Ya apareció nuestra villana. Hak Hee-sook. Un gusto escribir a este personaje. Espero les guste. Gracias por su lectura. Pueden dejar comentarios y reseñas para tener más visibilidad en la plataforma. Se los agradecería mucho.
Hee-sook se mantuvo detallándolo. Se veía muy joven y era más bajo que ella. Sus ojos azules y su cabello marrón eran la imagen de un auténtico europeo. Tenían entendido que eran de raíces alemanas. Con semblante inmutable serio e intimidante le correspondió el saludo. ¿Él era su prometido? Sus padres le habían hablado de su compromiso con el hijo de la familia Dietrich. No imaginaba que sería una persona tan menuda y tímida. Sin embargo, era un poco lindo. Desprendía inocencia y pureza. Entonces, le correspondió el saludo de una manera lenta y elegante.Hield estaba al borde del desconcierto, y su mente intentaba procesar lo que acababa de hacer. Había mentido sin titubear, presentándose como su hermano mayor, Heinz, para evitar la furia de su padre y cumplir la exigencia de recibir a Hee-sook. Sentía un peso de ansiedad en el pecho, pero, al ver el semblante imperturbable de la mujer frente a él, hizo su mayor esfuerzo por mantener su fachada. Sin embargo, no era solo su expresión,
Hield rodó el equipaje de Hee-sook al auto y la llevó a su cuarto de hotel. La acompañó a desayunar y luego a hacer ejercicio. Intentaba disimular el impacto que le provocaba ver a Hee-sook en su ropa deportiva, un conjunto ajustado en tono morado oscuro que se pegaba a su figura alta y esbelta, resaltando cada línea de su cuerpo. Era imposible ignorar la elegancia de su físico, desde las piernas largas y tonificadas que parecían infinitas, hasta el contorno definido de sus brazos, que mostraban la fuerza y disciplina de alguien acostumbrado al ejercicio riguroso.Su abdomen plano era una visión impresionante, marcada de forma sutil pero precisa, como si cada músculo hubiera sido esculpido con intencionalidad y paciencia. El ombligo se le notaba de forma afable. La tela parecía estar diseñada solo para ella, amoldándose a sus caderas y delineando cada curva sin perder un ápice de su sofisticación. Su porte no era solo atlético; tenía un toque de gracia que la hacía ver casi irreal,
Minutos después, ambos se separaron, y el aire entre ellos quedó cargado de una tensión que iba más allá del cansancio físico.Se reposaron un momento, mientras que Hield evitaba verla, ella lo miraba con fijeza. Luego fueron al cuarto del hotel. Allí cada uno fue a una ducha y se limpiaron el sudor.Hield pensaba en Hee-sook. ¿Qué estaba haciendo? Ella era la prometida de su hermano Heinz. Pero Heinz estaba enamorado de Ha-na y había ignorado a Hee-sook. Sí, pero eso no justificaba nada. Sin embargo, nunca había estado con una mujer, era virgen e inexperto y ella era muy hermosa, peligrosa y muy alta. La sensación del roce de ella en su entrepierna lo hizo estimularse y ya que no había nadie, dejó que su atributo se irguiera ante la erección. Había aguantado, pero ya no podía. Nunca antes había tenido una excitación así de dura, ni siquiera en las mañanas; lo que estaba experimentando era algo más fuerte intenso que hasta su propia dureza era incómoda para él. Jadeaba, tratando de co
Hee-sook se preparó en su habitación con la precisión que le caracterizaba, cuidando cada detalle de su atuendo con la misma meticulosidad que pondría en una presentación. Escogió un conjunto cómodo, oscuro, que resaltara su presencia sin esfuerzo: una blusa de seda negra de encaje y un pantalón a la medida que acentuaba su figura esbelta y elegante. Al ajustarse el reloj, lanzó una última mirada a su reflejo, asegurándose de que el maquillaje discreto y el cabello liso enmarcaran su rostro, reforzando la expresión de autoridad que proyectaba. No necesitaba nada ostentoso para destacar; su presencia por sí sola era suficiente para llenar cualquier espacio y atraer miradas.Hield, en su propio cuarto, se preparaba con esmero y algo de nerviosismo. Comprendía que Hee-sook lo vería como “Heinz”, el hijo segundo hijo de los Dietrich, y que, por lo tanto, debía cumplir con una imagen que no era del todo suya. Escogió un conjunto discreto, pero bien ajustado: una camisa oscura de lino, con
