Elian.—Él... —Ronett me miró buscando una respuesta—. Es un amigo. —Y rápido me dejó pasar—. Siéntate.Durante el camino a sentarme, sentí la mirada de Ian Baker sobre mí, en todo momento, incluso cuando me senté y fue inevitable que no levantase la vista hacia él.Tenía unos ojos azules bien demandantes, y ello me hizo sentir nervioso, pero mantuve mi postura.—¿Acaso no eres el que trabaja con Levi? ¿Conoces a mi novia, no? Son amigos, muy amigos.Asentí con una media sonrisa, tratando de verme natural.—Sí claro.—¿Se conocen entonces? Ah... —dijo ella, y luego pareció observarme hasta darse cuenta de algo—. Sí, lo recuerdo, te he visto antes... pero reciente en el hospital cuando Ian tuvo el accidente, ¿no?—Sí, yo...—No estoy entendiendo, ¿acaso no me has dicho que son amigos? —Ian vio a Ronett y luego a mí con bastante desconfianza—. Ronett, ¿qué sucede aquí?...Ella no supo qué decir, así que tuve que intervenir con una mentira.—Una de las hijas de mi jefe, Niall Owen, quier
Elian.Mi pobre corazón está en mi mano, puedo ver lo angustiado que está; pero ahora mismo admiro lo fuerte que es al poder mantener una conversación sin tener que mandarle al cerebro esa señal de que es hora de sacar todos los sentimientos encontrados.Me apoyo en la mirada de Silly, lo he hecho segundos después de que vi a Ámbar partir, y lo raro de esto es que puedo sentir que tengo apoyo aquí aunque esta chica no sepa lo que ocurra, y peor aún, cuando es ella quien necesitaba esa energía de mí.Ahora mismo no quiero imaginar qué es lo que puedo transmitirle a la pobre.—Las cosas en Snowdonia siempre fueron aburridas, ¿sabes? No había mucho qué descubrir y por naturaleza soy bastante curiosa.—¿Cómo? —cuestiono—. ¿Es allí en donde vive tu familia?Silly asiente y mi corazón se acelera.—Yo nací allí, ahí me crie —menciono, viéndola con asombro.Realmente Gales es muy pequeño, pero se me hace muy extraño justo ahora...La pelirroja a la que fui a visitar que vive en Snowdonia segú
Elian.Todo ha pasado demasiado rápido.Jamás pensé que la muerte de un ser tan malvado pudiese llamar la atención de tantas personas.Apenas anoche se supo la noticia, y ya tenemos al día siguiente a primera hora a muchas personas haciendo acto de presencia.Supongo que todo empeora por el hecho de que es padre de Darwin. Y ello me causa cierta irritación.De corazón, jamás sería capaz de desearle la muerte a alguien, pero no esperaba un final tan emotivo para Sasha Baker después de todas las cosas que sé que hizo, y peor aún, las cosas que aún no sé que hizo.Veo al principio de la fila a Darwin y su hermano Ian cargando su urna para sacarla de la iglesia, y mí mirada solo puede viajar a la de Ámbar, la cual sé que me está viendo aunque tenga lentes oscuros, pues lo siento.Necesito hacerle saber que todo lo que vio ayer no es real, y que no pienso creerle nada, porque durante todo este tiempo he sido testigo a través de sus ojos de lo mucho que ha sufrido, de lo poco que ama a ese
Darwin.Me levanté del suelo sintiéndome realmente mareado cuando mi esposa me empujó en la sala de patinaje. El golpe rápido causó que mi cabeza doliera y no pude pensar con claridad hasta que estuve en el auto con Mylo.—¿Le pasó algo, señor? —cuestionó preocupado—. No se ve bien.No le respondí. Estaba pensando en lo fácil que le había estado resultando a Ámbar jugar conmigo, en hacerme sentir que era real cuando estábamos frente a todos, y lo peligrosa que se volvía cuando no.Todo este tiempo la he estado subestimando. Ella realmente tiene un gran control sobre mí.Si antes había experimentado el sentido de pérdida por ella, en esas últimas semanas todo había dado un giro radical. Era tortuoso, desgarrador, tener solo un gramo de ella, que aunque era falso, me daba esperanza.Deseé tantas noches follarla. Y como no podía, no pude contenerme a querer soltar mis deseos y rabia en otras mujeres.La primera semana me pareció repulsivo, porque jamás había llegado tan bajo, pero pronto
