—Isabella… — Máximo la llamó con dulzura.Ella levantó la mirada, para quedarse ensimismada en sus ojos verdes, que ya no la miraban con seriedad, con esa mirada oscura que ella recordaba cuando lo conoció, sino que sus ojos se habían transformado en dos esmeraldas, llenos de brillo y calma.—Con la muerte de Elisa, no solo juré desentenderme del apellido Collins, sino que también juré no volver a enamorarme… Esa fue la verdadera razón de mi rechazo…—Pero, tú… — Isabella lo miró confundida, Máximo sonrió con dulzura.—¿Yo? Si te soy completamente sincero, creo que yo me enamoré de ti desde el primer momento en que te vi, cuando te arrolle, ¿lo recuerdas? — Ella asintió, incrédula, prácticamente con la boca abierta. — Recuerdo haberme quedado prendado y muy impresionado con tus hermosos ojos… — Máximo la miró fijo, deslizando una mano por la mejilla de ella.—¿Qué…? — Balbuceó Isabella perpleja y algo nerviosa, sintiendo un sobresalto y una calidez recorrerle el pecho.—Luego te
—Hay mucho que debo contarte y solo espero que no me odies o puedas perdonarme por la decisión que he tomado, porque no pienso cambiarla… — Afirmó Isabella mirando a Máximo a los ojos con convicción.—¿Qué cosa?Ambos se levantaron, Isabella parecía algo nerviosa, pero decidida, Máximo estaba completamente intrigado.—Se trata de tus padres… — Soltó ella, tragando grueso, pues no sabía qué reacción podría tener Máximo.Isabella le contó todo, absolutamente todo lo que había descubierto sobre los abusos que le había hecho Maximiliano a Marian, explicándole por qué ella misma pensó que Máximo era culpable, por las similitudes de su propia historia y la de sus padres.A medida que ella avanzaba en la historia, Isabella fue detallando como el semblante de Máximo cambiaba, transformándose desde una mueca de horror, hasta llegar a convertirse en una expresión de completa ira e indignación.Él se movía, murmuraba hablando consigo mismo, parecía enloquecido, con esa mirada oscura cubierta
— ¿Aiden? — Isabella contestó el teléfono llena de ansiedad.—¿Arreglaste todo como te indiqué? — Preguntó Aiden desde el otro lado de la línea.—Sí, pero…—¡Genial! Te veo allá…—¡Aiden, espera! — Lo llamó Isabela antes de que fuera a colgar. — ¿Qué piensas hacer? No entiendo, pensé que primero hablaríamos frente a frente, que nos daría la información directamente y armaríamos un plan…—Me temo que no será así, prima, yo desenmascare a Maximiliano personalmente…—¿Qué? Aiden…—Escucha… — La interrumpió Aiden. — Sé que tú querías hacerlo junto a Máximo, pero me temo que no tendremos tiempo…—No, no es solo eso… — Isabella inhaló profundo, no se esperaba estos cambios en los planes. — Es que, me preocupa hacer las cosas así, Aiden… ¿Y si Maximiliano intenta algo?… Me pediste no involucrar a la policía y yo no quiero…—Isabella… — Aiden volvió a interrumpirla. — Escucha… La verdad es que voy con… — Él se aclaró la garganta. — Con invitados especiales, personas que están dispues
Isabella se aferró con fuerza del brazo de Máximo cuando vio entrar a esa mujer, su cara de confusión e incredulidad de inmediato llamó la atención de su esposo.—¿Isabella? — Susurró Máximo, preocupado por la joven que veía fijo a la desconocida, con los ojos abiertos de par en par.—Max… Yo… Yo la conozco… — Balbuceó Isabella, perpleja.—¿Qué?—Ella es… Es la madre de Diego.—¿Diego?, ¿Diego, mi empleado?, ¿el mismo que te cuidó en el extranjero? — Preguntó Máximo en un hilo de voz. Isabella asintió.—Yo… No te lo dije antes… Olvidé contártelo cuando hablamos en el cementerio… Conozco a Diego desde hace mucho tiempo, prácticamente desde que éramos niños. — Confesó Isabella, con la preocupación dibujada en su rostro.Máximo deslizó una de sus manos hasta las manos de ella, que seguían apretando la chaqueta de su traje.—Tranquila… Hablaremos de esto luego. — Murmuró Máximo intentando calmar a la joven.Para luego, pasar nuevamente a enfocar toda su atención en lo que sucedía f
