15. Separados

A pesar de todos los esfuerzos de Nathaniel por mantenerla alejada de Carmenza, Bianca pronto se dio cuenta que su supuesta suegra era una rival digna, pues había ido con sus guardaespaldas a llevársela justo en el aeropuerto.

Se sentía como una valija a la cuál arrastraban de un lado a otro. —¿Creíste que podrías largarte con el futuro de mi familia en tu vientre? -dijo Carmenza mientras encendía un cigarillo en la limusina y comenzaba a fumar. Bianca tosió y negó.

—¿Puede apagar eso, por favor? Estoy embarazada, no debería fumar cerca de mí, puede hacerle daño al futuro de su familia. -dijo valiéndose de esa excusa para que su suegra dejara aquel cigarrillo. Funcionó pues de inmediato lo apagó en un cenicero y sonrió. —¿Cómo me encontró?

—Yo sé siempre dónde estás.

—¿Y sabía que Nathaniel estaba en Roma?

—Evidentemente.

—¿No le pareció provechoso decirme? Él me odia.

—¿Y por qué te interesa tanto? Yo no tengo porque explicarte nada. No olvides cuál es tu lugar, andrajosa. Pagué
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