Decir que estaba nerviosa era quedarse corta, ¿cómo es que a sus casi veintidós años ya estaba en la cárcel, con un divorcio y separada de su hijo? Si hace dos años a Alice Taylor le dijeran que pasarían todas esas cosas en su vida luego de casarse con Robert Graham, habría desobedecido por primera vez a su padre, escapando o negándose de manera contundente en casarse con Robert Graham, pero aquella vez obedeció y todo lo que pasó después ya es historia.Llevaba puesto aquel traje gris mientras le mostraban todas las áreas de aquella cárcel, era bastante amplia y tenían alrededor de setecientas reclusas.Alice había llegado con ciertos beneficios, estaría alejada de las demás y en una celda aislada. Por su parte estaba bien, ella no era una delincuente como las demás y le aterraba la idea de convivir con mujeres que habían cometido horribles delitos o compartir habitación con alguna de ellas, personas desconocidas.Era lo más bajo que había caído alguna de las Taylor, Alice seguía rom
Era el día, peinó a Ethan unas tres veces y la misma cantidad de veces lo cambió de ropa, ya lo tenía estresado.—¿Crees que te hace falta un corte?—alisaba sus mechones, pero estos volvían a tener su aspecto ondulado solo unos segundos después.—Tienes el cabello muy largo. Esperemos a ver que dice tu madre, creo que ella tendrá una mejor opinión sobre eso. Yo digo que está muy largo, ¿qué crees tú, Ethan?—el bebé ya estaba enojado por lo indeciso que lo tenía su padre, pero Robert también estaba estresado, quería que Alice viera que su hijo estaba bien y que no se preocupara, era importante eso.—Lo siento. Lo siento, pero es el primer día y sé que es importante para ella, para los tres. Para ti también es un buen día, estarás en brazos de tu madre.—La puerta de la habitación se abrió, dejando entrar a Bethany. Enojado, Robert dejó a Ethan en la cuna y se acercó a la pelinegra, buscó de manera brusca en sus manos y no halló la llave, ella sonrió, no se la daría, jamás.—¿Qué haces aquí
Estaba sentada en la cama, con sus manos unidas, las gotas de lágrimas caían sobre sus piernas mientras los minutos pasaban. Y pasaban muy deprisa.Era hora de la visita, pero Robert no llegaba.Le dijo que iría, más aún nadie iba por ella, lo que indicaba que él no había llegado. Se puso de pie, yendo hacia la puerta y observó el exterior, se veía muy desierto, escuchó unas pisadas, alguien se acercaba, ¿podría ser que alguien fue a visitarla?—Contra la pared, manos sobre la cabeza.—le indicaron antes de abrir la puerta.—Tiene una visita familiar, Robert Graham. ¿La acepta?—la pregunta estaba de más, ella los esperaba con desesperación.—La acepto.—respondió con alegría. Le colocaron las esposas y a Alice ya no le daba tiempo de secar su rostro.Entró a aquella sala y lo primero que vio, lo primero que sus ojos buscaron con desespero, observándolo al fondo de aquella la hizo sonreír.¡Era su hijo!Deseó que le retiraran las esposas con prisa, pero todo era un proceso. Cuando se vio
Se quedó muy quieto mientras aquellas tijeras estaba en su cabeza y Robert tenía el corazón en sus manos.«No te muevas, Ethan. No te muevas.» Rogaba en su mente mientras él apenas pestañeaba y el cabello caía a cada lado. Ethan no se movía, pero él estaba más inquieto que el niño.Lo había llevado a una mona peluquería especializada y para cuando terminaron con Ethan allí mismo le dieron un baño, por si algún cabello había caído en su cuerpo y le molestaba.—Vaya…—cuando le entregaron a su hijo, Robert se quedó con la boca abierta.—Pero si te ves más grande. ¿Será que creciste con el corte?—se le quedaba mirando fijamente.—Cuando sus rostros no son cubiertos por todo el cabello suelen verse un poco menos bebés, más si ya estaba acostumbrado a verlo así, señor. ¿Le ha gustado el corte?—Creo que…está muy grande, su rostro se ve más serio y esa expresión…—¿Qué pasa con la expresión del pequeño Ethan?—Es la de su madre. Vaya, vaya.—peinó sus cejas para luego dejar un beso en su frent
