MELODYNo lo siento como correcto, estoy a nada de entrar cuando retrocedo, me dirijo hacia una de las enfermeras que están al lado de la recepción y pregunto por su estado. —La señora Score tuvo complicaciones con el parto, hubo un desgarre y parece que no lo ha aguantado —me informa. Luego me da un analisis de todos los detalles, poco a poco el odio que le tenía por lo que me hizo en el pasado se desvanece, es como si esto me diera una patada en el estómago, así que pese a que por una parte no tengo la mínima intención de hacerlo, me dirijo a la puerta, giro la manija y entro. Lo primero que ven mis ojos es el cunero a su lado, soy madre, así que imagino lo que se debe de sentir saber que es el final y que no vas a poder ver crecer a tus hijos. Me trago el nudo que se forma en mi garganta y doy un paso adelante. Su cuerpo está conectado a las máquinas, no la había visto desde el día del laberinto en el que Brandon se perdió. Su rostro es pálido, sus labios agrietados, ella fue m
ROMANMe congelo cuando cuelgo, Natalia está muerta, lo que me cuenta Melody es que al parecer se complicó el parto, la gente del aeropuerto me parece fugaz, tengo un breve mareo antes de volver a procesar lo que está pasando, ella me ha contado todo lo que le dijo, cada detalle, así es Melody, ha llorado, lo pude escuchar en su tono de voz. Tengo una hija, otra bebé un año menor que Marina, y cinco años menor que Brandon, joder, ella me necesita, como puedo me obligo a andar. El caos que hay en mi mente y en mi corazón son como un desastre natural acabando con todos a su paso. Llegando al hospital, es Melody quien se encarga de todos los trámites, me permito ver una última vez a la mujer que hasta ese momento odiaba por el daño que nos hizo a Melody y a mí. Incluso a mis hijos. —Prometo que mantendré a nuestra hija a salvo de todo el peligro —le aseguro en la morgue—. Puedes irte tranquila, que nada le faltará, mucho menos amor y respeto. Saliendo, Melody me abraza con fuerza y m
Emma estaba orgullosa de sí misma por sus logros en el ejército, pese al obstáculo de interacción con el resto. Dos meses después de que la suspendieran por reprobar el examen práctico social, es mandada a un nuevo cuartel en donde trabajará con el coronel Duncan King, un hombre tan cruel como sádico, que en cuanto la ve se dará cuenta de que es la misma chica que desvirgó en las vacaciones. Él no la quiere en su equipo y ella está dispuesta a demostrar que es tan capaz como cualquier otro teniente, solo hay un problema, él está saliendo con su hermana mayor.
DUNCAN Escucho el disparo a la distancia y mis oídos se quedan sordos con el estruendo, estudio mi entorno y poco a poco todo va tomando forma hasta que siento cómo el aire me hiela la sangre, unas ramas se rompen cerca de mí, apunto con mi pistola, alguien viene corriendo a gran velocidad hacia mí, entonces la miro, Melody corre buscando mi protección, pero es demasiado tarde, porque aprieto el gatillo y le disparo a la mujer que amo. Despierto aturdido, la oscuridad inunda mi habitación y trato de mantenerme cuerdo por un solo segundo, un instante. Respiro y exhalo hasta que me convenzo a mí mismo que todo se ha tratado de una pesadilla, tiene que ser, miro a mi lado y encuentro a una mujer castaña, desnuda, envuelta en una sábana, la misma mujer con la que llevo saliendo poco más de un año y con la que quiero tratar de olvidar a Melody. Es difícil cuando ella fue la primera mujer a la que amé, de quien me enamoré, y quien no me correspondió por estar con Roman, el padre de sus
