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Capítulo 6: Enfrentamiento entre bandas.

Se ubican muy sigilosamente en el escondite de Olsen. Caen de sorpresa, Gio se la ingenió muy bien para dar con el lugar y tener ellos ventajas, hace lo que sea por proteger a su hijo.

Justo en este momento, el diantre le hace seña a Mark para que se coloquen en sus posiciones, pues van atacar inesperadamente.

Al darse cuenta Olsen, que lo invaden ya es demasiado tarde, comienza el tiroteo. Las balas van y vienen, el diantre se sacude y se desplaza con destreza. La mayoría de los caídos pertenecen al bando de Olsen, el diantre y Gio llevaban la delantera, tenían un arsenal a su disposición.

Repentinamente Olsen, se encuentre frente a frente con el diantre y éste descubre su rostro diciendo:

—Quiero que me veas morir, mirándome a la cara—señala con crudeza, dándole un certero disparo en el pecho, cae Olsen lánguidamente. No obstante, en un pequeño descuido del diantre Olsen musita con la respiración agitada:

—Diantre hoy moriremos los dos.

En medio de sus últimos suspiros, le propina un disparo al diantre en la pierna y éste emite un grito. Gio se percata de lo sucedido junto con Mark y enloquece, sin miramiento alguno descarga su arma, en el cuerpo de Olsen hasta acribillarlo por completo.

Comienza Gio a gritar y pedir que lo auxilien. Ángel se desmaya y de inmediato, se comienza a derramar su sangre. 

Culminan airosos el enfrentamiento, sin embargo, no contaban con que su líder iba a salir mal herido.

—Gio no podemos llevarlo a un hospital—advierte Mark con preocupación.

—Tenemos que salvarlo Mark.

—Vamos Gio sígueme.

Llaman a otros de los integrantes de la banda y montan al diantre en la camioneta. Mark conduce a toda velocidad, ve una pequeña cabaña abandonada a la distancia y se introduce hasta allá, Gio protesta:

—Te volviste loco, Ángel necesita asistencia médica.

—Se te olvida Gio que ahora es el diantre, los hospitales están llenos de policías. Recuerda que Solís nos persigue. Pueden dar con la identidad de Ángel fácilmente.

—Tienes razón ¡Diablos! Tenemos que buscar ayuda, no lo podemos dejar morir se está desangrando—advierte Gio con angustia. Y de pronto comienza a llorar con desesperación.

*****

Mansión Greco.

Sofía dormía plácidamente, cuando de la nada se asusta y se levanta muy nerviosa exclamado:

—¡Mi hijo!

Sale de la cama y se cubre, baja hasta la sala y ve a Ellie, una de las chicas del servicio y le pregunta:

—¿Has visto a mi hijo?

—No ha llegado señora.

Deja a Ellie en la sala y se va corriendo, a la habitación de Gianna su empleada de confianza, quién sabe todos sus secretos.

—Gianna—llama Sofía a la puerta, ésta abre de inmediato se preparaba para dormir.

—¿Qué ocurre Sofía?

—¿Puedo pasar?

—Por supuesto, si está es tu casa.

—Gianna, está pasando algo terrible, se trata de mi hijo.

—Cuéntame.

—Ángel sigue en el negocio. Continúa con el maldito legado de Ítalo.

—Lo siento Sofía, ya lo sabía.

—¡¿Cómo?! —Exclama Sofía maravillada.

—Me di cuenta una vez, que fui a arreglar su recámara.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—No me correspondía a mí decirlo y Angelito, me hizo jurar en la cruz, que no iba a decirle de su secreto a nadie.

—¡Válgame Dios! Ahora mi hijo es un mafioso, no quiero que tenga el mismo destino que Ítalo.

—Ni lo mandé Dios, Gio cuida muy bien de él.

—Esos enfrentamientos, y a todo lo que mi hijo ahora está expuesto, es muy peligroso Gianna.

—Yo rezo mucho por Angelito.

—Nuestras plegarias no son suficientes Gianna.

—No blasfemes Sofía.

—Tengo un presentimiento Gianna, como madre presiento que mi hijo está en peligro—toca de inmediato su pecho, sintiendo una corazonada.

