—¿Qué jefe tendría más dinero que yo? ¡Con mi musculo financiero puedo invertir en cualquier negocio que me plazca!Él lo dijo con arrogancia, pero esto solo hizo que Elena se sintiera peor.Era arrogante, pero tenía todo el derecho para serlo, de todas maneras, tenía dinero, y mucho.En los siguientes días, quizás porque Elena estaba por unirse al equipo de filmación, tanto Elena como Silvio apreciaron más el tiempo que pasaban juntos, incluso extendieron de inmediato las vacaciones de Carmen.En esos días, ambos fueron juntos al supermercado, hicieron las tareas correspondientes del hogar y vieron diferentes series, tal cual pareja de enamorados.La razón por la que no parecían recién casados era porque ya habían pasado el nivel de intimidad esperado, solo que no habían cruzado aun la última base, varias veces Silvio tuvo que ir al baño a tomar una ducha fría para calmarse.El tiempo feliz siempre solía pasar muy rápido, y justo la noche antes de que Elena se uniera al equipo, Silvio
—Elena, despierta por favor, ¡ya llegamos!Alguien la despertó en ese instante, Elena parpadeó confundida y vio a Silvio sonriéndole. Se quedó por un momento aturdido antes de reaccionar.Le echó una mirada fulminante: —Todo es tu culpa, si no fuera por ti anoche... No solo le había dejado las manos adoloridas, sino que tampoco la dejó dormir en lo absoluto, lo que resultó en que esta mañana la alarma la despertara aún medio dormida.Por suerte, Silvio, al verla así, se sintió un poco culpable y se ofreció de inmediato a llevarla, así que pudo dormir un poco en el coche.Al ver cómo lo miraba, Silvio, en lugar de enojarse por eso, se reía aún más: —Sí, sí, todo es mi culpa. Prometo que la próxima vez lo haré más temprano y no te molestaré tan tarde.Al ver su descarada sonrisa, Elena abrió ampliamente los ojos llenos de incredulidad. ¿Eso era lo que ella quería decir?—Bueno, Elena, hablaremos de esto más tarde. Tienes que salir. — Silvio sonrió con aire de disculpa, aunque algo nervi
Durante el tiempo transcurrido en el set, Silvio llamaba a Elena todos los días e incluso se ofrecía muy atento a recogerla, pero ella siempre lo rechazaba.Afuera del set había un montón de paparazis. Si Silvio la recogía, seguro terminaría en la portada de todas las revistas.Como la nueva serie era de fantasía, había bastantes escenas de acción, llegaba aún más cansada que las novelas románticas. Cada vez que llegaba a casa, Elena se duchaba y se acostaba a dormir, algo que a Silvio le dolía muchísimo ver.Una noche, mientras la abrazaba con ternura, Silvio apretó un poco y escuchó en ese instante cómo ella gritaba de dolor. Le levantó de inmediato la pijama y vio un moretón en la cintura.La cara de Silvio se puso bastante seria de inmediato. —¿Alguien te ha hecho daño?Elena se quedó paralizada por un momento y luego negó con la cabeza rápidamente. —No, me golpeé muy fuerte durante una escena de acción, nadie me ha hecho daño en lo absoluto.Él la observó detenidamente un rato y l
En la espaciosa villa, Elena Ochoa se encogió en el sofá, sosteniendo en sus manos un acta de matrimonio.Hacía tres años, ella había aceptado casarse con ese hombre desde el primer encuentro.Al mirar las fotos de la pareja en el acta de matrimonio y el nombre tan familiar: Silvio Velázquez, Elena no sentía ni un ápice de felicidad en su corazón, sino más bien una sensación amarga que humedecía sus bellos ojos.—Señor Velázquez, todos están rumoreando que la señorita Villena es su novia, ¿tiene algo que decir al respecto?—Como ya dije, solo son rumores sin ningún fundamento.En la televisión, el hombre entrevistado por la multitud, con una apariencia hermosa, solo sonrió cuando la mujer a su lado le tomó el brazo suavemente.Un reportero de chismes los seguía a un lado, como si hubiera atrapado la primicia del siglo, mientras presionaba rápidamente el obturador de la cámara.—Señor Velázquez, acaba de decir que todo esto son solo rumores. ¿Cómo explica ahora su relación cercana con s
