Ámbar.Mi dedo da clic en un reel al que me han etiquetado y suelto una pequeña risa porque, son fotografías mías con gestos graciosos o cansados en las últimas sesiones que hemos tenido.Estoy a dos mil seguidores para llegarle a los talones a Darwin, y eso es algo que aún no puedo creer.—¿A quién le has vendido estas fotos, Mellyanna? —La miro con una severidad actuada.La chica de cachetes redondos rápido se pone roja y baja la cabeza.—No fui yo...—¡Fui yo! ¿Ah que no son graciosas?Ian me hace reír por el acento raro que usa imitando a un extranjero, así que sacudo la cabeza.—¿Y el dinero? —Alzo una ceja.Ambos me miran sorprendidos.—¿Desde cuándo tan vanidosa? —Ian me reprende con la mirada, pero ambos sabemos que solo bromeo—. Compré esto, ya que somos mal pagados.Me muestra una caja que no ha sido destapada, y cuando juntos la abrimos se pueden observar unos patines negros mate tan hermosos que me cortan la respiración.—Sabemos que te gusta patinar, y aunque mi hermano
Ámbar.Suspiro, viendo a Melly observarnos a mí y Darwin desde la distancia, y me inclino para darle un beso en la mejilla a mi esposo, un beso que lo hace sonreír.Odio que se tarde en darse cuenta siempre que solo estoy actuando.—Prefiero fingir entre nosotros que también estamos bien —expresa—. No puedes hacerte la difícil… Sé qué puntos pueden hacerte perder la cordura, lo sabes ¿verdad? Y si yo lo hago y tú solo no puedes controlarte, no seré yo el que tenga la única culpa, cielo.Me ve con ese rostro provocativo que siempre me erizó la piel, y aunque debo admitir que siento algo de nervios, tengo autocontrol porque él no vale la pena, para nada.—Sigue soñando. —Le guiño el ojo mientras paso mis uñas por su barbilla, rasguñándolo.—¡Uhm! ¡Ruda! —Siento que me da una nalgada antes de que pueda alejarme—. Así es que me gusta, cielo.El desgraciado disfruta bastante hacer esto y es por ello que he evitado que estemos en el mismo lugar lleno de personas.—¿Ya se van...? —Hago una mu
Elian. Justo cuando tenía la esperanza de que todo fuese una desagradable broma, vi en Insta la reacción de aquella propaganda del perfume; estaban sentados en la sala de su casa, Darwin y Ámbar. La emoción de Ámbar fue tanta, incluso después de que su esposo lo besara frente a la cámara.Entonces sentí que todo se estaba desmoronando en serio; sentí que nuestro amor se estaba yendo de mis manos como si hubiese sido arena cual viento me quiso arrebatar.Luego de eso, luego de que Ámbar estuviese en tan poco tiempo de nuevo en la boca de todos, los videos de ellos felices me pasaban como espinas en el pecho.Y fue cuando no me pude contener y tuve que llamar cada noche a mi amiga para que me convenciera de que lo que las cámaras estaban diciendo era mentira.Pero Mellyanna me lo confirmó. Ella estaba conviviendo con ellos. Melly me lo había advertido, aunque no quisiera del todo involucrarse, ya lo estaba, porque le generaba dinero extra, así que le hice jurar que me estuviese a toda
Elian.—Él... —Ronett me miró buscando una respuesta—. Es un amigo. —Y rápido me dejó pasar—. Siéntate.Durante el camino a sentarme, sentí la mirada de Ian Baker sobre mí, en todo momento, incluso cuando me senté y fue inevitable que no levantase la vista hacia él.Tenía unos ojos azules bien demandantes, y ello me hizo sentir nervioso, pero mantuve mi postura.—¿Acaso no eres el que trabaja con Levi? ¿Conoces a mi novia, no? Son amigos, muy amigos.Asentí con una media sonrisa, tratando de verme natural.—Sí claro.—¿Se conocen entonces? Ah... —dijo ella, y luego pareció observarme hasta darse cuenta de algo—. Sí, lo recuerdo, te he visto antes... pero reciente en el hospital cuando Ian tuvo el accidente, ¿no?—Sí, yo...—No estoy entendiendo, ¿acaso no me has dicho que son amigos? —Ian vio a Ronett y luego a mí con bastante desconfianza—. Ronett, ¿qué sucede aquí?...Ella no supo qué decir, así que tuve que intervenir con una mentira.—Una de las hijas de mi jefe, Niall Owen, quier
