Sus piernas le dolían, sentía como su respiración se encontraba tan acelerada que ni podía tomar una buena bocanada de aire, Katherine se sentía ahogada, pero no podía parar de correr. Su sudor se mezclaban con las lágrimas que bajaban de sus rojos ojos, su garganta se ardía y cada vez que soltaba alguna palabra se podía escuchar como se había quedado ronca de tanto haber gritado. Su brazo no se encontraba en las mejores condiciones, este aún le seguía doliendo, además de dejar un rastro de sangre cada vez que accidentalmente se golpeaba con las paredes intentando huir. Katherine quería descansar, pero el su instinto de supervivencia le obligaba a seguir corriendo para escapar de aquella criatura que había vuelto de la nada. Ella por un momento pensó en rendirse, aquella idea pasaba tanto en su cabeza que creía que estaba segura, de que era la mejor opción.Katherine había pensado en sus posibilidades de sobrevivir de aquella situación, y cada una de ellas era nula. No tenía armas co
Todos miraron sorprendidos como el laberinto había cambiado, sus inmensas paredes llenas de ilusiones y mentiras ya no se encontraban. Ahora todos podían verse en la distancia mientras que el suelo estaba lleno de flores de cristal, pero eran tan ligeras que la leve brisa del lugar la movía de manera delicada. Todos mantenían un aspecto de miedo, tristeza y cansancio. Ellos habían visto sus peores pesadillas y miedo, y ahora todo había terminado. Algunos incluso pensaban que lo todo eso era otra ilusión más por lo que no se movían de su sitio.Cada uno de ellos miraban a los demás, en el fondo sentían una enorme tranquilidad al darse cuenta de que todos estaban bien. Sin embargo, Noah había sido quien estuvo buscando a Katherine con la mirada, necesitaba verla para saber que todo estaba bien, además de querer sentirla entre sus brazos para sentir aquella calidez que ella transmitía.Sin embargo, justo en el medio de lo que antes era el laberinto se encontraba un charco de sangre, y el
El ambiente se encontraba desolador, las casas de la manada König se encontraban destrozadas. Los escombros estaban esparcidos por todos lados, sin embargo, las personas se encontraban en la mansión de Dominik intentando salvar a los heridos, mientras que los demás resguardaban el lugar por si llegaban a atacar nuevamente.Aquel desastre había sido producto de las criaturas de la Diosa Blanca, algunos tuvieron la idea de rezar por ella pidiendo protección, pero lo único que recibieron fue sufrimiento y dolor. Bianca no les importaba en absoluto las personas que creían en ella, esta sabía que si mostraba su apariencia amable y bondadosa con ellos, todos volverían a creer en ella.Sin embargo, poco a poco todos aquellos que creían en ella comenzaban a dudar, ¿Por qué Phoenix y Gaganaris estaban en la manada?, ¿Por qué los ayudaba en las peleas que hubieron con los monstruos?… ¿Por qué ellas estaban allí y no Bianca?…Pregunta tras pregunta rondaban en sus mentes, Phoenix había llevado a
“Su respiración se encontraba tranquila, ningún peligro la acechaba porque se encontraba en su hogar siendo protegida por su Alfa y por su manada. Para ella la noche era su momento favorito, podía estar con su esposo siendo abrazada por él mientras acariciaba con delicadeza al bebé que ambos hicieron con tanto amor y el cual estaban esperando con ansias. Dominik se había vuelto mucho más protector ante su embarazo, pero sabía que su esposa se encontraba bien.Ningún peligro estaba al acecho…Katherine durante esos meses había sufrido de gran manera, haber perdido anteriores embarazos ocasionaron que su depresión aumentara. Le dolía al solo recordar como había perdido sus embarazos en un aborto instantáneo, se preguntaba el por qué había sucedido, pero no había respuesta. Pero ella ya no quería pensar en e
Desde que Dominik y Katherine se habían casado ambos sentían un sentimiento de felicidad tan grande que toda la manada podía observar, cada vez que sus miradas se conectaban sus pupilas se dilataban rápidamente. Cada mañana antes que Katherine se levantara su esposo tomaba unos largos momentos para acariciar el rostro dormido de Katherine, la respiración de Dominik en esos momentos se volvía suave, pero profunda. Le encantaba acariciar la pálida piel de su esposa mientras que el dulce aroma que expulsaba inundaba toda la habitación.Katherine era un tan diferente, cada noche que ambos se iban a dormir ella acariciaba el pecho de su esposo mientras este la abrazaba. En muchas ocasiones Dominik se había quedado dormido ante las suaves caricias de su mujer y mientras se encontraba dormido sentía una leve presión en sus labios y sabía que era su esposa depositándole un
Los rayos de sol traspasaron la cortina de la habitación en donde se encontraba Katherine durmiendo, su rostro comenzó a fruncir su ceño ante la claridad un tanto molesta de la habitación por lo que de su garganta salió un leve gruñido. Ella quería seguir durmiendo ya que en toda la madrugada había estado haciendo el amor con su esposo, una leve sonrisa se muestra en su rostro al solo recodar la sensación en su cuerpo, Katherine lo había disfrutado demasiado. Aunque sus ojos aún se encontraban cerrados podía sentir que Dominik no se encontraba en la cama junto a ella o en la habitación, en el lado de la cama donde dormía el Alfa se encontraba nada más su almohada para que Katherine la abrazara.Mientras que se levantaba la sábana blanca suavemente se deslizaba por el cuerpo desnudo de Katherine, al estar parada en la enorme habitación noto que h
En la habitación donde se encontraba Katherine era inmensa, allí se encontraba libros, estatuas, jarrones con un contenido extraño y baratijas antiguas. Pero todo se encontraba en un buen estado y en orden, a un costado de la habitación estaba un sofá enorme de terciopelo rojo oscuro junto con una pequeña mesa de madera oscura. Al otro un escritorio junto con una lámpara antigua, pareciera que el tiempo no había avanzado en esa habitación y eso le gustaba a Katherine.Sus dedos soltaron los tacones a un lado de la entrada haciendo que al chocar en la madera hiciera un sonido sordo, sus pies avanzaron hacia un estante y en el camino no pudo evitar tocar con suavidad la estatua de piedra liza de la Diosa Lunar de tres cabezas, era la más grande y la más hermosa. Los detalles en la estatua habían sido analizados con mucho cuidado y el artista que lo había hecho un hermoso tra
La mente de Katherine se encontraba intranquila con cada escalón que bajaba, se preguntaba que había sucedido para que los chicos volvieran temprano. Claro que antes que la vieran se arregló un poco y se colocó sus tacones para estar más presentable, cuando ya estuvo abajo miro hacia la sala de estar y allí estaba la presencia de tres personas. Uno de ellos era un hombre alto, cabello castaño claro y ojos oscuros, la de cabello rizado supuso que era el profesor por lo que se acercó dándole una mirada seria a los chicos que al verla solo bajaron sus cabezas.― Mi Luna… Es un honor poder estar en su presencia. ― El tono de voz del hombre era grave y hablaba un poco rápido, Katherine pudo apreciar que se encontraba un tanto nervioso, pero únicamente mostró una leve sonrisa levantando su mano para estrecharla con la de él, pero este la tomo con delicadeza y le deposito