El día más importante de su vida y Acsa tuvo que enfrentar todo un despliegue de emociones trepidantes. Virginia murió por su envidia y ese asesino, Géminis, ¿sabremos más de él? Sigue pendiente que ya vienen más emociones y misterios, comenta por favor para poder ver si te está gustando esta novela.
“Es la primera vez que una mujer me complace de forma completa” Los invitados fueron dirigidos hacia otro salón, mientras los sirvientes limpiaban todo. Edward no iba a dejar que nadie empañara su boda y dio la orden a Rob de interrogar al espía que habían atrapado. Luego se unió con su esposa en el salón, ella al verlo se relajó y él le dijo: —Quiero que sonrías, sé que fue difícil, pero eres mi reina y debes demostrar que eres tan fuerte como demostraste ser. Acsa intentó sonreír y él la tomó del brazo e ingresaron al salón, todos los recibieron con aplausos y Edward tomó la palabra: —Parece que hay gente tan interesada en mi vida sentimental que desean intervenir en ella. Eso produjo risas, entonces ordenó que se diese a todos mucho licor y comida y fue con Acsa a un salón privado. Su abuela se reunió con ellos. —Mi nieto amado—lo abrazó. —Abuela, ¿por qué dejaste a Acsa sin protección? La mujer lo miró desconcertada y le dijo: —No dependió de mí, sino de mi seguridad—se e
“Sabes que lo que siento por ti es lo más extraño y maravilloso que he sentido, tengo que triunfar para protegerte Acsa” En los calabozos se interrogaba al espía y no daba información y Rob molesto por la negativa del sujeto, comentó: —Quieren que lo maten. —O es demasiado leal a su jefe o es demasiado estúpido—dijo el otro guardia. Gerald esperaba los resultados del interrogatorio y al ver salir a Rob molesto se inquietó: —¿Pasa algo, señor? —Ese imbécil no desea hablar y está molido a golpes y no nos dice nada… El joven pensó entonces: —Tal vez a mí me quiera decir algo. Rob lo miró con pena, ese chico creía que podía sacarle algo al sujeto y le dijo: —Gerald, sé que tienes el deseo de ser un héroe, pero no creo que puedas sacarle algo. —Con todo respeto señor, solo puedo hacer el intento y si no funciona… Rob accedió y lo dejó ver al tipo. Cuando Gerald lo vio todo golpeado y con pocas fuerzas sintió pena del sujeto que estaba colgado de las muñecas a pesados grilletes.
“Un misterio es un enigma que se tiene que resolver” Esa noche Acsa acariciaba a Edward y él sentía que cada una de sus caricias lo llenaba de una paz de la que no gozaba desde hacía mucho tiempo y un placer inigualable, gemía con el solo tacto de su mano y Acsa sentía que tenía cierto poder sobre Edward. —Tienes magia en tus manos. Ella sonrió y él corrigió: —Toda tú eres magia… —¿Mi señor es feliz conmigo? —Como nunca lo he sido, mi Ninfa—la besó—¿ya sabes lo que vas a pedirme? Ella se sentó y sus cabellos cubrieron su desnudez y Edward acarició su hermosa piel y Acsa le dijo: —Sí, señor… —Entonces habla. —Quiero que libere a las doncellas para que vuelvan a sus hogares. Le pareció un gesto noble y además adecuado. —Acsa, se hará como desees. Ella se recostó en su pecho, de pronto a su mente acudieron las imágenes de Edward ordenando la muerte de su pueblo, eso produjo tristeza en ella, Edward frunció el ceño y le preguntó: —¿Acsa estás triste? ¿Cómo pudo percibir su t
Parte 5 “El corazón malo y perverso alberga maldades y solo puede dar malos actos” Astari estaba viendo como los médicos revisaban a su hermana, nadie tenía una explicación para lo pasado. —Tiene una semana así…—decía llorosa—nunca se ha enfermado y ahora… La vieron moverse y ella fue a su lado: —¿Astrid? Ella abrió los ojos y estaba mareada, ¿dónde estaba? Entonces miró a su hermana. —¿Astari? —Por el Creador, ¿qué hiciste loca? Intentó levantarse y se mareó. —No hagas eso… —Señora, perdió mucha sangre, debe reponerse primero. No recordaba nada de eso, pero se vio la mano vendada y su hermana le preguntó: —¿Hiciste una invocación? Astrid recordó todo y le respondió a su hermana: —Quería vengarme de Edward… —Ese hombre te va a llevar al abismo. —Conseguí algo… Astari la miró y ella le contó: —Me respondieron… No sé quién, pero me dijo que se vengaría en dos años de Edward. —¿A cambio de qué? —De un hijo… —¿El hijo de quién? —Un hijo mío. Astari se llevó las mano
Cap. 21 Afectados por igual “Y el hombre será una sola carne con su mujer… Eso significa que ya no son dos, sino uno” Gerald nunca había salido de Vlaeron así que ver el paisaje era novedoso para él, uno de los hombres de confianza le explicaba al Rey sobre las mejoras hechas en ese tiempo. Edward dijo entonces: —Se acerca las temporadas de lluvias y debemos estar preparados para lo que venga, sabemos que el invierno en nuestra tierra es cruel. —Así lo haremos, señor. Fueron días viendo los silos en donde se almacenaba la comida y supervisando que todo estuviese en su lugar. —Tenemos trigo almacenado, cebada y granos, no nos sorprenderá una mala época. Edward asintió, vio a Gerald mirando uno de los pozos de agua en donde los aldeanos se proveían de agua. —¿Algún problema consejero Gerald? —Veo que el nivel del agua es muy bajo… —¿Quieres verlo más de cerca?—dijo malicioso Edward. Le hizo una seña a dos de sus hombres y tomaron a Gerald y lo tiraron dentro del pozo riendo.