—¡Ja! Eso lo veremos. — Voceo Maximiliano con sarcasmo.Sí, allí estaba su antigua esposa, quizás la familia Collins estaba algo escandalizada, pero no era algo de lo que no pudiera escapar.Seguramente los Collins no querrían verse involucrados en un escándalo y harían cualquier cosa porque esto no se descubriera fuera de esas cuatro paredes, ahí es donde Maximiliano aprovecharía para usar el poder del chantaje.Además, para Maximiliano, dijeran lo que dijeran en esa oficina, él seguía teniendo poder sobre Marian, la tenía en sus manos, sumado a qué sus hijos eran unos legítimos herederos Collins y no podían ser tan malagradecidos después de todo el tiempo que pasó criándolos, sobre todo porque también les enseño a tenerle miedo.Máximo quizás se pondría un tanto altanero con todo esto, pero Maximiliano seguía teniendo a Emily, ella siempre fue una niña consentida que acataba sus órdenes.¿A quién presentaría el idiota ese?, ¿a Diego? Otro títere que estaba en sus manos a cambio de
Emily había escuchado todo en absoluto silencio, sin poder evitar que sus ojos se empañaran, se sentía traicionada, humillada y llena de rabia, pero trató de simular lo mejor que pudo.Si entendió bien lo que sucedía, Aiden se había marchado para investigar a su padre, pero, ¿por qué? Ella deslizó la mirada hacia Isabella y su hermano, aunque parecían tan sorprendidos como los demás, aparentemente, ya estaban enterados de que Aiden tramaba algo.¿Pudiera ser que ellos fueron quienes enviaron a Aiden a investigar? Sí, era lo más seguro, ¿por qué otro motivo Aiden investigaría por su cuenta a su padre?Entonces, por eso, él se fue y posiblemente no le dijo nada a ella, porque no podía revelarle lo que haría, a la propia hija de Maximiliano.Máximo y Aiden le debían una explicación, definitivamente, sopesaba Emily con rabia.Luego de algunos cruces de palabras, Marian, la madre de Emily, sonreía mientras murmuraba sobre su libertad, Emily la observó confundida, ¿de qué libertad hablaba?,
Emily despertó asustada, se levantó de la cama de golpe, aturdida, observando los alrededores, perdida, ¿había muerto?, por qué ella estaba segura de que su padre le había disparado.Entonces sintió un par de cálidas y grandes manos que arroparon las suyas, al voltear vio a Aiden arrodillado junto a la cama, con una tenue sonrisa y sus ojos brillando, era evidente que él estaba aliviado y alegre.Lo que significaba que no había muerto, ella seguía viva.—¿Aiden?, ¿qué pasó? — Ella se miraba, buscando la herida, pero no encontró nada.—Tranquila, estás bien… — Aiden apretó tenuemente sus manos.—¿Y mi padre? —Máximo se hará cargo de él, no te preocupes por eso. — Contestó Aiden intentando sonar casual.—Oh por Dios, pensé que había muerto… — Murmuró ella, con la voz temblorosa, sus ojos se llenaban de lágrimas al recordar lo sucedido.—Yo jamás lo hubiera permitido… — Aiden deslizó una de sus manos por la mejilla de ella, limpiando una escurridiza lágrima.—No seas rid
Máximo ya había hablado con el médico, quien salió de inmediato hacia la mansión Collins para revisar a Emily. Él se acercó a los sofás, dónde Elena contaba lo sucedido a Isabella y Marian.—Fue una gran sorpresa cuando ese hombre me encontró, Aiden… — Comenzó a contar Elena. — Él buscaba información de Maximiliano y en un principio tuve mucho miedo, pensé que era uno de sus asesinos, que me había encontrado… Llevo tantos años escondiéndome y todavía, hasta hace poco, tenía miedo de que Gustavo me encontrara…—¿Cómo supo que Maximiliano, disculpe, Gustavo, quería matarlos? — Preguntó Isabella con curiosidad.—Escapé del pueblo en qué vivíamos porque me enteré de que Gustavo le robó una enorme cantidad de dinero a unos mafiosos, tuve miedo de que esos hombres buscarían a mi esposo en nuestra casa y no me equivoqué… Una madrugada, unos hombres entraron al pequeño motel en el que me quedaba, por suerte, estaba despierta, escuche los ruidos y me escondí, pensé que eran los mafiosos