–Henry Hammil los engañó. Los que dijeron ser dueños del local nunca tuvieron intenciones de construir un centro comercial porque el verdadero dueño era él.
Drew y Lían escuchaban atentos el informe de Richard, no habían podido separar un momento para recibir las noticias con tranquilidad, por lo que no tuvieron mayor opción que pedir explicaciones dentro del auto que los llevaría hasta el almuerzo con los Bernner.
–Ya tenemos dos cargos suficientes como para tenerlo al menos 20 años en la cárcel, por el secuestro de Sofía y la estafa que les hizo.
–Nadia no me ha vuelto a llamar. –Comentó Drew con exasperación–
–Tranquilos, te
A Emily se le escapó una lágrima en cuanto vio a su hermano caer de rodillas en el suelo.Algo dentro de su corazón se quemó junto con el pedazo de piel de su hermano recibiendo aquella bala. Una oleada indescriptible de ira e impotencia atravesaron su cuerpo, despertando en ella impulsos primitivos que sólo se tenían cuando se llegaba a un punto máximo del colapso.Caminó hasta Lían y se arrodillo para tratar de ayudarlo. Mucha sangre brotaba de la herida llenando el caro traje de un color rojo brillante. Helena miró desencajada la escena, siendo contenida boca abajo en el piso por los hombres de Richard.Pronto, los hombres de seguridad de Henry se acercaron para resguardarlo, aprovechando el disturbio de los demás prese
–Señorita Dunhee, guarde la calma por favor. –Le dijo el médico al sentirse abordado por la muchacha tras salir a dar el reporte médico. – Su hermano se encuentra bien, no ha sido una herida mortal ni ha dañado alguna parte del cuerpo importante. Corrió con mucha suerte de ser una simple bala en el hombro, desde luego, necesitará tratamiento y observación pero estará bien… Incluso está consciente.Solo hasta ese momento Emily pudo respirar con tranquilidad, no se hubiera perdonado jamás en la vida perder a su hermano por su causa y dejar a su sobrino en camino sin padre.–Gracias doctor avísenos cuando podamos verlo. –Intervivo Drew para librarlo del ataque nervioso de la morena. El médico aceptó y se retiró de all&i
Cuando Armando Aferra asistió a la carceleta en la que su hija mayor cumplía encarcelamiento preventivo a una sentencia, sintió que era todo un mal sueño del que no se podía despertar. Todavía no era capaz de concebir que su pequeña consentida estuviera a punto de pagar por tener la voluntad de matar a un hombre.Permitieron su visita en una sala que contenía tan solo una mesa y dos sillas en cada extremo. Al poco tiempo pudo ver a Helena vestida con la misma ropa del incidente pero desaliñada e incluso despeinada, muy distinta a la apariencia perfecta que traía siempre. Venía acompañada por dos oficiales de policía y enmarrocada, se sentó frente a él dejando ver el maquillaje corrido y la marcas de sus lágrimas por todas las mejillas.&nd
Lían esperaba ansioso desde la incómoda camilla de su habitación a que el doctor volviera con el diagnóstico de sus últimos exámenes para saber cuando le daban el alta.No esperó sentir un toque en la puerta y ver a Armando Aferra ingresar en lugar del médico a su cargo. El hombre se metió sujetando una lata antigua y algo despintada hasta ponerse a su lado. Observó sus vendajes y el brazo levantado, sintiendo mucha vergüenza al recordar que fue Helena la causante de ello. No supo cómo dirigirse a él.–Hola Lían, que gusto verte tan recuperado. Quise venir a visitarte y saber cómo estabas. –Lían no pronunció palabra alguna, típico de su personalidad parca y poco afable.– Lamento mucho lo que sucedió con
–¿Qué onda? ¿Cómo pudo dispararle si se supone que lo amaba? –Preguntó Emily con desconcierto mientras miraba aquella extraña serie junto a Liam. Al menos podían disfrutar de tiempo juntos mientras él se enfocaba en su recuperación.––El tipo le arruinó la vida, podrá amarlo, pero ella se siente frustrada… –La puerta se abrió de repente, tras ella ingresaron Lían y Sofía. Lían enarcó una ceja confundido al ver tanta normalidad entre ambos. –¿Estaban viendo una novela? Incluso se tomaban el tiempo de comentar sobre ella y sentirse compenetrados a tal punto de ofenderse o entristecerse. Podía esperarlo de Emily pero no de su padre, uno de los hombres más poderosos del país.
–Se llamaba Caitlin Farrel. Fueron novios desde la escuela, al parecer la adoraba pero un accidente acabó con la vida de la muchacha y según algunos testigos, él quedó en una profunda depresión desde entonces.Explicó Richard mientras pasaba algunas fotos de Hennry y la difunta futura señora Hammil sonriendo en lo que parecía ser un día de playa. Emily observó con atención, los ojos del tipo no parecían tan amenazantes y amargados en ese entonces, tenía la mirada más suave y honesta a diferencia del presente.–Está obsesionado con Emily, se mantuvo observándola cerca de dos años antes de acercarse a su madre.–Me encontró en el Museo de Arte Reina Sof&iacut
Kevin se ofreció a llevar a Emily hasta el que alguna vez fue el primer hogar de la familia Dunhee.La ayudó a bajar el equipaje que había mandado a traer de casa de su padre, notaron como algunos hombres desconocidos bajaban algunos artefactos y muebles que seguramente Lían había mandado a llevar para llamar la atención de los vecinos y hacer creer que era una real mudanza.De un lado pudieron ver estacionado el auto de Drew, quien ya se encontraba dentro, haciendo quien sabía que cosas.–Esto es para ti –Le alcanzó un nuevo celular y un cargador, esta vez Emily no dudó en recibir su regalo.– Supuse que querías tener uno para comunicarte con tu hermano y tu padre. Agendé nuestros números, puedes l
Esa noche pidieron comida a casa. Habían terminado demasiado cansados luego de arreglar las cosas en la nueva residencia temporal.Drew se había sentado en la mesa mientras navegaba en su laptop y Emily veía televisión desde el sofá cercano. Aprovechó la atención de la morena en aquella rara novela que se transmitía para entablar comunicación con Marceline, enviando correos a su dirección electrónica e intercambiando algunos mensajes instantáneos por el celular.–¿Drew? –Preguntó Emily sobresaltándolo al perturbar su concentración en lo que hacía.––¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?–Tengo mucho