Estaba sentada en la cama, con sus manos unidas, las gotas de lágrimas caían sobre sus piernas mientras los minutos pasaban. Y pasaban muy deprisa.Era hora de la visita, pero Robert no llegaba.Le dijo que iría, más aún nadie iba por ella, lo que indicaba que él no había llegado. Se puso de pie, yendo hacia la puerta y observó el exterior, se veía muy desierto, escuchó unas pisadas, alguien se acercaba, ¿podría ser que alguien fue a visitarla?—Contra la pared, manos sobre la cabeza.—le indicaron antes de abrir la puerta.—Tiene una visita familiar, Robert Graham. ¿La acepta?—la pregunta estaba de más, ella los esperaba con desesperación.—La acepto.—respondió con alegría. Le colocaron las esposas y a Alice ya no le daba tiempo de secar su rostro.Entró a aquella sala y lo primero que vio, lo primero que sus ojos buscaron con desespero, observándolo al fondo de aquella la hizo sonreír.¡Era su hijo!Deseó que le retiraran las esposas con prisa, pero todo era un proceso. Cuando se vio
Se quedó muy quieto mientras aquellas tijeras estaba en su cabeza y Robert tenía el corazón en sus manos.«No te muevas, Ethan. No te muevas.» Rogaba en su mente mientras él apenas pestañeaba y el cabello caía a cada lado. Ethan no se movía, pero él estaba más inquieto que el niño.Lo había llevado a una mona peluquería especializada y para cuando terminaron con Ethan allí mismo le dieron un baño, por si algún cabello había caído en su cuerpo y le molestaba.—Vaya…—cuando le entregaron a su hijo, Robert se quedó con la boca abierta.—Pero si te ves más grande. ¿Será que creciste con el corte?—se le quedaba mirando fijamente.—Cuando sus rostros no son cubiertos por todo el cabello suelen verse un poco menos bebés, más si ya estaba acostumbrado a verlo así, señor. ¿Le ha gustado el corte?—Creo que…está muy grande, su rostro se ve más serio y esa expresión…—¿Qué pasa con la expresión del pequeño Ethan?—Es la de su madre. Vaya, vaya.—peinó sus cejas para luego dejar un beso en su frent
Iba muy sonriente por aquel centro comercial, el abogado ya había empezado el proceso para solicitar el arresto domiciliario de Alice Taylor y ya Robert había acomodado su habitación, con la cama más cómodo que halló para ella, grande, espaciosa, bien para su espalda y con gran variedad de almohadas.Se había atrevido a comprar un poco de ropa para ella.Se estaban llevando tan bien, que ambos sonreían cuando llegaban allí y se veían.Robert estaba muy optimista con la futura llegada de Alice a casa y se encargaría de que ella obtuviera cualquier cosa que necesitara después.—Robert.—Aquella voz femenina lo llamó detrás de él y desearía no haber reconocido quién era, pero sus pasos se detuvieron, no porque deseara verla o hablar con ella, simplemente su cuerpo se detuvo.Bajó la mirada hacia su hijo y luego miró atrás por encima del hombro.Era Sofía Taylor.Los pasos suaves de ella lo alcanzaron sin prisa y con aquella expresión dura lo fulminó.—Sofía Taylor.—Robert torció su boca e
Estaba lista, emocionada y muy lista.Quería decirle a los dos que ya estaría con ellos esa misma semana, quería ver la expresión de Robert cuando viera que ella estaría con ellos en cuestión de días.Sentía ese nudo en su estómago y la emoción que no permitía que ella dejara de sonreír, es que estaba tan feliz…que ya quería salir por esa puerta y verlos a los dos y abrazarlos.¡Ya sería libre!Abandonaría aquella celda y estaría con su hijo, conviviendo de manera sana con Robert y disfrutando del crecimiento de Ethan.Caminó de un lado a otro, era consciente que ya era la hora, se acercaba a la puerta y no escuchaba las pisadas, ¿por qué no iban a por ella? Estaba casi al cien por ciento segura de que Robert ya estaba allí, el primero en llegar, como cada día, como cada semana.Se sentó, pero estaba inquieta, sus ojos no se apartaban de la puerta y comenzaba a desesperarse, escuchó unas pisadas, pero ninguna llave sonar, corrió hacia la puerta y aquella mujer pasó junto a su puerta s
