"¡Quiero el divorcio! Ahora soy el Director Ejecutivo del Grupo de Empresas Thompson, soy el amo de los Thompson. Mi padre ya no puede controlarme. Y ya estoy harto de tu egoísmo". Evan Thompson, su marido, se alzaba sobre ella mientras gritaba. "Creí que te conocía. Creí que cambiarías, ¡pero me equivoqué al pensar que merecías una oportunidad!". "Evan, por favor", las palabras de Shantelle se entrecortaron. No era la primera vez que su marido sacaba el tema del divorcio en los últimos meses, pero de verdad tenía los papeles en la mano en ese momento. El miedo se apoderó del corazón de Shantelle, sabiendo lo serio que iba esta vez. Shantelle se explicó: "Pensé que me estabas engañando. Por eso hice lo que haría cualquier mujer casada. Me enfrenté a tu amante, a la que has estado alojando en un apartamento de lujo...". "¡Solo la estaba ayudando!" Evan insistió. "¡Ella no es mi amante! ¿Por qué estás siendo tan insegura?". Evan continuó: "Nicole no tiene a nadie. Yo la traje aq
¿Egoísta? Sí, eso era cierto. Pero era porque amaba mucho a Evan. ¿Insegura? ¿Cómo podía no estarlo? Sabiendo que Nicole Lively estaba al alcance de la mano, la inseguridad de Shantelle solo se hacía más grande. Shantelle y Evan tuvieron un matrimonio relativamente tranquilo durante más de un año. No era cálido ni romántico, como el matrimonio de ensueño que ella deseaba, pero al menos eran respetuosos el uno con el otro. De vez en cuando, pasaban tiempo de calidad como pareja. De vez en cuando, hacían el amor. Shantelle podía darse cuenta que Evan lo había intentado. Sin embargo, unos seis meses antes, recibió un mensaje anónimo que le informaba del regreso de Nicole Lively. Se volvió paranoica. Estuvo husmeando para confirmarlo, enfureciendo a Evan con sus constantes interrogatorios y fisgoneos. Él empezó a sacar el tema del divorcio desde entonces. Después de un tiempo, quien le había informado del regreso de Nicole, empezó a enviarle fotos de Evan y Nicole juntos, almorza
A las cinco de la mañana, Shantelle, con ojeras en la cara, estaba haciendo las maletas. Iba una y otra vez al armario, tratando de decidir qué llevar consigo. Evan le había comprado algunos vestidos. Aunque estaban en un matrimonio sin amor, de una u otra manera, él no era tan malo en ella. "Creo que es mejor no llevar nada que me recuerde a Evan…", murmuró ella y luego siguió empacando solo lo que había comprado con el dinero de su padre. Cuando terminó de hacer las maletas, llamó al chófer de su padre y le pidió que la recogiera. Fue entonces que leyó más detenidamente las condiciones de su divorcio. Leyó una vez y luego dos veces, hasta que se le entró finalmente en la cabeza. "Te vas a divorciar, Shanty. Te vas a divorciar", repitió ella. "No llores más. Llora más tarde, cuando estés en casa". "Diez millones de dólares…". Leyó nuevamente. Evan le daría diez millones de dólares como pensión por aceptar los términos del divorcio. Shantelle tachó la parte que decía “pen
Por una hora, Evan manejó por la ciudad sin rumbo, pensando en el divorcio. Gracias a sus supuestos amigos, estaba dudando de su decisión. Se hizo más de medianoche y aún no sabía exactamente a dónde ir. Pensó en ir a un hotel o a su oficina, pero de repente, se acordó de una persona que podía entenderlo, Nicole. Así pues, condujo hasta el apartamento de Nicole. Cuando Evan llegó al apartamento, tocó el timbre varias veces. Finalmente, cuando la puerta se abrió, vio la cara sonriente de Nicole. Ella se sorprendió y él notó cómo sus ojos brillaban al verlo. En voz baja, dijo: "¡Evan, estás aquí!". "Necesito a alguien con quien hablar…", reveló Evan. "Espero que no te importe". Nicole lo hizo pasar rápidamente y lo guio hasta la sala. Ella preguntó: "¿Qué te preocupa, Evan?". Luego, ella frunció el ceño y, con expresión triste, preguntó: "¿Te peleaste con Shantelle? Lo siento. No sé cómo se enteró de que regresé. Me sorprendió cuando vino aquí el martes pasado". Nicole se
