Su teléfono había quedado destrozado desde que Bethany Walton lo arrojó al suelo, solo faltaban quince minutos para llegar a casa y Alice solo rogaba una cosa, que su hijo estuviera allí.—Por favor, necesito llegar cuanto antes.—apremió al chofer.Sabía que su padre seguro le estaba haciendo muchas llamadas, quizás Sofía, alguna otras de sus hermanas, al final Jared había dado aviso al señor Taylor de que…Robert Graham encontró a su hijo y Alice desconocía cuál era la situación allí, no le importaba demasiado, más que llegar a casa con su hijo. Lo demás se quedaba para después, no era prioridad.Cuando abrió la puerta, todo estaba a oscuras, pero conocía la casa y aquellas rápidas pisadas se condujeron hacia la habitación de su hijo, topándose con aquella enorme figura frente a la puerta, Robert.Dio un paso hacia adelante, pero él no la dejó entrar, cerniéndose sobre ella, imponente, pero Alice no se dejaba achacar, tenía que ver que su hijo sí estaba allí, que eso era cierto.—Etha
Aquello había pasado muy deprisa, quiso detenerlos, pero el bebé en sus manos, las cosas de Alice, aquellas personas fotografiando a la mujer que estaba siendo apresada y luego…luego ella y todos ya no estaban.Sostuvo a Ethan y respiró profundo, tenía que buscar la manera de arreglar aquello.Beth se acercó sonriente, mientras Robert buscaba un taxi, con su hijo en brazos y las cosas que había dejado Alice allí.—¡Rori! ¡Rori!—se detuvo, mirando aquella criatura entre los brazos de Robert.—¡Uy, pero si es una copia de esa mujer! ¡Que penoso!—la mirada severa de Robert la hizo rodar los ojos, solo era ver a Ethan Graham y de inmediato te dabas cuenta que era un Taylor, mismos rasgos y la exagerada similitud con su joven madre. Un bebé demasiado hermoso y llamativo.—Ya te estoy dando lo que querías, ¿tomamos un café? Tengo que informarte de algunas cosas,—tocó su cabeza con un poco de dolor.—creo que traigo resaca. Hay que hacerle la prueba de paternidad a tu hijo y de ese modo el proc
Cuando la sentencia fue dada, fueron muchas las impresiones en aquella sala. Bethany Walton soltó una carcajada cuando Alice Taylor se desmayó y Robert intentó correr hacia ella, pero los guardias lo detuvieron, no pudiendo pasar de esa sección hacia donde se encontraba la acusada.A la joven la llevaron a la enfermería y allí solo su familia pudo verla.Su padre estaba a su lado, tomando su mano. Los demás sabían desde días antes que Alice le darían un año de cárcel, excepto ella, pero Henry intentó hacer todo lo posible porque su hija al menos obtuviera una fianza, más no pudo ser.Un año de prisión. No se pudo evitar, pese a los intentos.Abrió los ojos muy lentamente, no había mucha luz en aquel lugar, olía a plástico y la cama era exageradamente incómoda, demasiado rígida; sintió el frío de la esposa en su muñeca derecha, apresada contra la cama y quiso incorporarse con brusquedad, deseando que fuera una pesadilla, pero no lo era, las lágrimas empañaron su visión y con la mano li
Robert sufría, pensando que Ethan sentía todas esas cosas. Que el niño sufría por estar lejos de su madre, despertaba en las noches con mucho llanto, estaba comiendo poco y aquella noche tenía fiebre, tuvo que llevarlo a un hospital. No sabía cómo criar a un bebé, no tenía idea, tampoco es que le pareciera imposible, pero también se derrumbaba al saber que Alice iba a pasar un año en la cárcel y que nunca se juzgó la desaparición de su hijo, el robo que hizo Henry Taylor cuando Ethan nació y la manera en la que Simon Leclerc había limpiado todo, como siguió haciendo, pese a que Bethany Walton intentó someterlos, a Simon Leclerc no llegó. Y solo pudo obtener la cabeza de Alice Taylor.La fiebre había pasado y Robert regresó a casa a eso de las siete de la mañana con su hijo.Beth estaba allí, muy acomodada en su salón.Robert le había dicho que él tenía muchas cosas en las cuales concentrarse, que no tenía tiempo para sus juegos, pero Beth seguía a su lado, cada día.—¿Estaban de fiest
