Tiempo después de desayunar y que el barco se encontraba navegando muchísimo antes de que ella despertara, llegaron a la pequeña isla Citnos, a unas cuantas millas náuticas de Mykonos. Cuando bajaron, caminaron mucho rato entre las calles. Incluso comieron de pequeños puestos ambulantes, algunas cosas típicas de allí. Probó unas galletas dulces y saladas que le dieron ganas de llevarse la bolsa entera, pero se contuvoTambién se sentaron en una terraza de un local para probar el famoso queso griego, puesto que en Citnos se decía que se hacían los mejores de entre todas las islas del mar Egeo. Lo probaron con pan untado en mantequilla, en ensalada y en sándwiches. Inmediatamente se metieron de lleno en un debate sobre cuál era el mejor, sin poder dar con un ganador definitivo, porque ambos quesos (el de Mykonos y Citnos) eran exquisitos.Luego la llevo de la mano por las calles, y le compró en una joyería muy elegante una preciosa pulsera que tenía incrustados pequeñas Esmeraldas en lo
Durante el viaje tuvo la oportunidad de comer y beber, platicar y reír con Alistaír. Había aire acondicionado, por lo que la verdad es que no sufrió nada las cuatro horas que se hicieron de camino, encima la compañía de tan atractivo griego evitaba que si quiera le dieran ganas de dormir, así que permaneció despierta, charlando y mirando por la ventana.Si era sincera, estaba feliz. Pero también le daba mareo ver las cosas desde tan alto, sentía pánico. En el viaje hacia Atenas paso la mayor parte dormida y no le dió mucha mente al asunto de estar literalmente en el cielo, pero ahora sí. No entendía sus contradictorios sentimientos, por una parte estaba muy feliz, emocionada y veía todo de color rosa. Pero también sentía miedo e inseguridad.«Qué nefasta sensación», pensó amargamente. Trato de dirigir sus pensamientos hacia cuestiones menos escalofríantes, como el hecho de estar en un jet privado al lado de Alistaír, su exquisito amante.Un punto a favor de ser asquerosamente rico, er
Entonces notó que ahora sí perdían altura por completo, y llegaban a una especie de helipuerto en una villa enorme, se veían árboles, fuentes, piscinas y grandes verjas en el lugar. Literalmente no le habían codeado en los lujos, era un derroche impresionante. Incluso habían canchas para hacer deporte,y las demás villas a los lados no se le comparaban en lo más mínimo en la cual ellos estaban aterrizando. Con emoción empezó a morderse sus labios.—Deja de hacer eso, por favor, cariño. Vas a hacerte daño —le pidió Alistaír, poniéndole un dedo en los labios para evitar que siguiera mordiéndose.—Perdón —sonrió contra sus dedos—. Es tu culpa por todas éstas sorpresas que me estás dando, es mucho para una chica humilde como yo. ¿Es tuya?Él asintió, desabrochando su cinturón.—Tengo una en casi todos los países, es cosa de practicidad. Puedo llegar e irme cuando quiera en mi jet, sin filas, sin esperas, sin papeleos. Solamente quitan tiempo. Además odio que algo no sea mío, la sensación d
Luego de por fin terminar de arreglarse, únicamente con un sencillo vestido negro con mangas y un cinturón a la cintura, bajó del dormitorio principal a la sala de estar. Ahí Alistaír ya la estaba esperando, con una mirada un tanto fría. Se veía molesto, que era totalmente válido, puesto que le había hecho algo horrible, se daba cuenta.Ella tragó saliva.—¿Vamos? —preguntó, con los nervios corriendo por todo su cuerpo.Él nada más asintió, se dió la vuelta y comenzó a caminar fuera de la casa, sin siquiera decirle algo o esperar a ver si lo seguía. No tuvo otra opción, lo siguió. En el camino de la entrada, unos metros delante de una fuente, los esperaba un chófer al lado de un automóvil, no conocía mucho de carros, pero en los lados le vió el nombre "Lincoln". Era largo, parecido a una limusina. «¿O es una limusina?», se preguntó Esmeralda, quien no veía seguido limusinas, si es que alguna vez recordaba haber visto una.Les abrieron la puerta, y al entrar, la respuesta a su pregunt
