Amaia, estaba completamente decidida a llegar a la orilla, le estaba exigiendo a su cuerpo máximo rendimiento haciendo uso de su conocimiento para nadar y de la habilidad que katerina le había enseñado, se mantuvo nadando y nadando por lo que le parecía una eternidad, su cuerpo mostraba claros síntomas de agotamiento sin embargo, no estaba dispuesta a rendirse, iba a salir de ese lugar porque iba a encarar al desgraciado de su esposo y recriminarle el hecho de haberla lanzado al agua sin ningún tipo de escrúpulos. Después de haber nadado por mucho tiempo Amaia al fin logró llegar a la orilla, abandonó el agua gateando con sus pulmones ansiosos de respirar libremente, en cuanto estuvo sobre la arena se dio vuelta y se dejó caer con la espalda sobre la misma mirando hacia el cielo, boqueaba como un pez fuera del agua, sus pulmones ansiando buscando oxígeno. De acuerdo, sabía que lo había hecho mal, sabía que Nikolay con aquello quería darle la lección de que era él quien estaba al
—¿Se puede saber de qué estás hablando?— le pregunto Amaia. —Muy sencillo, si piensas generarme la molestia como para ir y subirme a ring contigo que eres mi esposa porque estás tan furiosa que solo sientes la necesidad de venganza y poder golpearme a tus ancha está bien, aceptaré darte la satisfacción de venganza pero, lo haremos con una apuesta, ya sabes, para que sea mas divertido. —¿Y qué quieres apostar?, dilo de una vez. — preguntó decidida. —Si tú ganas y y quiero que tengas presente que eso es muy poco probable, entonces te concederé tres cosas, tal como si fuese el genio de la lámpara, tres deseos, el primero te entregaré el teléfono móvil para que puedas tener una larga y tendida llamada con tu hermana para ponerte al día, segundo no te exigiré que asistas conmigo a la fiesta de cumpleaños de la esposa de mi socio, podrás salirte con la tuya y quedarte aquí dejándome expuesto por llegar a la celebracion sin mi esposa y tercero, te daré a escoger si quieres que nos s
Llegaron al sótano, seguidos de Katerina y los hombres, Amaia sentía la satisfacción de que al menos él no se había burlado de ella y había ignorado su reto, sin embargo estaba evidentemente preocupada ya que quería demostrarle que era una mujer que merecía su respeto y que se estaba esforzando mucho por dar la talla y llegar a ser la esposa que él quería, por si fuese poco estaba en juego la posibilidad de ver a Aimara o de tenerla con ella, así que iba a esforzarse aunque tuviese todo en contra,ñ iba a esforzarse, iba a dar lo mejor de sí, y si sucedía como todo apuntaba y Nikolay le ganaba, al menos podía sentirse satisfecha de saber que había dado todo en la pelea. Al llegar se subió al cuadrilátero, fue directamente a una de las esquinas en donde había un par de guantes azules y una careta del mismo color, tal y como había hecho muchas veces con Katerina tomó unas largas vendas con las cuales cubrió sus manos y sus dedos para después ponerse los guantes. Katerina caminó haci
Amaia observó como Nikolay se acercó con una sonrisa victoriosa y no pudo evitar mirarlo con una mezcla de rabia y deseo, sabiendo que había perdido la apuesta y qué ahora estaba a su merced. Cuando sus labios se encontraron en aquel ardiente beso, Amaia sintió la fuerza y la adrenalina del momento, la pasión encendió su ser con la misma fuerza que la sed de venganza. Llevando las manos al cabello de él, tiró de la liga y el cabello castaño y sedoso cayó suavemente, ella tomó con fuerza un puño de sus cabellos al tiempo que se abría paso en su boca con la lengua. Una danza erótica cargada de anhelo y deseo. Nikolay la tomó de la mano y la llevó al centro del ring, donde la luz del gimnasio se reflejaba en sus cuerpos sudorosos. —La recompensa de la victoria— susurró Nikolay, mientras comenzaba a despojarla de sus prendas. Amaia lo miró con desafío, pero no se resistió cuando Nikolay comenzó a besarla nuevamente con pasión. Sus labios se movieron con intensidad, explorando cada