EMMA Nunca he sido buena tratando de ocultar mi rabia, no cuando sé que lo que me hacen es una injusticia, pero esto está más allá de mis niveles, es decir, siempre he sabido que soy una persona rara, no me gusta la gente, me agrada estar sola y que respeten mi espacio, pero el que se quiera deshacer de mí, mi cuartel, solo porque no me llevo bien con el resto porque ellos me consideran callada, es una aberración. —¿Me estás escuchando, Emma? —me habla el ministro. Asiento. —Sí, mayor. —Eres una buena teniente, pero si tan solo vieras al resto como tu equipo, como los compañeros que pueden salvarte la vida… O como los compañeros que en cualquier momento harían que me maten, ellos solo ven una parte de la historia, no mi lado, y es que ¿cómo puedo confiarle mi vida a alguien que me molesta todo el tiempo y que me amenaza por las noches con matarme? No, no lo entienden y nunca lo harán porque ahora me han cambiado de cuartel a uno en Londres. —Necesitas cambiar tu actitud,
DUNCANLa cabeza me estalla, tengo tantas cosas en mente que este llamado que tiene el superior solo empeora las cosas, han pasado dos días y es tiempo justo para comenzar a planear mis estrategias, entrando a la oficina luego del acceso poco convencional, me dirijo con un saludo firme al superior. —Coronel King, me alegra verlo, descanse y tome asiento, por favor. Corta el puro que sostiene en su mano, hago lo propio y espero paciente a que me informe por qué me ha sacado de mi salón de entrenamiento. No es algo que me agrade, mucho menos que haga que sea un impulso para seguir sus órdenes. —¿Qué sucede? —inquiero una vez que baja la guardia y volvemos a ser personas conocidas con un medio en común. El hombre desliza sobre la superficie plana del escritorio, una carpeta gruesa, me le quedo mirando sin siquiera tocarla. —¿Y eso? —enarco una ceja con incredulidad. —Aquí se encuentra toda la información de quienes estarán en su equipo, la misión a la cual ha sido asignado, es de s
EMMADebe ser una broma de mal gusto del destino, es que no me puede estar pasando esto, no solo tengo que soportar la idea de que mi histérica hermana esté saliendo con el mismo hombre con el que perdí la virginidad, sino, que ahora nos volvemos a encontrar, él parece tan sorprendido como yo, solo que lo disimula bien, ya que en cuanto nos reconocemos, solo me echa un vistazo fugaz para volver a concentrarse en mi hermana. —Ella es mi pequeña hermanita —arguye Nayel con orgullo, mentirosa, como si de verdad le importara—. Emma. Trago grueso. —Y el es Duncan King, el chico con el que estoy saliendo —le mira como si fuera un dulce bocado que quiere probar. Las náuseas no se reparan en mi rostro, me siento en estos momentos como la peor persona del mundo, es decir, yo me acosté con su novio, joder. —Un placer, Emma —Duncan extiende su mano hacia mi dirección. Me lo pienso un par de segundos, bien, sí él puede fingir que nada pasó entre los dos aquella noche, yo puedo hacer lo mism
EMMA—No es necesario —interrumpo con nerviosismo. Nayel no se da cuenta del daño que me está haciendo, planeaba pasar esta noche sin problemas, dormir temprano luego de comer una enorme rebanada de pizza, ya que esta comida insípida que me obligó a probar, no ha llenado mi estómago lo suficiente como para irme a un descanso placentero. —No es problema, hermanita, Duncan no se opondrá —voltea a mirarlo con esa sonrisa llena de ensoñación. Rechino los molares. —¿Verdad, amor? Duncan me echa un último vistazo lleno de malicia, antes de volver toda su atención a mi hermana idiota. —Por supuesto que no, no es un problema. —Gracias amor. Ella se acerca a él para darle un beso en la boca, ella es más baja que él, por lo que se tiene que inclinar hacia adelante, cosa que parece molestarle, mi hermana aplasta sus labios contra los de él, es un beso fugaz y simple debido a que él se incorpora de golpe, con un rostro inocente. Hijo de perra, seguro lo hace para molestarme. —Nos vemos