Iba muy sonriente por aquel centro comercial, el abogado ya había empezado el proceso para solicitar el arresto domiciliario de Alice Taylor y ya Robert había acomodado su habitación, con la cama más cómodo que halló para ella, grande, espaciosa, bien para su espalda y con gran variedad de almohadas.Se había atrevido a comprar un poco de ropa para ella.Se estaban llevando tan bien, que ambos sonreían cuando llegaban allí y se veían.Robert estaba muy optimista con la futura llegada de Alice a casa y se encargaría de que ella obtuviera cualquier cosa que necesitara después.—Robert.—Aquella voz femenina lo llamó detrás de él y desearía no haber reconocido quién era, pero sus pasos se detuvieron, no porque deseara verla o hablar con ella, simplemente su cuerpo se detuvo.Bajó la mirada hacia su hijo y luego miró atrás por encima del hombro.Era Sofía Taylor.Los pasos suaves de ella lo alcanzaron sin prisa y con aquella expresión dura lo fulminó.—Sofía Taylor.—Robert torció su boca e
Estaba lista, emocionada y muy lista.Quería decirle a los dos que ya estaría con ellos esa misma semana, quería ver la expresión de Robert cuando viera que ella estaría con ellos en cuestión de días.Sentía ese nudo en su estómago y la emoción que no permitía que ella dejara de sonreír, es que estaba tan feliz…que ya quería salir por esa puerta y verlos a los dos y abrazarlos.¡Ya sería libre!Abandonaría aquella celda y estaría con su hijo, conviviendo de manera sana con Robert y disfrutando del crecimiento de Ethan.Caminó de un lado a otro, era consciente que ya era la hora, se acercaba a la puerta y no escuchaba las pisadas, ¿por qué no iban a por ella? Estaba casi al cien por ciento segura de que Robert ya estaba allí, el primero en llegar, como cada día, como cada semana.Se sentó, pero estaba inquieta, sus ojos no se apartaban de la puerta y comenzaba a desesperarse, escuchó unas pisadas, pero ninguna llave sonar, corrió hacia la puerta y aquella mujer pasó junto a su puerta s
Se sintió muy preocupado porque creía que había cometido un error, aquel no parecía un lugar seguro para su cliente, para Alice Taylor. Miró todos los destrozos, el césped, las piedras, cristales, trozos de un coche y la expresión de cansado que llevaba Robert.¿Qué había pasado?¿Esa mujer que se acababa de marchar hizo todo eso?¿Por esa razón Robert y su hijo no llegaron a la visita? Con lo preocupada que estaba Alice, pensando que algo malo había pasado y al parecer solo se trataba de algo personal con Robert Graham, una posible exnovia.—¿Este es el lugar al que vendrá Alice?—le preguntó sin dejar de mirar la casa y recordar la escena anterior.—No sé si sabes la importancia de esto o si te importa a ti tanto como a ella, antes creí que sí, pero al ver esto…me entran muchas dudas, Robert. Alice vendrá aquí en dos días, el miércoles ya le hacen el traslado a tu casa, ¿y esta es la casa a la que ella va a venir? Es decir…¿se arriesga a que una mujer venga a atacarlos? Si no es un lu
—Esta vez sí llegaremos, Ethan. No te preocupes.—pasaron el control de revisión de manera muy rigurosa, no se podía pasar nada a la sala de visitas, incluso revisan el pañal de Ethan y le colocaban uno nuevo, al igual que la revisión a la que era sometido Robert. Nada de eso nunca le importó, es decir…¡lo valía para llevar a su hijo con su madre!Llegaron a la sala solo unos segundos antes que Alice y…la expresión de la joven al verlos era casi maravillosa, excepto por sus lágrimas que se deslizaron por su rostro cuando los vio a ambos. Fueron al encuentro de ella y Alice los sumió a ambos en un abrazo, respirando con alivio al ver que estaban bien, pese a que el abogado le había enviado el recado el día anterior con la excusa de que se debió al tráfico.—Sé que se debió al tráfico, pero no sabes el susto que me dieron. Pensé tantas cosas…Robert, estuve muy preocupada. No los veía desde el viernes y yo los extrañé mucho.—recostó su cabeza al pecho de Robert, pero solo por unos segundo