- Día 10 -L O N D R E S...El viaje desde París a Londres fue bastante corto y sucedió sin problemas, Esmeralda y Alistaír llegaron durante la madrugada. En esa ocasión no se hospedaron en ninguna villa, sino en otro de los hoteles de Alistaír, el AS Palace.Él le contó a Esmeralda que era su propia línea de hoteles, eran de su propiedad y que los había construido alrededor de casi todo el mundo, dado que quería ganarse su propia independencia, su propio nombre y sus propios negocios, no teniendo que depender tanto del nombre de su familia; es por ello que incluso estaba abreviado el nombre de la empresa. “AS: Alistaír Stavrakis".Él le contó que su familia estaba en contra de esto, que pensaban que era su manera de alejarse de la empresa y sus responsabilidades, pensaron que al tener su propia empresa olvidaría o pondría de lado "Stravakis Inc". Pero él, tan aferrado y decidido, siguió adelante.También le reveló que la única razón por la cual continuo en la empresa, era porque no
- DÍA 11 -S U E C I A...Llegaron a Estocolmo, Suecia, a eso de las seis de la mañana. Durante la noche, luego de yacer juntos al hacer el amor, él le contó lo que pasaría allí.Alistaír le dijo sobre las personas que estarían en esa reunión, poniendo a Esmeralda en alerta. Tenía miedo de lo que pudiera suceder, pero sonrió con tranquilidad y le respondió que no hacían nada malo, y le sugirió a él decirle a su familia que con quién tuviera una relación no era de su incumbencia, era un hombre adulto capaz de tomar sus propias decisiones sin tener que consultarle o preocuparse por nadie.Pero aunque todo eso que le dije fue para calmarlo, en realidad sí que estaba asustada No sabía cómo se tomarían aquello, ni siquiera los conocía. En esa reunión estarían sus padres, aunque un poco delicado, el padre de Alistaír seguía asistiendo a reuniones así de importantes, todavía se negaba a dejar de participar. Sus abuelos irían también, Alistaír en Londres planeaba visitarlos, pero le contó qu
Aunque Esmeralda quería seguir dándole vueltas al asunto mentalmente, no pudo seguir esa línea de pensamiento, llegaron a la pequeña casita pintoresca, en medio de otras casas igual de normales. Aquello la extraño, estaba ya acostumbrada a ver tantos lugares extravagantes y lujosos que sintió como un soplo de aire fresco volver a ver algo que casi le recordaba a su hogar; nada tecnológico, nada con materiales de punta o de última generación... Era humilde y lindísima. El chófer estacionó a un lado, se bajaron y Alistaír tocó el timbre. Poco después se sorprendió de ver a una mujer rolliza, pelirroja, menuda y de sonrisa afable. Era muy hermosa.Inmediatamente recibió al griego con los brazos abiertos, se llenó el rostro de besitos y le tomo la cara entre las manos.—Mi hijo, estás aquí —dijo en griego, Esmeralda no le entendió ni mú. Al verla a ella, soltó al hombre y se acercó—. ¿Hablas griego?La chica le dió una sonrisa incómoda.—No, madre. Es mexicana. Habla inglés y español, pu
Alistaír y Esmeralda esperaron unos segundos antes de volver a la sala de reuniones, ella con el rostro contraído por el coraje que le dieron las palabras de Sasha, como si hubiera tenido algo que ver en el pasado con ella. «¿Habrían sido amantes en el pasado?», cuestionó ella en su mente. Era rarísimo que la odiase tanto pero haber sido amantes. ¿Qué habría pasado? Ciertamente Esme no lo sabía, habían ya muchísimas cosas que no sabía, que sentía muy en el fondo, él le estaba ocultando. Si era bueno o malo, no estaba segura, pero ya no quería que omitiera nada, estaba cansada.Al entrar de vuelta, todo estaba tranquilo. La abuela Eunice miraba a todos con unos ojos chispeantes, retándoles a decir algo. Se dió cuenta que era cierto eso del profundo respeto que tienen los griegos a sus mayores y a sus padres, era deshonroso desobedecer o tener comportamientos inadecuados. Se preguntó si era por eso que Alistaír se sentía atado de manos sobre el matrimonio forzado al que querían sumergi