New- York- Usa (Presente)
Diana abrió sus ojos encontrándose únicamente con la penumbra y la soledad que envolvían su habitación. Recordó que Rodrigo, se había quedado a su lado antes que ella se durmiera, pero era lógico que al despertar su esposo, ya no estuviera junto a ella.
Se puso de pie, hace mucho tiempo que no vestía informal, así que buscó en su amplio guardarropa unos jeans, una camiseta, dejó su cabello suelto y salió en busca de su hija.
Fue hasta la habitación de Isabella, pero no encontró a su niña, entonces bajó las escaleras fue ahí que escuchó las risas de la pequeña jugando con su padre.
La culpa de nuevo golpeó su mente y su corazón, sus ojos verdes se cristalizaron de inmediato, no tenía valor para enfrentar a su esposo y su niña después de lo sucedido con Luciano la noche anterior.
Mientras Rodrigo, jugaba a la pelota con Isabella, ella
¿Será el final de este matrimonio? ¿Qué opinan?
A la mañana siguiente Rodrigo despertó algo tarde, no había podido conciliar el sueño, enseguida se alistó a prisa, cuando bajó a desayunar Diana, y su niña ya estaban listas para ir a la escuela. Se acercó a su hija y la saludó con un beso en la mejilla, luego se aproximó a Diana, hizo lo mismo. La mujer sintió un corrientazo recorrer su piel, al instante que la barba de su esposo, le provocó cosquillas. —Tenemos que hablar —susurró Rodrigo a su oído. Al momento que ella escuchó eso sintió que la sangre le bajaba a los pies, palideció, inspiró profundo. —Lo sé —carraspeó—, pero tiene que ser más tarde, hoy voy a dejar a Isabela, en la escuela, después iré al club y estaré en la empresa a las diez de la mañana y ahí hablaremos —pronunció Diana con la voz temblorosa. —Antes de que te vayas, debo informarte que
Rodrigo, salió del ascensor de la empresa, caminó a toda prisa hasta su oficina. Katherine, lo esperaba con impaciencia sentada en una de las salas de recepción. Al ver a la mujer de inmediato se dirigió a saludarla. —Kate buenos días —extendió su mano a ella—. Disculpe la demora, suelo ser muy puntual en mis reuniones, hoy tuve un contratiempo... lo siento — pronunció Rodrigo, con su voz gruesa y seductora. Ella levantó su mirada, él le brindó una sonrisa. La joven empresaria no comprendía como un señor tan amable, apuesto, y caballero estaba casado con alguien tan insoportable como Diana, al disimulo lo observó: elegante, con una camisa azul que hacía juego con el color de sus ojos, y aquel aroma tan masculino y seductor maderado con notas de sándalo y cuero. —No se preocupe Rodrigo, suele pasar. —Sonrió. —Por favor venga a mi oficina —indicó con su mano, y esperó que la dama se pusie
Diana se soltó del agarre de Rodrigo, para llevar a Kate a su oficina y verificar la campaña, mientras ella revisaba los bosquejos Katherine, la observaba con atención. Fruncía los labios a cada instante. No le cayó nada bien el enterarse de que su esposo tuviera tanta amistad con ella, y más que se lo haya ocultado, cuando la empezó a investigar, eso le sembró la duda. —Katherine. —Diana levantó su mirada, repitió su nombre una vez más al ver que no le ponía atención. —¡Perdón! —exclamó Kate. —Lo que me has mostrado por el momento me gusta, quisiera que te pongas de acuerdo con Rodrigo, él es el que maneja el área operativa y te dará toda la información que usted necesita —expresó Diana—. Con respecto a nuestro contrato este momento lo firmo. Desde ahora en adelante tenemos exclusividad con tu agencia Katherine. —Estampó su nombre en los documentos sellando el negocio—. Creo que eso es todo, no sé si tengas que tr