Elian.Mi pobre corazón está en mi mano, puedo ver lo angustiado que está; pero ahora mismo admiro lo fuerte que es al poder mantener una conversación sin tener que mandarle al cerebro esa señal de que es hora de sacar todos los sentimientos encontrados.Me apoyo en la mirada de Silly, lo he hecho segundos después de que vi a Ámbar partir, y lo raro de esto es que puedo sentir que tengo apoyo aquí aunque esta chica no sepa lo que ocurra, y peor aún, cuando es ella quien necesitaba esa energía de mí.Ahora mismo no quiero imaginar qué es lo que puedo transmitirle a la pobre.—Las cosas en Snowdonia siempre fueron aburridas, ¿sabes? No había mucho qué descubrir y por naturaleza soy bastante curiosa.—¿Cómo? —cuestiono—. ¿Es allí en donde vive tu familia?Silly asiente y mi corazón se acelera.—Yo nací allí, ahí me crie —menciono, viéndola con asombro.Realmente Gales es muy pequeño, pero se me hace muy extraño justo ahora...La pelirroja a la que fui a visitar que vive en Snowdonia segú
Elian.Todo ha pasado demasiado rápido.Jamás pensé que la muerte de un ser tan malvado pudiese llamar la atención de tantas personas.Apenas anoche se supo la noticia, y ya tenemos al día siguiente a primera hora a muchas personas haciendo acto de presencia.Supongo que todo empeora por el hecho de que es padre de Darwin. Y ello me causa cierta irritación.De corazón, jamás sería capaz de desearle la muerte a alguien, pero no esperaba un final tan emotivo para Sasha Baker después de todas las cosas que sé que hizo, y peor aún, las cosas que aún no sé que hizo.Veo al principio de la fila a Darwin y su hermano Ian cargando su urna para sacarla de la iglesia, y mí mirada solo puede viajar a la de Ámbar, la cual sé que me está viendo aunque tenga lentes oscuros, pues lo siento.Necesito hacerle saber que todo lo que vio ayer no es real, y que no pienso creerle nada, porque durante todo este tiempo he sido testigo a través de sus ojos de lo mucho que ha sufrido, de lo poco que ama a ese
Darwin.Me levanté del suelo sintiéndome realmente mareado cuando mi esposa me empujó en la sala de patinaje. El golpe rápido causó que mi cabeza doliera y no pude pensar con claridad hasta que estuve en el auto con Mylo.—¿Le pasó algo, señor? —cuestionó preocupado—. No se ve bien.No le respondí. Estaba pensando en lo fácil que le había estado resultando a Ámbar jugar conmigo, en hacerme sentir que era real cuando estábamos frente a todos, y lo peligrosa que se volvía cuando no.Todo este tiempo la he estado subestimando. Ella realmente tiene un gran control sobre mí.Si antes había experimentado el sentido de pérdida por ella, en esas últimas semanas todo había dado un giro radical. Era tortuoso, desgarrador, tener solo un gramo de ella, que aunque era falso, me daba esperanza.Deseé tantas noches follarla. Y como no podía, no pude contenerme a querer soltar mis deseos y rabia en otras mujeres.La primera semana me pareció repulsivo, porque jamás había llegado tan bajo, pero pronto
Darwin.Me acerqué a mi padre, me senté a su lado, le di un apretón a su mano y vi lo cansado que lucía.—Al menos no será Simmons el que tome el que fue nuestro puesto —dijo él de la nada haciéndome reír un poco—. Eso me dio dos años más de vida.—¿Cómo te has sentido? —cuestioné, preocupado.Él exhaló mientras yo pensaba que había dejado las hojas de lo que debía decir en la entrevista el día siguiente en el auto, y quería que él leyera.—Bien. Veo las noticias todos los días y lo que hacen es hablar sobre ti y lo bien que lo estás haciendo.—Sabes que Ámbar tiene mucho que ver, ¿no?—Sí.Su respuesta me hizo verlo a la cara con sorpresa.—¿Eso fue un "Sí"?—Eso creo... —al hablar quiso levantarse, así que lo ayudé—. Voy al baño, espera un momento.—¿Necesitas ayuda?—No, Darwin. No soy un niño.Cuando lo vi perderse en cámara lenta en el baño recordé un momento que me estrujó el corazón.Flashback.—¡No soy un niño, papá! ¡Sé muy bien lo que me gusta y lo que hago! —le grité, furio