Darwin.Me acerqué a mi padre, me senté a su lado, le di un apretón a su mano y vi lo cansado que lucía.—Al menos no será Simmons el que tome el que fue nuestro puesto —dijo él de la nada haciéndome reír un poco—. Eso me dio dos años más de vida.—¿Cómo te has sentido? —cuestioné, preocupado.Él exhaló mientras yo pensaba que había dejado las hojas de lo que debía decir en la entrevista el día siguiente en el auto, y quería que él leyera.—Bien. Veo las noticias todos los días y lo que hacen es hablar sobre ti y lo bien que lo estás haciendo.—Sabes que Ámbar tiene mucho que ver, ¿no?—Sí.Su respuesta me hizo verlo a la cara con sorpresa.—¿Eso fue un "Sí"?—Eso creo... —al hablar quiso levantarse, así que lo ayudé—. Voy al baño, espera un momento.—¿Necesitas ayuda?—No, Darwin. No soy un niño.Cuando lo vi perderse en cámara lenta en el baño recordé un momento que me estrujó el corazón.Flashback.—¡No soy un niño, papá! ¡Sé muy bien lo que me gusta y lo que hago! —le grité, furio
Ian.Despertar al lado de Mellyanna se había vuelto sin duda alguna la cosa favorita después de las fotografías, los atardeceres y el recuerdo de los momentos con mi madre.Yo había seguido parando durante un mes entero en su casa.Sus padres fingían que no se daban cuenta, pero al final no teníamos que preocuparnos de mucho porque después de lo ocurrido con la mesa aquél día, intenté que el sexo no se arrastrara a su cama. Al menos no cuando sus padres estaban en la habitación de al lado.Pero también había seguido intrigado por las fotografías del chico que estaban frente a su cama.Y fue un día, después de que yo estuviese pensando en cómo decirle que Gaspar era el primer dueño del apartamento que ella estaba visitando en su día libre; y que justo había sido su hermana la que casi nos había matado, cuando el tema que tanto me había estado preocupando, salió a la luz.—Parece mentira que estemos cumpliendo un mes ¿no crees?Le di vuelta justo antes de que avanzara hacia el cuarto q
IanEra mi padre, Dios...En un punto solo puedo pensar en que tal vez si no le hubiese llevado la contraria aquél día al irme de casa, a lo mejor estuviese aún... vivo.—¿Ian? —En la distancia la voz de mi chica habló.Miré rápido hacia su dirección. Mellyanna estaba en la puerta del apartamento en donde yo vivía, con Ronett asintiendo con la cabeza, a su lado.La había llamado no sabía cómo ni con qué tiempo pero Melly estaba allí, enterándose de tantas cosas a la vez que me sentí peor.No obstante, cuando pensé que ella estallaría, que su mente rápido ordenaría las ideas, solo se arrodilló hasta mí y me abrazó.Me abrazó con la misma fuerza que yo días antes. Y me prestó su pecho también como yo lo hice para que me desahogara.No esperé que me doliese tanto, pero ahí estaba luego, en casa de mis padres, en su cuarto, sabiendo que en esa cama había muerto.El guardaespaldas de mi padre junto al abogado de mi padre se estaban encargando de todo porque ninguno en casa parecía tener ca
Darwin.Años atrás.—Mamá... ¿estás bien? —le preguntaba.—Cariño, llegaste —se sorprendió—. No, no pasa nada yo... —respondió, y por un momento se quedó viéndome a los ojos, entonces me sentí nostálgico. Entendí que algo pasaba, ella nunca lloraba al menos que alguno en casa estuviese enfermo y sabía que ninguno lo estaba en ese momento, tenía dieciséis, no era tonto.— ¿Qué fue lo que te hizo Sasha?—Nada, hijo. Todo está bien.—No te creo.—No tienes que —alzó la voz—. ¡Vete a tu cuarto!—Mamá...—¡Que te vayas, Darwin!Ahora entiendo por qué en varias ocasiones me conseguí a mi madre llorando. Mi padre siempre le fue infiel con Ronetta.Esa confesión de la boca de mi madrastra ha hecho que salga de mi estado de shock.Salgo de casa de mis padres sintiendo que tengo una especie de demonio jalándome de los pies. Todos me ven, todos hablan, al parecer todos sabían menos yo.Al parecer realmente estoy destinado a no poder hacer nada bien para tener el control de todo.—Señor... Señor