New York - Usa (Presente) Diana ya no podía seguir así, sintiendo que de un momento a otro Rodrigo iba a enterarse de su falta, pero: ¿Cómo obtenía el valor de mirarlo a los ojos y decirle que le fue infiel con Luciano? No, no tenía la fortaleza para hacer eso. Liberó un largo suspiro y entonces pensó que no sé lo podía decir de buenas a primeras, así qué decidió que lo mejor sería buscar ayuda especializada, y enfrentar su culpa. Justo cuando se puso de pie, Rodrigo ingresó a la oficina. —¿Por fin vas a explicarme sobre tu desaparición del otro día? — preguntó observando a su mujer. Diana exhaló un suspiro. —Debemos agilizar el divorcio —musitó sin reparo. Rodrigo negó con la cabeza, su mirada se cubrió de tristeza. —Esta conversación la hemos tenido en algunas ocasion
Al día siguiente siguieron su ruta hasta Baños de Agua Santa, una ciudad muy pequeña, pero llena de hermosas cascadas y de balnearios de aguas medicinales provenientes del gran volcán: Tungurahua.Se hospedaron en una de las mejores hosterías de la zona, los guías turísticos los llevaron a conocer varias cascadas entre ellas: el Manto de la Virgen, les informaron que el líquido de la montaña era medicinal y que muchas personas la bebían y llevaban en botellas para curar sus dolencias.«Según la leyenda, pobladores y arrieros, al pasar por aquel sitio, se les aparecía un ángel para darles fuerza y voluntad y, así llegar a su destino.Hoy constituía un centro sagrado para esta comunidad.Rodrigo y Diana nunca habían estado en un lugar así, quedaron maravillados, bebieron el
Luego de eso las cosas cambiaron. Dos años después su emprendimiento iba de maravilla, ella se graduó de la universidad, y consiguió la tan ansiada beca en Estados Unidos. Se mudaron a New York, en aquella ciudad empezaron de cero, ambos se turnaban con el cuidado de Isa, compartían labores, hasta que alguien se vio interesado en su programa, y les abrió las puertas. Isabella estaba por cumplir tres años, la noche que ocurrió esa terrible desgracia. Diana no tuvo clases las dos últimas horas, decidió sorprender a su esposo, tomó un taxi para llegar a la oficina. Frunció el ceño al ver que todo estaba cerrado. Diana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pensó que algo había ocurrido con Isa, entonces corrió por las calles hasta llegar a la guardería. La encargada la miró con sorpresa, al verla aparecer agitada. Supo entonces que su esposo no había ido por la niña. Re
New- York, Usa. (Presente)Una mezcla de intensas emociones eran las que vivían Diana, Rodrigo y Luciano. En ese momento cada uno vivía su propia lucha interna:Luciano no comprendía por qué razón Diana, a pesar de haber estado con él, lo había rechazado y ahora aseguraba amar a su esposo, sin embargo, no estaba dispuesto a dar marcha atrás. Había regresado con un solo propósito y era recuperar a la mujer que según él amaba; sin embargo, ese sentimiento se estaba convirtiendo en algo: enfermizo.Diana, por su parte ahora tenía sus sentimientos claros, a pesar de que cometió un gran error al haber estado con Luciano, el verlo y aclarar las cosas con él alumbraron su camino, pero aquel sendero estaba lleno de dolor y sufrimiento y era mejor tomar otro rumbo.La decisi&oacut
New York- Usa (Presente)Rodrigo, colocó la botella a un lado, desistió de la idea de beber de nuevo, ni Diana, ni Isabella, se merecían eso; sin embargo, el dolor en su corazón seguía ahí latente.Comprendió que no podía retener a su esposa, por más tiempo, consideró que él no era la felicidad de ella, pero existía de por medio una hija.Isabella, era la luz de sus ojos, la razón por la que dejó el alcohol, su vida giraba en torno a la pequeña niña.«¿Cómo iban a seguir viviendo sin estar juntos? ¿Ahora a quién iba a llamar en las noches cuando despertara asustada?»Esas preguntas atormentaban su entristecido corazón, mientras permanecía con la mirada perdida, concentrado en sus cavilacione