“Y el enemigo se reúne para hacer planes malvados y los inocentes sin poder evitarlos” El reino de Uchaelum se encontraba al oeste y era un reino al que muchos le temían, pues su rey era un poderoso hechicero que usaba una magia antigua y que había tomado el trono de forma violenta. Esa mañana los consejeros del rey se encontraban en el trono en donde exponían los planes de expansión del reino. —El reino de Biba es proveedor de Vlaeron y le da la preciada mirra. Abner escuchaba en su trono los comentarios. —Tiene un ejército pequeño, pero se jacta del respaldo de Vlaeron. —Entiendo, todos los reinos del oeste tienen el respaldo de Vlaeron, son reinos pequeños; sin embargo, gracias al poderío de Vlaeron se sienten fuertes—comentó. El mago principal y asesor de Abner le dijo: —Vlaeron está pasando una etapa de florecimiento con el nuevo matrimonio de Edward. En ese momento un heraldo le anunció: —Señor, requieren su atención, representantes del reino de Aistariteron. Eso le in
“Mi esposa es Astrid, creo que el que se volvió loco eres tú”. Edward estaba recostado en el campamento cuando comenzó a retorcerse en la cama escuchando susurros que decían: “Edward… Edward… no te olvides de mí… soy tu esposa Astrid”. —No… Acsa, Acsa… “Pronto ella va a quedar en el olvido… Y vendrás a mí…” La veía en su cama acariciando su cuerpo, besando su cuello, percibía su perfume… su aliento… Edward estaba luchando por despertar, pero era tan real que de repente se vio en la cama con Astrid teniendo relaciones. El camino a Adres Gerald iba con su morral y un palo que usaba como bastón e iba adentrándose a zonas desconocidas. Observaba lo maravilloso que era poder alejarse de su opresor; cuando llegó hacia una bifurcación consultó el mapa y vio que debía tomar por la derecha y eso hizo. Se topó con Decameron de tonos azules, rosadas, rojas, naranjas, blancas y eso le daba al paisaje un encanto especial; grandes árboles circundaban la zona fue cubierto por sombra y allí, en
“Fue demasiado bueno para ser una fantasía” Gerald veía hacia esas pequeñas flamitas blanquecinas, conforme llegaba la noche se iban poniendo más intensas. Gerald podía sentir el frío aumentar en esa parte, entonces miró los árboles arrancados, estaban muertos y secos, los tocó y de repente sintió un miedo terrible que lo estremeció. —¡Cielos!—tembló. De repente, su mente comenzó a ver escenas difusas de un terrible viento y escuchar las voces aterradas de hombres y relinchos de caballo. Soltó el árbol y miró en torno. —Así que eso fue… Mientras miraba caer la noche en medio de la devastación, se dio cuenta de que la tierra allí estaba muerta, escarbó un poco y para su sorpresa encontró una calavera y se apartó aterrado. —¡Muertos! Entonces sus ojos no dieron crédito al ver a unas criaturas de aspecto siniestro, sus ropas eran raídas y su cabeza estaba cubierta por una capucha, ellas tenían manos huesudas con las que tomaban las pequeñas llamas y se las llevaban a la boca y las