Dulce regreso a su hogar acababa de dejar a los pequeños en el kínder, y ahora se disponía a revisar unos contratos tanto de su madre, como de la familia Bacha, pues, así como sus hombres hacían diversas cosas durante el día, ella había comenzado a trabajar luego de que los niños comenzaran el colegio, se sentía bien trabajar en casa, pero lo mejor era que superaba a Horus a nivel intelectual, no había duda de que la Dulce princesa tenía madera para los negocios. Estaba a punto de ingresar a la oficina cuando las manos de Giovanni la atraparon, el grito que salió de sus labios por la sorpresa, ya que se suponía que su italiano estaba en su taller, quedó atrapado por el beso fogoso y nada inocente que el pantera le dio. — Un día me mataras de un infarto. — se quejó la joven, pero comenzó a acariciar el amplio pecho del más pálido de sus hombres. — Soy una pantera cariño, nunca debes bajar la guardia o te devoraré. — informo mientras la tomaba de los glúteos y la obligaba a envolver s
Dulce es su nombre, pero todo el mundo la llama Princesa, y es que más que un apodo o mote cariñoso, ella es la princesa de Chicago, hija de Valentina Constantini, la reina de la mafia de aquel lugar y de un pequeño harem de seis hombres, sus reyes y padres adoptivos de Dulce. Desde pequeña supo lo que quería, ser como su madre, una digna heredera de la mafia, fue por eso que quiso imitar a la reina madre y vengar una vieja disputa, se suponía que acompañaría a su mejor amigo Pedro Sandoval, un sicario de 26 años a una boda, donde conquistaría a Horus Bach, reconocido empresario, futura cabeza de la familia más importante de Nueva York y quizás del mundo entero, un hombre de 30 años que en teoría, caería rendido ante la inocencia de una joven de 18 años, pero todo se salió de control; al ver a quien era su amor platónico de niña, Giovanni Santoro ya no era un niño, ahora era un hombre de 22 años, los cuales le habían sentado muy bien, en especial porque ahora era el segundo al mando e
DULCE:Veo una vez más por la ventanilla del jet privado de mi tío Donato, el Don de Chicago, y mi corazón se acelera, el solo saber que en pocas horas estaré con mis amigos… bueno, eran mis amigos cuando era una niña, y aunque la última vez que los vi fue unos días antes de mi quinto cumpleaños, dejaron huella en mí, tanto así que con dieciocho años, no solo los recuerdo, también los anhelo, era tan feliz cuando los trataba, se suponía que cuando mi madre me recordó, no solo tendría una familia, también conservaría a mis amigos y así hubiera sido, si no fuera por Horus Bach, a ese hombre le debo mi soledad, las lágrimas de mi madre y el sufrimiento de mi tío Donato, decir que lo odio es quedarse cortos, pero me vengare, algún día lo hare, cuando mi madre al fin vea que puedo llevar el negocio familiar adelante tan bien como ella, ese día, cuando tome su lugar lo primero que hare es ir por Horus.— No puede ser, realmente es un idiota. — la voz profunda y quizás un poco tenebrosa de P
Dulce termino de arreglarse, el día había sido un poco agotador no solo por el largo viaje, también fue el hecho de tomar una corta siesta al lado de su amigo Pedro, si bien como le había informado a su tío Donato, no era la primera vez que dormiría en una misma cama con aquel hombre, sin embargo, algo en ella había cambiado, en sus sentimientos para ser más precisos, quizás se debía al hecho de que ya no era una niña, ya no lo veía como su protector, sino, como lo que era, un hombre, uno que era un deleite para sus ojos y por el cual sus manos picaban por el solo hecho de tocarlo.— No, ¿en qué piensas Dulce? Dios, él es Pedro, tu amigo, tu mejor amigo… tu único amigo, no cruces esa línea, no lo hagas, porque sabes que te rechazara y ya no lo podrás ver más.Se repitió frente al espejo la misma frase que se decía cada vez que su confundido corazón le pedía probar los labios de ese hombre con clara descendencia latina.Decidió que ya era hora de bajar al salón, y no puedo evitar moles
Dulce permaneció inmóvil a la orilla de la cama, mientras Pedro insultaba al aire, estaba molesto, mucho más que eso, el latino no lograba comprender la razón por la que Horus estaba viendo de esa forma a su amiga, no lo aceptaba, claro que no, continuo con su monologo, mientras se quitaba el saco, luego la camisa, y las manos de Dulce hormigonaban, no pudo evitar que un suspiro saliera de sus labios al ver que se quitaba el pantalón y ese trasero que tanto le gustaba quedaba cubierto y apretado por el bóxer, lamio sus labios de forma inconsciente, dicen que los niños adquieren ciertos comportamientos de quienes los rodean y Dulce había crecido con seis hombres que en más de una ocasión se comportaban como animales, esos pequeños gestos la delataban, Dulce parecía una leona hambrienta, una que quería devorar a Pedro.— ¿Puedes responder? — indago el hombre, por lo que
Giovanni creía estar ante la imagen más perfecta que pudiera existir en el mundo y porque no decir el universo entero, Dulce abrió los ojos con lentitud, dejando ver el color almendra que, para el italiano, era el más bello del mundo y por un segundo se preguntó ¿Dónde había visto esos ojos antes? Porque sentía que así era, él había visto esa dulzura antes, pero no podía recordar donde.Para Dulce, ver la entrega en los ojos de Giovanni, solo era tener la confirmación de que Pedro, ni siquiera pudo verla a la cara cuando la hizo suya, pues realmente no estaba con ella, sino con el recuerdo de Verónica.— Gio. — susurro cuando el joven se acomodó entre sus piernas, apoyando la punta esponjosa de su pene en la entrada de su vagina.— Dios mío, no puedo creer que te encontré. — murmuro Giovanni, acariciando su mejilla
Era joven e inexperta, pero no era una cobarde, en su sangre llevaba el legado de la reina de Chicago, sentir miedo ante lo desconocido no estaba en ella, sino todo lo contrario, la adrenalina corría por sus venas ante la intriga que causaba no saber que sucedería, se sentía viva, mientras su mano acariciaba el pene de Horus, por encima del pantalón, provocando que el mayor se removiera inquieto en el asiento, sus ojos brillaban, mientras los de él se oscurecían, le gustaba esa sensación, que la vean con hambre, con deseo, con pasión, con todo lo que Pedro no la vio.Ella era Dulce De Luca, la princesa de Chicago sobrevivió al ataque de una boa constructora, a un trasplante de hígado, al abandono de su madre en sus primeros años de vida, sobreviviría a Pedro, claro que lo haría. Sacando el valor que solo un Constantini tiene cuando se propone algo, comenzó a bajar el cierre del p
Valentina, Lupo y Leonzio se mantenían en silencio, apartados en un sector del avión privado, observando como los depredadores que eran, cada movimiento de su princesa, mientras Salvatore y Ezzio, vigilaban a Greco y Marco, los gemelos de 12 años no solo habían heredado la inteligencia de su madre, también el carácter de sus padres, seis hombres que se convertían en animales si debían proteger a su familia, y a pesar de que ellos eran los más chicos de la familia, todos giraban en torno a Dulce, la joven que en ese momento se encontraba en brazos de Rocco, mientras Ángelo acariciaba su cabello, solo ellos podían llegar a la verdad de todo, quizás porque Rocco fue el primer “socio” que Dulce tuvo para formar una familia propia, y Ángelo tenía ese porte de caballero antiguo, siempre tan servicial cuando de su reina y princesa se trataba, solo ellos podían derribar los m