Él lo recordaba todo. La maldición que los dioses le habían dado era tener una memoria excepcional y habían sellado su nefasto destino con una mancha blanca justo en el pecho.Eso había determinado su existencia.Tenía apenas tres años, pero lo recordaba. No claramente, pero sí las cosas cruciales. Estaba jugando en el salón principal y había mucha gente porque estaban celebrando algo. Su cuerpo empezó a cosquillear porque quería alcanzar un juguete que su madre había dejado lejos de él sobre la mesa. El cosquilleo se hizo más intenso, fluyó a través de su sangre y sus huesos crujieron. De pronto estaba a cuatro patas sobre la mesa, confundido y con las piernas blandas. No entendió nada, pero cuando quiso tomar su juguete, se encontró con sus garras.El salón entero se silenció y todos los ojos lo miraron con horror. Su madre profirió tal grito que los cimientos de su casa se sacudieron. Los murmullos comenzaron, lo señalaron, dijeron cosas que él no entendía. Su padre apareció delan
El altar había sido montado frente a la cripta familiar, en el interior del bosque, hogar ancestral de los lobos, y lugar donde los hijos de la luna iban al encuentro con la muerte. Lo había hecho él mismo, con la espalda llena de los símbolos de la muerte, del dolor y del luto. Alecksei y Alistair le ayudaron, como era el ritual, que indicaba que el heredero y los alfas de la familia prepararan el sendero hacia la eternidad en el más allá, para el difunto Lobo Negro. Tres noches de duelo y tributos eran guardadas antes de los rituales sepulcrales, tres días donde las tribus se acercaban para rendir respetos a su alfa fallecido.Alecksander regresó a la mansión con las manos sucias, el corazón dolorido y profundamente enojado. No podría entender jamás cómo su padre se había dejado morir sin luchar, sin hacer el más mínimo esfuerzo por recuperarse. No supieron lo que le pasaba porque no permitió que se hicieran más exámenes médicos, ni que se le aplicarán más medicamentos que los nec
12 de mayo de 1721La desgracia se ha cernido sobre nosotros como una tormenta enfurecida que no cesa. Una rebelión se desató hace algunas semanas. Me dijeron que fueron los nómadas que defienden su libre tránsito y nuestra gente se ha enfrentado a ellos por la invasión de sus tierras. Todo se salió de control. Más de tres docenas de muertos en la primera reyerta. Ha sido horrible.Luego la devastación de una tribu completa. Los arrasaron sin piedad, sin que ellos pudieran defenderse. Al parecer utilizaron hierbas para provocar el sueño profundo e hicieron la humareda mientras todos estaban dormidos. No quedó una sola persona con vida. Estaban en sus camas, con las gargantas abiertas cuando los han encontrado.Y hace una semana, el Lobo Negro murió asesinado en una cruel emboscada. Utilizaron armas humanas, como viles cobardes, y le han quitado la vida indignamente mientras iba en su carruaje para hacer negociaciones con los nómadas. La casa se llenó de luto y vinieron de todas part
Querida L.,Te he extrañado tanto. Espero que te encuentres bien, y a pesar de los últimos acontecimientos, yo estoy bien. Necesito hablar contigo porque me he enterado de algunas cosas que me erizan por completo. Tú eres la persona en quien más confío después de A. y quiero pedirte que hagas algunas investigaciones por mí. Por otra parte, A. quiere que me vaya al Norte por un tiempo, dice que con mi familia estaré más segura. Él teme de verdad que se aproxime una guerra y yo no sé qué hacer. Con amor, R.Julio, 1721***La nieve empezaba a caer lentamente desde un cielo invernal con nubes espesas del color del plomo. Era un día oscuro y muy frío, pero ella tenía responsabilidades que cumplir, que le calentaban el alma y el corazón. Conducía un todoterreno con cadenas para la nieve, así que se sentía segura mientras regresaba de las afueras de la ciudad. En los últimos cuatro meses se había tomado con mucha seriedad las necesidades de su gente. Había inaugurado dos escuelas y dos c