—Vamos a rezar juntas Sofía, así alivianas tus inquietudes—propone Gianna y busca su rosario.

*****

En la pequeña cabaña que había avistado Mark, colocan a Ángel en una lona que tenían en el auto. Comienza Ángel a sudar, sigue desmayado.

—Vamos a salir por ayuda Gio—señala Mark.

—No lo quiero dejar solo. Ve tú con los muchachos.

—Está bien Gio, ya volvemos y tranquilízate, que el diantre no se va morir. Somos un equipo Gio, somos un equipo—repite Mark con firmeza, dándole una palmada a Gio en el hombro, quién sigue muy afligido.

Al salir Mark, le dice a pregunta a uno de los muchachos:

—¿Jimmy no vistes nada cerca?

—Si Mark, vi un convento—responde Jimmy.

—Vamos, allí nos pueden ayudar. Pónganse sus pasamontañas, vamos a invadir el lugar.

—Muy bien Mark.

Conduce a toda velocidad y a los pocos minutos llegan al convento, ingresan a la fuerza. Todas las monjas que estaban en plenas plegarias, enseguida comienzan a gritar despavoridas.

—Cállense o les disparamos a todas—advierte Mark con mucho nerviosismo y hace contacto visual con Helen, ésta en medio del desespero, le esboza una tímida sonrisa.

Sin medir palabras, toma Mark por la fuerza a Inmaculada y le expresa:

—¿Sabes dar primeros auxilios? —Inmaculada se asusta, lo evade nerviosa.

De inmediato Helen, imprudentemente responde:

—Inmaculada es muy buena, es enfermera.

Inmaculada la mira con aprensión y Mark musita:

—Perfecto—la toma con ímpetu y la saca del convento a empujones.

—Señor por favor suélteme—grita inmaculada muy conmocionada.

—Cállese hermana, nosotros tenemos una emergencia y usted nos puede ayudar.

—¿Cómo? Si tiene algún herido, no tengo elementos para curarlo.

—No se preocupe, en la cajuela tengo algunas cosas, y cállese que me pone más nervioso—advierte Mark para amedrentar un poco a Inmaculada.

Llegan al poco tiempo a la cabaña, toma Mark a Inmaculada por el brazo y se la entrega a Gio.

—Sabe de enfermería.

—Rápido revíselo no tenemos tiempo que perder.

Se queda Inmaculada mirando a Ángel fijamente, concibe que lo conoce de algún lugar.

¿Lo reconocerá?

*****

Sube estrepitosamente Alan, con todo su equipo por toda la colina, hasta llegar a la guarida de Olsen. Se advierte que llegan demasiado tarde:

—¡Maldición! A éste tipo nunca lo hallaremos—apunta Alan con rabia.

—Ya estoy empezando a creer Alan, que el soplón está entre nosotros—murmura Bryan a Alan.

—Yo también pienso lo mismo—asienta Alan mirando a Mickey unos de sus agentes.

—Piensas lo mismo que yo—musita Bryan.

—Por supuesto Bryan, es más tengo un plan. El infiltrado del diantre, nos llevaras justo con él—continúan juntos mirando a Mickey con aprehensión.

—Voy a llamar a los refuerzos, para que se lleven los cadáveres, unos delincuentes menos en la ciudad—asevera Bryan.

—Llama también, al teniente Logan y cuéntale de nuestras sospechas Bryan.

—Perfecto Alan.

Repentinamente suena su celular, y es la madre superiora del convento, donde Inmaculada fue hacer sus votos, para convertirse en novicia.

—Buenas noches madre—contesta Alan con extrañeza.

—Alan hijo, te tengo una mala noticia. A Inmaculada la secuestraron unos tipos, y se la llevaron del convento a la fuerza. Eran unos mafiosos, traían pasamontañas—expone la madre superiora con nerviosismo.

—¡Qué! Ya voy ahora mismo para allá—se altera y le indica a Bryan: —encárgate tú del operativo, voy con unos de los muchachos a rescatar a mi hermana, la secuestraron.

—¿Será obra del diantre?

—No lo sé Bryan. Pero lo averiguaré.

—En un rato estoy contigo Alan. Todo estará bien.

—¡Dios mío mi hermanita!

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