Amaia y Nikolay tomaron un baño juntos, estaban muy agotados y aunque deseaban meterse bajo las sábanas y dormir, Nikolay le había prometido que hablaría con Aimara, así que después de darle el celular para que llamara, se marchó por un trago. Amaia tomo el teléfono y le marco a Aimara quién respondió rápidamente. —¿Si?—Aimara cariño, soy Amaia. —Que felicidad poder escucharte, me alegra saber de ti. ¿Estás bien?—Estoy muy bien. He estado muy preocupada por ti, Nikolay me comentó que padre volvió a jugar. Pensé que entraría en razón. —Tambien ha vuelto a beber, Pero trato de que eso no me afecte, estoy muy enfocada en mis estudios en obtener las mejores calificaciones asistir a las actividades extracurriculares para obtener la mejor de las notas te lo prometí voy a cumplirte. las cosas con padre no están muy bien especialmente porque parece que algo le atormentara aunque claramente No sé lo que es él no está dispuesto a compartirlo con nadie. —En ocasiones llego a pensar que nu
—Te juro que no tenemos que hacer esto, Nikolay. La lección ha quedado clara aunque no sé si deba incumplirla en algún momento. —¿Estás asustada?— le preguntó con burla. —Por supuestamente que no, te recuerdo que ya sobreviví a esta caída y por lo que has dicho, tu también, entonces no tiene sentido. —Quizas no tenga sentido, pero es parte de mi recompensa y vamos a cumplir con ésto, además como te dije siempre me causó un profundo placer poder saltar desde este acantilado por mucho tiempo cuando estaba sumergiéndome en una especie de tristeza este acantilado fue mi salvación venir acá arriba y contemplar desde aquí la inmensidad del mar, ver los hermosos atardeceres que no hacían más que llenarme de profundo dolor, eran momentos en los que sentía que mi cabeza me jugaba una mala pasada y que seguramente lo mejor sería rendirme a la oscuridad de mis pensamientos y sentimientos para despedirme de éste mundo, sin embargo, a la vez era demasiado egoísta como para renunciar a la
—¿Estás seguro que quieres hacer esto Nikolay?—le preguntó Amaia mientras caminaba con él tomado de la mano, Nikolay se giró y la miró con una enorme sonrisa, como.quien esta a punto de cometer una travesura. —Por supuesto que quiero hacerlo, ¿ acaso vas a decirme que te vas a acobardar precisamente ahora?— le dijo en tono burlón, como retandola, sabiendo que no se echaría atrás. —Por supuesto que no— dijo ella con una sonrisa de autosuficiencia— ¿acaso se te olvida que ayer caí desde esta misma altura y que logré sobrevivir?, lo que me sorprende es que quieras que lo hagamos juntos. Parece una especie de iniciación. —Ya te lo dije Amaia, estaba plenamente consciente de que estarías bien. Eres buena nadadora y yo mismo he saltado de aquí muchas veces, es una descarga de adrenalina que te recuerda que sigues vivo, pero que te hace acariciar muy de cerca la muerte. Creo que estar precisamente en esa delgada línea entre la vida y la muerte, es lo que te hace apreciar más cada día
El día de la fiesta había llegado Amaia se observó en el espejo, el precioso vestido ajustándose a cada una de sus curvas, resaltando indudablemente todos sus atributos, su cabello largo, negro y lacio estaba peinado en un perfecto moño, coronado por unas ondas que se volvían unos rizos perfectos, que caían enmarcando su rostro, sus bellos ojos azules tan azules, intensos como el mismo color del vestido que portaba estaban maquillados con una sombra negra, mucha pestañina lo cual le daba una mirada más profunda y felina sus ojos se veían almendrados y resaltados, sus mejillas cubiertas por un ligero rubor y sus labios con una apariencia jugosa y carnosa estaban cubiertos por un labial. —Estás preciosa— exclamó Nikolay saliendo del vestidor y encaminandose hacia ella, se colocó justo detrás y sus grandes manos le cubrieron la estrecha cintura tirando de su cuerpo esbelto la abrazó, recargandola contra él —Sin duda seré la única de todos — ella observó lo guapo que estaba su esposo,