"Cariño, si él no puede apreciarte, entonces no te merece", dijo el doctor William Scott. "Me alegro de que hayas tomado esa decisión". En el interior de la mansión de la familia Scott, William y Eleanor Scott abrazaron a su hija, quien estaba llorando. "Mamá, papá… lo amaba. Cómo quisiera que no terminara así", Shantelle expresó, pero su madre la cortó antes de que pudiera terminar. Eleanor dijo: "Pero lo más importante es que te quieras a ti misma".Mientras Shantelle se apartaba de sus padres, su papá sugirió: "Es hora de ponerte a ti misma como prioridad, mi querida Shanty". "Cuando te casaste con Evan, te perdiste a ti misma: tus sueños y aspiraciones. Sé que amabas a Evan, pero la vida es mucho más que ese chico". William levantó la barbilla de Shantelle y le dijo: "Te mereces algo mejor". Si hubiera sido hace dos años, William habría querido a Evan como yerno, pero desde que Shantelle se casó con él, solo vio la tristeza en ella. En los primeros meses de matrimonio,
"Buenos días, Evan. Te quiero". Evan sonrió en su sueño al escuchar a Shantelle repetir aquellas palabras. Ella nunca se cansaba de expresar lo que sentía. En su sueño, él no respondió, pero sintió la calidez de esas palabras en su corazón. De repente, escuchó el zumbido de su teléfono. Era su despertador. "Shanty, ¿puedes apagar la alarma, por favor? Quiero dormir más. Es sábado…", gimió Evan en sueños. "Shants. ¿Shanty?". Abrió sus ojos y se dio cuenta de que estaba llamando el nombre de su esposa. Se incorporó y se giró hacia el lado vacío de la cama. Entonces, su mirada se posó en la mesilla de noche. Cuando vio los papeles del divorcio y la carta que ella escribió, recordó de nuevo que Shantelle ya se había ido. "Cierto. Se fue…", dijo Evan en voz baja. Pensó de nuevo en que se suponía que éste era su momento más feliz. Era libre. Todo lo que tenía que hacer era formalizar el divorcio y sería oficialmente un hombre soltero, pero, ¿por qué seguía sintiendo su pecho apre
Unas horas antes, ese mismo día."¡Shanty! ¿Estás emocionada por tu fiesta de despedida?", dijo Karise con alegría. Su corta melena negra saltaba de alegría ante la idea. Shantelle acababa de llegar a casa de su mejor amiga. La había llamado días antes para informarle de que su familia se marchaba definitivamente de Rose Hills. Lloraron por teléfono, pero poco después hablaron del brillante futuro que le esperaba a Shantelle. Fue más que suficiente para levantar su estado de ánimo. "¡Shants!", gritó Celeste, otra chica pelirroja. "¡No puedo creer que mi chica buena esté en un club!". Felice, la otra amiga de Shantelle, voló desde otra ciudad para verla ese día. Le dijo: "¡Te voy a enseñar a bailar nena!". Karise, Celeste y Felice eran amigas de la universidad de Shantelle, a quienes había descuidado desde que se casó con Evan. Su mundo giraba en torno a Evan y se había perdido toda la diversión de su último año en la universidad. Las cuatro amigas se pusieron vestidos y s
Evan no podía creer lo que veían sus ojos. Shantelle siempre había sido muy reservada. A Evan le gustaba pensar que era así por él. Él fue su primera pareja y, curiosamente, él nunca había tenido intimidad con nadie más, aparte de su actual exesposa. Shantelle nunca fue de las que salían a discotecas, ni le gustaba bailar en medio de la multitud con una falda por encima de las rodillas. Ella se vestía a la moda, pero rara vez enseñaba mucha piel en público. Para Evan, Shantelle no necesitaba llevar ropa sexy para saber que tenía un cuerpo espléndido. Al ver que Shantelle llevaba un vestido de encaje que se ajustaba a su cuerpo, Evan respiró profundo. Sus ojos observaron cómo su cabello dorado rebotaba de un lado a otro y sus caderas se balanceaban mientras bailaba con sus amigas. Evan conocía bien a las compañeras de Shantelle, sobre todo a Karise. Una cosa que le tranquilizó fue el hecho de que ella no había llegado al club con un hombre. Ya suponía que esta salida nocturn