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Capítulo 5: El terrible descubrimiento.

Comisaría de Nueva York.

—Comisario Solís, el teniente Logan está al teléfono.

—Gracias. Aló buen día teniente.

—Le tengo noticias Solís, prepare a su gente. Viene una guerra entre bandos, según información de una muy buena fuente, el diantre y Olsen se enfrentan por el dominio del negocio.

—¡Excelente! Sabía que podía confiar en usted.

Alan sonríe y presiente, que tiene al diantre justo donde quería, lo sacará de las cumbres más oscuras del mundo criminal, para llevarlo donde le corresponde estar, en la cárcel. Musita mentalmente, el comisario Alan Solís hermano de Inmaculada.

Sale Alan para reunir a sus muchachos, le indica al sargento Bryan:

—Reúne a los muchachos, tenemos al diantre y a Olsen. Dos por uno—susurra muy sonriente.

—¡Bingo! —exclama Bryan, llevan más de un año detrás de la sombra del misterioso diantre.

 ¿Por fin lo atraparan?

*****

Convento Sagrado corazón de María.

Se prepara Inmaculada, para partir con las otras novicias para su retiro espiritual, dentro de unas horas vienen por ellas.

—¿Helen que tienes? —pregunta Inmaculada con asombro.

—No iré Inmaculada, yo no iré.

—Cálmate, es mejor que converses ahora con la madre superiora, ella es muy compresiva seguro te ayudará

—Comprensiva ese ogro con hábitos. No Inmaculada, de seguro hablará con mis papás y estaré perdida. Quiero que un hombre me saque de aquí y se case conmigo, es la única forma de salir de este encierro en el que vivo.

—No digas tonterías Helen, un hombre no es la solución a los problemas de las mujeres. La solución para el tuyo, es que platiques con la verdad. Por favor, no seas cobarde.

—Se nota que no conoces a mi papá, más vale cobarde vivo que valiente muerto.

—Ja, ja, ja, en medio de tus martirios no pierdes la gracia, ¿entonces qué harás?

—Nada me iré contigo, para ganar un poco de tiempo, luego allá en el retiro veo como huyo, o como encuentro a mi príncipe azul, que me saque del convento.

—Ves muchas películas.

—¡Qué Dios me ampare!

—Si rézale mucho a Dios para que te ilumine.

—A veces quisiera ser como tu tan serena, que se resigna con todo.

—Mejor vamos a ayudar a las otras chicas, en un momento vienen por nosotras—advierte Inmaculada, mirando a Helen con aprehensión.

*****

Mansión Greco.

—¡Dios mío no! —exclama con mucha preocupación, Sofía la madre de Ángel.

Esta en este momento, en la habitación de su hijo hurgando entre sus cosas e inesperadamente, encuentra un pasamontaña y una potente arma de fuego calibre 38, la misma que utilizaba su esposo, el difunto Ítalo Greco. Se ahoga velozmente en llanto, toma su teléfono con mucho nerviosismo y llama con enojo a Gio:

—Me prometiste, que mantendrías alejado a mi único hijo, de todo ese ambiente criminal Gio—le grita Sofía con rabia.

—Cálmate mujer, ¿qué ocurre?

—No te hagas el tonto, descubrí cosas que vinculan a mi hijo, con las andanzas de su padre. Dime la verdad Gio, ¿Ángel es el sucesor de Ítalo?

—Sofía yo…

—Me lo juraste en vano, como permitiste que Ángel, se involucrara en ese hostil e infame mundo. No lo puedo creer.

—Ya voy para allá Sofía, tranquilízate te va a dar algo.

—No sé cómo harás, pero quiero a mi hijo fuera de todo eso, que nos desgracio la vida en Italia. Me oyes—asevera Sofía con seguridad y firmeza.

—Espérame—cuelga Gio la llamada sorpresivamente y se dirige a ver a Sofía.