Hield no había planeado pasar la tarde entera en compañía de Hee-sook, pero conforme avanzaban las horas, él mismo notaba cómo cada minuto transcurrido con ella se tornaba una mezcla de curiosidad, admiración y una tensión extraña que no podía definir con claridad. Aunque era su hermano Heinz quien debía encargarse de estas atenciones, no encontró molestia en ser el “suplente”. Si bien había intentado convencerse de que lo hacía solo por responsabilidad, reconocía en su interior que estar cerca de aquella mujer le resultaba tan desconcertante como fascinante.Desde el asiento del conductor del Ferrari, observaba la imponente figura de Hee-sook, quien se acomodaba con una elegancia natural, casi soberana. A pesar de la velocidad del automóvil, ella mantenía una compostura perfecta, el rostro sereno y la mirada perdida en el paisaje. Su presencia en el asiento junto a él irradiaba una autoridad casi intimidante, una que lo hacía sentirse como un sirviente atento y respetuoso, a pesar de
Heinz iba en su automóvil deportivo. Había pasado media hora desde la salida del trabajo. Entonces, en un parque lejano, divisó a Ha-na con Erik. Sonreían y comían helado, mientras caminaban por el camino. Su sangre hirvió de los celos al verlos. Intentó irse, pero frenó en seco. Motivado por la rabia, se bajó del auto.Ha-na forzaba su sonrisa y fingía alegría. Al principio había sido más genuina, pero la verdad era que no estaba cómoda en su cita con Erik. No dejaba de pensar en Heinz. Todos los besos que se habían dado y su relación, aunque sin ser nada, le daba la sensación de estar siendo infiel. Comía el helado y escuchaba las palabras de Erik. A pesar de que era amable, divertido y accesible, no sentía lo mismo que cuando estaba con Heinz, que era posesivo, dominante y amargado.Heinz sintió la furia latiendo en sus venas mientras miraba la escena ante él. Desde la distancia, observaba a Ha-na y a Erik con una mezcla de celos y desconfianza que le carcomía el pecho. Los labios d
Hield trataba de mantenerse a la par de Hee-sook, con una mezcla de tensión y temor apretándole el pecho. Su mentira estaba a punto de quedar expuesta, y la sola idea de que su hermano descubriera que se había hecho pasar por él para estar al lado de aquella enigmática mujer lo aterraba. No era solo miedo; era una especie de remordimiento que se entrelazaba con su creciente atracción hacia ella. No quería mirar a Heinz, pero no podía evitarlo. Desde lejos, veía cómo su hermano, también había comenzado a caminar hacia ellos, con sus ojos fijos en Hee-sook con una intensidad peligrosa, reconocible. Estaba claro que Heinz había notado la presencia de Hee-sook y, probablemente, también la de Ha-na. En ese instante, todos los secretos estaban a punto de salir a la luz. Nunca había sido bueno para mentir, pero su engaño no había durado nada. Cada paso lo llenaba de más y más tensión.Heinz había captado a la mujer surcoreana desde el momento en que bajó del automóvil, su alta figura y su exp
Heinz mantuvo su mirada fija en Ha-na, el calor de su enojo burbujeando bajo la superficie de su controlada expresión. Era inconcebible que ella estuviera allí, con Erik a su lado, como si no hubiera nada entre ellos que justificara al menos una mínima lealtad. Sin embargo, la escena era mucho más compleja ahora. Su hermano menor, Hield, también estaba atrapado en esta circunstancia. Frunció ligeramente el ceño al notar que Hee-sook miraba a Hield de un modo que iba más allá de la simple curiosidad; parecía contemplarlo con una mezcla de asombro e incredulidad. Así que Hield, después de todo, sí había ido por su supuesta prometida. Lo agradecía de gran manera, pues ahora tenía excusa para interferir en la cita de Ha-na y Erik. Justo cuando había estado por explotar por el torbellino de emociones con el que luchaba en ese instante, mientras intentaba no delatar más de lo necesario.Hee-sook inició análisis de los dos hombres, el que había conocido como “Heinz” y el verdadero. Su diferen