¿Qué era lo que quería preguntarle a Silvio? ¿Acaso podía hacerlo? ¿Tenía derecho a preguntar?Una fuerte y amarga sensación embargó su mente. Sin embargo, pronto alzó la cabeza y sonrió ligeramente, antes de preguntar:—¿Qué tal tu día de trabajo?Silvio frunció levemente el ceño, sin responder, antes de decir: —No necesitas cocinarme, comeré afuera y luego regresaré.Este comportamiento hizo que Elena tuviera la leve sensación de que Silvio estaba molesto, pero ¿qué había hecho mal? Sin embargo, Silvio no le daría explicaciones, por lo que se marchó sin decir ni una sola palabra, dejando que Elena comiera y limpiara a solas.La tristeza se apoderó del corazón de Elena, mientras terminaba de comer en silencio y ordenaba la mesa.La calma se hizo presente en la gran mansión, incluso Elena podía escuchar claramente su propia respiración.El aliento de Elena tembló, mientras una lágrima cayó en su mano, mientras su corazón ardía. ¿Por qué estaban así?Durante los primeros días después
Él solo la quería llevar de vuelta para que visitara a sus abuelos, ¡no para divorciarse de ella! Pero, a pesar de eso, seguía sintiéndose muy molesto con ella.Lentamente, Elena comenzó a calmarse. Aunque quería explicarse, vio que Silvio ya había cerrado los ojos, por lo que no se atrevió a hablar, temerosa de molestarlo.Manteniendo la misma postura, se quedó un poco más rígida. Los pensamientos invadieron la mente de Elena y no pudo conciliar el sueño hasta altas horas de la noche. Al despertar al día siguiente, Silvio ya no estaba. Elena se levantó, se sentó frente al tocador y se dio cuenta de que sus ojos estaban tan hinchados como se esperaba.Después de maquillarse de manera sencilla, bajó rápidamente las escaleras y el chofer ya la estaba esperando en la sala.—Señora, el señor me pidió que la esperara aquí. Después de que tome el desayuno, la llevaré de vuelta a casa.«¿A casa?», se preguntó para sus adentros. Ni siquiera el conductor consideraba que la mansión fuera su ho
Elena no pasó la noche en el Pueblo del Arroyo, solo se limitó a disfrutar de un delicioso almuerzo, hasta que el chofer, quien había desaparecido durante toda la mañana, regresó por ella.Anteriormente, siguiendo las órdenes de Silvio, la había escoltado de regreso al pueblo. Ahora, cumpliendo estrictamente con los mandatos de su jefe, la llevaba de vuelta.De cualquier manera, Elena no tenía voz ni voto en aquella decisión, por lo que, con pesar, Elena se montó en el automóvil.—Elena, te has casado con Silvio, así que vive con él y no seas obstinada. Cuídate muy bien y no vuelvas nunca más —gritó la abuela mientras corría detrás del coche, con las lágrimas rodando por sus mejillas.El abuelo no hablaba mucho, pero siempre seguía a la abuela.—Vieja, ¿de qué estás hablando? Ella es tu nieta, mi sobrina, y, aunque se haya casado, fuimos nosotros quienes la criamos. ¿Cómo es que no va a regresar? — protestó Alberto. Elena lo miró muy molesta, y el abuelo, volviéndose, tomó uno de sus
Todo lo que se desarrollaba ante los ojos de Elena hizo que comenzara a llorar desconsoladamente. Esas imágenes eran como punzadas en sus ojos, que la herían cruelmente.Su esposo, con su amante, en su habitación, en su cama, haciendo lo que más aman hombres y mujeres.¿Acaso Silvio le había insistido al chofer que la llevara a visitar a su abuela, solo para llevar a aquella mujer a la casa? ¿Lo había hecho con el único fin de intimar con Camila? ¿Y qué pasaba con ella, con Elena? ¿Qué rol representaba en todo aquello?Había estado allí, en aquella casa vacía, durante años, solo por aquel certificado de matrimonio; anhelando, en secreto, poder conquistar a Silvio y convertirse en la verdadera señora Velázquez. Sin embargo, pese a que con el tiempo había comenzado a desistir, Elena jamás había podido imaginar que, al final, todo terminara de aquella manera. Completamente aturdida, Elena escuchó los sonidos que continuaban en el piso superior, los cuales hacían que la ansiedad y el pán