*****

Mientras tanto se encuentra Ángel, con su grupo de hampones exponiéndole todas sus estrategias, para seguir delinquiendo, prepara junto con ellos el ataque a Olsen, Mark su mano derecha le señala:

—Sigo pensando igual que Gio, esto puede una muerte segura. Debemos ser prudente diantre.

—Ya tengo todo resuelto Mark, ¿dime cuando les he fallado?

—Nunca, pero, siempre hay una primera vez.

—Tengo todo bajo control, solo presten mucha atención a lo que les indico, enfóquense ¿Dónde está Gio?

—Gio estaba conversando con su contacto en el FBI, al parecer Solís tiene una pista del enfrentamiento entre Olsen y tú.

—¡Diablos! Solís no se cansa de molestar. Después que acabemos con Olsen, tendremos que eliminarlo un enemigo menos.

—Sí, resultó ser un tipo muy incómodo—advierte Mark

—Mark revisa muy bien las armas, que ninguna falle a la hora de atacar.

—Ya me ocupo de eso diantre.

—Yo mientras seguiré trabajando con el resto del grupo, nos vemos al rato.

*****

Mansión Greco.

Al llegar Gio, la madre de Ángel le propina una fuerte cachetada, que éste recibe en absoluto silencio:

—Te dije muy claro, cuando acribillaron a Ítalo que no quería a mi hijo en este mundo hamponil. Y no me hiciste caso, con razón todo el lujo en que vivimos. Ángel resultó ser más astuto que su padre.

—Sofía te juro que traté de detenerlo, pero Ítalo en su lecho de muerte le hizo prometer a Ángel, que seguiría con el legado en la mafia, entiende si yo no hubiese seguido a su lado, seguro hubiese continuado con otro. Así lo protejo, te lo juro.

—¿Lo proteges? No digas estupideces. Mi hijo está en peligro y así lo proteges.

—A Ángel no le pasará nada, sabes perfectamente que cambiaría mi vida por la de él.

—Por lo visto, no te importa nuestro hijo—menciona Sofía una verdad oculta para Ángel.

—Si me importa Sofía, dure años estuve a la sombra de Ítalo, solo para estar cerca de ustedes. No te vengas ahora hacer la mártir, cuando tu perfectamente me dejaste por Ítalo, él te ofrecía riquezas y te mostró un mundo aparte, al que yo no podía acceder en ese momento. Tuve que ser su mano derecha por años, solo por estar cerca de ti y de mi hijo. No te vengas a victimizar a estas alturas, porque no te queda Sofía.

—El tema aquí es mi hijo.

—Nuestro hijo Sofía, le hiciste creer a todos muy hábilmente que Ángel era hijo de Ítalo, cuando ciertamente sabias que estabas embarazada de mí, solo que me abandonaste por ser pobre.

—Cállate, cierra la boca Gio—lo reprende mientras llora desconsoladamente.

—Ahora me escuchas, no sabes todo lo que he tenido, que aguantar durante años—la sostiene por sus hombros con fuerza.

—Me lastimas, suéltame.

—Tú me has lastimado más a mí y la vida todavía no me hace justicia. Tener que ver crecer a mi hijo llamando a otro padre y viéndote a ti, como te aupabas de su poder y te vanagloriabas con todo lo que Ítalo te ofrecía.

—Ya basta.

—Para ti nunca fui suficiente, fuiste muy ambiciosa Sofía.

—Era muy joven.

—Por favor no te excuses, por tu ingratitud justamente ahora. Ya que sabes la verdad, Ángel estará muy bien cuidado a mi lado, te juro por Dios que primero me matan a mí, antes que a él, llevo años siendo su chaleco antibalas.

—Esto no puede ser, no puede estar pasando de nuevo.

—Es lo que sembraste Sofía—manifiesta Gio con rabia y sale muy hostigado de la mansión.

¿Qué hará Ángel cuando descubra su verdadero origen?

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