Decir que estaba nerviosa era quedarse corta, ¿cómo es que a sus casi veintidós años ya estaba en la cárcel, con un divorcio y separada de su hijo? Si hace dos años a Alice Taylor le dijeran que pasarían todas esas cosas en su vida luego de casarse con Robert Graham, habría desobedecido por primera vez a su padre, escapando o negándose de manera contundente en casarse con Robert Graham, pero aquella vez obedeció y todo lo que pasó después ya es historia.Llevaba puesto aquel traje gris mientras le mostraban todas las áreas de aquella cárcel, era bastante amplia y tenían alrededor de setecientas reclusas.Alice había llegado con ciertos beneficios, estaría alejada de las demás y en una celda aislada. Por su parte estaba bien, ella no era una delincuente como las demás y le aterraba la idea de convivir con mujeres que habían cometido horribles delitos o compartir habitación con alguna de ellas, personas desconocidas.Era lo más bajo que había caído alguna de las Taylor, Alice seguía rom
Era el día, peinó a Ethan unas tres veces y la misma cantidad de veces lo cambió de ropa, ya lo tenía estresado.—¿Crees que te hace falta un corte?—alisaba sus mechones, pero estos volvían a tener su aspecto ondulado solo unos segundos después.—Tienes el cabello muy largo. Esperemos a ver que dice tu madre, creo que ella tendrá una mejor opinión sobre eso. Yo digo que está muy largo, ¿qué crees tú, Ethan?—el bebé ya estaba enojado por lo indeciso que lo tenía su padre, pero Robert también estaba estresado, quería que Alice viera que su hijo estaba bien y que no se preocupara, era importante eso.—Lo siento. Lo siento, pero es el primer día y sé que es importante para ella, para los tres. Para ti también es un buen día, estarás en brazos de tu madre.—La puerta de la habitación se abrió, dejando entrar a Bethany. Enojado, Robert dejó a Ethan en la cuna y se acercó a la pelinegra, buscó de manera brusca en sus manos y no halló la llave, ella sonrió, no se la daría, jamás.—¿Qué haces aquí
Estaba sentada en la cama, con sus manos unidas, las gotas de lágrimas caían sobre sus piernas mientras los minutos pasaban. Y pasaban muy deprisa.Era hora de la visita, pero Robert no llegaba.Le dijo que iría, más aún nadie iba por ella, lo que indicaba que él no había llegado. Se puso de pie, yendo hacia la puerta y observó el exterior, se veía muy desierto, escuchó unas pisadas, alguien se acercaba, ¿podría ser que alguien fue a visitarla?—Contra la pared, manos sobre la cabeza.—le indicaron antes de abrir la puerta.—Tiene una visita familiar, Robert Graham. ¿La acepta?—la pregunta estaba de más, ella los esperaba con desesperación.—La acepto.—respondió con alegría. Le colocaron las esposas y a Alice ya no le daba tiempo de secar su rostro.Entró a aquella sala y lo primero que vio, lo primero que sus ojos buscaron con desespero, observándolo al fondo de aquella la hizo sonreír.¡Era su hijo!Deseó que le retiraran las esposas con prisa, pero todo era un proceso. Cuando se vio
Se quedó muy quieto mientras aquellas tijeras estaba en su cabeza y Robert tenía el corazón en sus manos.«No te muevas, Ethan. No te muevas.» Rogaba en su mente mientras él apenas pestañeaba y el cabello caía a cada lado. Ethan no se movía, pero él estaba más inquieto que el niño.Lo había llevado a una mona peluquería especializada y para cuando terminaron con Ethan allí mismo le dieron un baño, por si algún cabello había caído en su cuerpo y le molestaba.—Vaya…—cuando le entregaron a su hijo, Robert se quedó con la boca abierta.—Pero si te ves más grande. ¿Será que creciste con el corte?—se le quedaba mirando fijamente.—Cuando sus rostros no son cubiertos por todo el cabello suelen verse un poco menos bebés, más si ya estaba acostumbrado a verlo así, señor. ¿Le ha gustado el corte?—Creo que…está muy grande, su rostro se ve más serio y esa expresión…—¿Qué pasa con la expresión del pequeño Ethan?—Es la de su madre. Vaya, vaya.—peinó sus cejas para luego dejar un beso en su frent