Afuera se había desatado una verdadera nevada, pero a Alecksander no le importó mientras iba por Regina al lugar donde le habían indicado.Su sangre hervía por la necesidad de venganza y su cuerpo temblaba por la impotencia de haber escuchado a su mujer tan asustada. Había sido su error ceder a sus insistencias de salir libremente de la mansión, pero se aseguraría que eso no pasara otra vez mientras las cosas no estuvieran controladas. Ella era su vida, y ahora también sus hijos, y los enemigos sabían que era su mayor debilidad. ¿Cómo había permitido que un fallo tan grande sucediera? Si algo le pasaba a ella y a sus hijos, no quedaría nada de él. Absolutamente nada.Comprendió cuán frágiles eran en realidad, y que, a pesar de darlo todo para proteger a los que amaba, las cosas podían precipitarse hacia un desastre con el más mínimo descuido. Él tenía la responsabilidad de preverlo todo, de tener una estrategia, y de no subestimar todas las opciones que le garantizaran mantener la
Los ataques de los nómadas han continuado y los grupos que están en contra de las decisiones de mi esposo están creciendo. Hoy estaba por salir a pasear a los jardines, cuando he visto a los amigos de mi cuñado llegar. Ahora que sé que tiene sentimientos por mí, no soy capaz de acercarme, pero mi intuición me decía que tenía que averiguar los motivos de aquella reunión.Me acerqué al salón donde estaban reunidos, arriesgándome a ser vista en un ala que no era la mía y en la que no tendría que estar haciendo nada. No logré escuchar todo lo que decían, pero hablaban de hacer negociaciones con ciertas familias de mucho poder.No los escuché decir nada sobre una posible rebelión interna, pero sé que de eso se trataba. Están organizándose para hacer caer a mi marido. No tengo dudas, porque si mi esposo es derrocado, el poder pasará, por derecho de sucesión, a él. Yo no estoy embarazada, así que todavía no hay herederos que fortalezcan el mandato de mi esposo. Sangré hace unos días y no e
La puerta de la habitación fue tocada mientras ella estaba leyendo otra vez. La verdad era que no podía concentrarse y solo estaba con el libro en el regazo mientras su mente estaba pensando en lo que había ocurrido.Alecksei había agarrado del cuello a aquel pobre sujeto y lo había estampado contra la pared en su presencia, después de que ella le dijera que varias veces lo había descubierto espiándola. No esperó ese tipo reacción en absoluto. Pensó que Alecksei iba a excusar a su sirviente de alguna forma, pero, al contrario, se mostró indignado y furioso, y se lo había llevado prácticamente a rastras.Sin que nadie se lo dijera, supo que le daría una paliza.Se levantó de sillón frente a la chimenea para abrir la puerta y ver quién llamaba. Ahí estaba Alecksei, tan parecido a Alecksander, pero a la vez tan distinto. Tenía las manos en los bolsillos de sus jeans y una actitud discreta.Ella se quedó callada al verlo y esperó a que dijera algo.—He venido a pedirte disculpas —le dijo
Ella los había visto y eso le había dolido en lo más profundo de su corazón. Todos los días Alecksander se iba temprano en la mañana y regresaba tarde, aunque el clima fuera más severo cada día, y se iba con ella, lo sabía, aunque nadie se lo dijera. Los había visto ese día salir del bosque, juntos, y se los imaginó corriendo. Se la imaginó a ella desnuda, frente a él, justo después de transformarse. Y también a él, sin pudor, mostrando el cuerpo que ella había creído que le pertenecía.Se había enrollado en el sofá y había contenido las lágrimas, negándose a llorar en esa situación en la que se encontraba.Poco después él había entrado en la habitación y ella cerró los ojos para no verlo. Sintió el beso en la frente, luego en la nariz, y por último en los labios. Olía al bosque y al sol cuando sale después de una tormenta, a nieve y al perfume que a ella tanto le había gustado. Pero también olía a menta, fuerte, picante, así como ella.Se preguntó, sin abrir los ojos, hasta dónde so