ella. —Elisa, por favor, guarda la calma. —Era ella Alexis, ella regresó del infierno para hacernos daño. Cuando llegaron a la mansión le advirtió: —Guarda la compostura, nuestro hijo puede asustarse. Lorena fue a atenderlos y vio a su patrona mal trecha. —Dios mío, ¿qué le pasó? Él respondió: —Le dio una crisis de ansiedad. —Haré que le preparen un tilo. Alexis le ordenó: —Dos, por favor, estaremos en el estudio. Llevó a Elisa al estudio en donde dio rienda suelta a su desesperación y él comentó. —También me inquieta todo esto, no sé qué reflexionar. —Estoy asustada. —¡Basta ya! Debes reponerte, solo es una m*****a copia andante. Elisa entonces lo miró y le preguntó: —¿No era ella entonces? —No, al menos eso dijeron, además si fuese ella no crees que hubiera venido a verme. Ahora que lo pensaba
—Ella estuvo aquí, mira —le señaló el suelo—. Hay pisadas húmedas. No deseaba que perdiera el control y entonces le indicó. —Fui yo, querido, salí del baño descalza, usé una nueva loción de baño con sales marinas. Alexis la miró sorprendido y ella asintió. —Calma, cariño, todo está en tu mente. Alexis volvió a la cama, se durmió al poco tiempo. Ahora la que no podía dormir era ella. Esa mañana al irse Alexis al trabajo, llamó al brujo que solía consultar y este acudió a la cita. Lo recibió en el jardín, en ese momento necesitaba todo el espacio del mundo para sus ideas. —Señora Castle. —Por fin, demoró, Jerón. —Tuve que acomodar mi agenda, siento mucha tensión en usted. Pasó una mano frente a su rostro. —Necesito consultarlo. —Claro, dígame cuál es la emergencia. Ella se acomodó su oscura cabellera y entonces le dijo: —Un espíritu visitó nuestra casa anoche —le contó todo lo pasado—. Mi esposo no lo sospecha, intenté minimizar todo, pero fue muy tenebroso. —Entiendo… —
«La vida es como una rueda de casino, aunque apuestes a tu número preferido, no siempre ganas… A veces te toca ver cómo la bolita se coloca en otra casa y puedes observar el júbilo de los demás y ellos notar tu derrota. La bolita cayó a favor de Elisa y por años vivió celebrando su triunfo, pero es hora de lanzar de nuevo y ahora la bolita caerá a mi favor, entonces yo celebraré el triunfo y veré el rostro de los perdedores y disfrutaré de mi momento y de mi venganza». Salió con las nuevas piezas y se las mostró a Matt. —Estoy inspirada. —En verdad eres talentosa. —Quiero que la inauguración sea majestuosa y elegante. Matt sonrió cautivado con su ánimo, pues era muy raro verla así de animada. —Perfecto, haremos que la marca Sirena Valentine sea famosa. Ella tenía unas ideas para la inauguración: —Quiero que el sitio sea bastante elegante —le mostraba el diseño en el computador—. Deseo que el ambiente sea marino, que la gente sienta el poder del mar. Pensó en cada detalle de l
“Toda causa tiene su efecto” Elisa llegó llorando a la mansión, comenzó a tirar todo y Leonor entonces intentó detenerla: —Señora, no haga eso. —No me ama, no me ama… Nunca me amó… Cayó de rodillas llorando, la empleada no entendía nada de lo que pasaba, le preparó un té y colocó unas gotas en él. —Tome, señora, esto le ayudará. Elisa lo tomó con manos temblorosas y sollozó. —Se va a sentir mejor. Elisa lo bebió todo y al poco tiempo tuvo sueño, un sueño poderoso y con costes llegó a la cama y se tiró en ella y se durmió. «Elisa… Elisa… Elisa» —Um… «Yo te vi…» —¿Qué? «Te vi con mi esposo. Me engañaron». —Fortuna —intentaba abrir los ojos—. Fortuna, m*****a… «Te voy a llevar al infierno» Elisa se levantó asustada y se dio cuenta de que estaba en la habitación matrimonial y hacía frío, las ventanas estaban abiertas y un viento helado entraba por ellas. Las luces estaban apagadas y tanteó para encenderlas, entonces cuando las encendió sintió el perfume de Fortuna fuerte d
Era un detalle digno de alguien como ella, se miraba al espejo y se veía radiante. Buscó en redes imagen la de la diseñadora y nada, solo se hablaba de su trabajo y diseños, más no de su rostro. Llamó a Egan para pedirle información: —Egan, deseo preguntarte algo… —Tú dirás. —¿Conociste a la señora Sirena Valentine? —No, un representante se encargó de todo. —¿Entonces nunca la viste? —No, para nada. —Ella inaugura la tienda el sábado, tal vez la conozca allí. —Puede ser. Al menos eso cambió su día, bajó para jugar con su hijo, en verdad deseaba que las cosas con su esposo se fueran arreglando. ** Alexis no podía concentrarse, miraba el video donde la joven Elena hacía las poses, demasiado exactas como las de Fortuna. En ese momento creyó que ella había vuelto; sin embargo, todo fue una cortina de humo para él. Sacó la foto de Fortuna y la miró con total atención, sonreía gloriosa, cómo pudo irse de su vida, alguien como ella, no lo podía concebir, solo se sentía culpable p
Matt pensaba que era una locura que Fortuna fuera a esa reunión. —No sabemos quién estará allí y porque quiere que nadie sepa. Fortuna sabía los riesgos y se acomodó el cabello dentro de una redecilla oscura y luego se colocó un labial suave. —Lo sé, eso ha aumentado mi interés en todo ese asunto. —Fortuna, tengo miedo de perderte. —Nadie sabe quién soy, iré como Elena Marriott, nada más. Matt se pasó una mano por su cabello castaño claro y le dijo a la joven: —Me estás sacando canas verdes. Ella se colocó una chaqueta oscura sobre una blusa verde y un pantalón jean, luego se puso una peluca negra y se volteó. —¿Cómo me veo? Matt la admiró: —Como Fortuna con peluca negra. Entonces le sugirió: —Anda trabajar, no puedes delegar siempre tu trabajo a otros. —¿Consideras que podría enfocarme contigo lejos de casa? Ella se acercó a él, lo abrazó con fuerza: —No va a pasar nada, te lo prometo. Matt acarició su rostro y le comentó: —De negro no me gustas, de dorado sí. Ella
Elisa veía el video en redes y los comentarios de personas que le preguntaban si estaba de acuerdo con lo que hacía su esposo, al que apodaban El loco obsesionado. Lo que más rabia le daba era que habían hecho una encuesta de a quién amaba más Alexis y Fortuna ganaba de largo. Otra cosa fueron los memes que hicieron de ellos en redes y de Fortuna riendo triunfal. Cerró la computadora y miró al frente, entonces vio la puerta de la habitación abrirse, era Alexis. —Tenemos que hablar. Claro, tenía que gritarse, porque hablar era de gente civilizada, ella quería sangre y guerra. —Lamento todo lo que ha estado pasando. Elisa en vez de estallar le preguntó con ironía: —¿Lamentas haberte puesto en ridículo frente a todos? —Lamento todo lo que ha sucedido. Ella se levantó de la cama: —¿Lamentas el hecho que todos se den cuenta de que amas más a esa muerta que a mí? Alexis le dijo entonces: —Te dije que lamentaba todo… —¿Y qué gano yo con eso? —Elisa debes entender… —Yo entiendo