Se sintió muy preocupado porque creía que había cometido un error, aquel no parecía un lugar seguro para su cliente, para Alice Taylor. Miró todos los destrozos, el césped, las piedras, cristales, trozos de un coche y la expresión de cansado que llevaba Robert.¿Qué había pasado?¿Esa mujer que se acababa de marchar hizo todo eso?¿Por esa razón Robert y su hijo no llegaron a la visita? Con lo preocupada que estaba Alice, pensando que algo malo había pasado y al parecer solo se trataba de algo personal con Robert Graham, una posible exnovia.—¿Este es el lugar al que vendrá Alice?—le preguntó sin dejar de mirar la casa y recordar la escena anterior.—No sé si sabes la importancia de esto o si te importa a ti tanto como a ella, antes creí que sí, pero al ver esto…me entran muchas dudas, Robert. Alice vendrá aquí en dos días, el miércoles ya le hacen el traslado a tu casa, ¿y esta es la casa a la que ella va a venir? Es decir…¿se arriesga a que una mujer venga a atacarlos? Si no es un lu
—Esta vez sí llegaremos, Ethan. No te preocupes.—pasaron el control de revisión de manera muy rigurosa, no se podía pasar nada a la sala de visitas, incluso revisan el pañal de Ethan y le colocaban uno nuevo, al igual que la revisión a la que era sometido Robert. Nada de eso nunca le importó, es decir…¡lo valía para llevar a su hijo con su madre!Llegaron a la sala solo unos segundos antes que Alice y…la expresión de la joven al verlos era casi maravillosa, excepto por sus lágrimas que se deslizaron por su rostro cuando los vio a ambos. Fueron al encuentro de ella y Alice los sumió a ambos en un abrazo, respirando con alivio al ver que estaban bien, pese a que el abogado le había enviado el recado el día anterior con la excusa de que se debió al tráfico.—Sé que se debió al tráfico, pero no sabes el susto que me dieron. Pensé tantas cosas…Robert, estuve muy preocupada. No los veía desde el viernes y yo los extrañé mucho.—recostó su cabeza al pecho de Robert, pero solo por unos segundo
Le dio mucha alegría ver a Loren, pero más que nada se llenó de emoción al ver que estaba fuera, que ya salía de allí.El traslado fue la parte más sencilla y al llegar a la casa, pese a que su hijo y su padre la esperaban, no fue de inmediato color de rosa, porque Alice tenía que recibir un montón de indicaciones más aquella pulsera en su muñeca que permitía tener acceso a su localización en tiempo real.Había pasado casi una hora de estar allí y todavía no tenía a su hijo en brazos.Robert también escuchaba todas las indicaciones, entre ellas podrían realizar llamadas a la vivienda para hablar con la joven y en determinados días una persona podría aparecerse allí sin avisar ni siquiera la hora, para asegurarse de que ella cumplía de manera correcta el arresto.Dicho todo aquello y con ya la información necesaria, los agentes se retiraron, dejándole a Alice privacidad con su familia.Sus ojos miraron a Loren y al abogado, se sentía demasiado agradecida con ellos dos.—Bueno…—Loren le
er sus ojos, el color de ellos que creía ya estar olvidando o…su rostro lleno de vida, sus mejillas con color, nadie podría entender lo feliz que estaba siendo Jared; era como un milagro para Jared que siempre estuvo esperando, que siempre anheló, empleando todos sus intentos para que se hiciera realidad. Ahora estaba hecho. ¿Gracias a quién pasó aquello?Henry Taylor.Empleó tiempo, relaciones y dinero para que los mejores médicos en esa área atendieran a Charisse Sinclair, arrojando buenos resultados cuando casi era tarde para la joven que se le iba la vida postrada en esa cama, mientras el tiempo pasaba sin mostrar clemencia.Su hermano siempre luchó por ella. Siempre hubo alguien que la esperó con desesperación, al punto de abandonar todo de ser necesario, con tal de tener a su hermana de regreso. Dejó tanto atrás, se olvidó de tantas cosas, se alejó de tantas personas, pero de nada se arrepentía, porque su hermana ya estaba con él, podría hacerlo otra vez si el resultado sería aq