Máximo tuvo un mal presentimiento desde el mismo momento en que recibió esa llamada, ¿qué hacía Isabella y Margaret en la mansión Collins, reunidas con su padre? Eso no podía significar nada bueno.Entró acelerado en el despacho, quedando todavía más confundido cuando vio a su esposa, muy tranquila, tomando el té en compañía de Margaret y su padre.—Recibí el mensaje… — Comentó Máximo con la respiración algo agitada. — Isabella, señora Sinclair.—Qué gusto verlo, señor Collins. — Margaret asintió con cordialidad.—Padre… — Máximo miró a su padre, extrañado por la sonrisa que le mostraba, cuando esa misma mañana salió de su oficina, ofuscado.—Hijo, pasa adelante… — Lo invitó Maximiliano, quien parecía emocionado.—¿Ocurre algo? — Máximo caminó con cautela, a pesar de que el ambiente parecía relajado, su corazón latía acelerado, él presentía que ocurría algo malo.—Tu esposa… Tiene una maravillosa noticia. — Informó Maximiliano señalando a Isabella, quien le sonrió ante el coment
A pesar de sentirse en el fondo de su corazón, traicionada y dolida, Isabella no podía dejar de sentir al mismo tiempo, como revoloteaba su corazón por Máximo, sus sentimientos la hacían dudar de lo que hacía.Ella respondió al beso y aunque tenía los ojos cerrados, sentía que en cualquier momento podía escapar una lágrima.Unos minutos después, ambos tuvieron que soltarse para recuperar el aliento, Máximo se aferraba a ella, abrazándola por la cintura y descansando su frente sobre la de Isabella.Ambos podían sentir el mutuo repiqueteo de sus corazones y sus agitadas respiraciones de cerca.—Max… — Musitó ella sintiendo como se ahogaba con el nudo en su garganta. — Por favor… No me niegues la posibilidad… No me obligues a luchar contigo para poder cumplir mis sueños… Y porque eres mi esposo, creo que deberías ser el primero en querer apoyarme.—Isabella, yo no…Máximo fue a refutar, quería decirle que no, que se negaba rotundamente, que él no quería ni podía ni imaginarse sin ella
Aiden estaba recostado en la cama, mirando hacia el techo, pensativo, al tiempo que Emily jugaba paseando la punta de los dedos por el definido pecho del chico, mientras estaba recostada sobre su hombro.—¿Princesa? — La llamó él de repente.—¿Mmm?—¿Cómo son tus padres?—¿Qué? — Emily levantó la vista hacia Aiden, confundida.—Quiero decir que… — Aiden dudaba sobre lo que hablaba, pues se suponía que él no podía mencionar nada de lo que había descubierto Isabella acerca de la trampa de Máximo y Maximiliano. — Creo que tu padre es un hombre estricto y muy correcto, ¿No? — Pregunto él con duda, tanteando el terreno.—Sí.—¿Y tu madre? Solo la vi en el compromiso de Isa con tu hermano, y el matrimonio, creo que también escuche que vive en el campo… — Siguió hablando, algo serio.—Sí, así es… — Respondió Emily, extrañada por esta repentina conversación.—¿Por qué…? — Insistió Aiden. — ¿Por qué tu madre vive en el campo?—¿Por qué de repente quieres saber sobre eso? — Se medio l
Marian estaba confundida, primero porque el personal le había avisado que tenía una visita, algo nada común, y segundo, porque esa visita era una persona que ella jamás hubiera esperado, su nuera, Isabella.—Isabella… — Balbuceó perpleja. — Que… Qué gusto…—¿Cómo está, señora Collins? — Isabella se levantó del sofá de la sala, en donde esperaba.—Bien, bien… — La mujer la saludó con un beso en la mejilla. — ¿Y tú?—Bien, gracias. — Isabella le sonrió afectuosamente y ambas mujeres tomaron asiento.—Esta es una gran, sorpresa, ¿y Max?, ¿dónde está? — Preguntó Marian mirando los alrededores.—Él no vino conmigo, señora Collins… — Anunció Isabella y la mujer la miró todavía más extrañada.—¿Ah, no?, ¿le sucedió algo? — La expresión de Marian se llenó de preocupación.—No, señora, él está bien… De hecho, todos están perfectos, su esposo y su hija también. — Aclaró Isabella.—No quiero sonar grosera Isabella, pero si hiciste este largo viaje por tu cuenta y nada malo ha sucedido,
—Comencé a verlo en otros eventos, todos decían que Maximiliano era un nuevo millonario, de esos abundaban muchos en ese tiempo y quiénes pertenecían a las familias más importantes, solían esquivarlo porque no lo creían digno… Me sentía mal por él, parecía un buen hombre, respetuoso y amable al que todos lo rechazaban sin conocerlo, así que acepte una invitación para salir con él… Sabía que tenía que ser cuidadosa, si todas las familias lo rechazaban, quería decir que mis padres tampoco lo querrían, entonces lo veía a escondidas e inicie una relación a furtiva con Maximiliano…Marian iba contando, perdida en su mundo.—En ese tiempo, la situación económica era difícil, sobre todo para las familias más poderosas, todos iban perdiendo empresas y dinero, al mismo tiempo que aparecían nuevos empresarios… Al poco tiempo y debido a la crisis económica que atravesaba la familia Collins, me enteré de que mis padres me habían arreglado un matrimonio con tu padre, Isabella… — Marian miró mome
—Ese hombre… Es un monstruo. — Murmuró Isabella con la mandíbula apretada.La rabia y la impotencia consumían a la joven, ¿cómo alguien podía ser tan malvado y cruel?Varios minutos después, cuando Marian pudo controlarse en medio de los consuelos de Isabella, soltándose de su abrazo, la joven se levantó, lista para irse.—Gracias por contarme todo, señora Collins. — Isabella inspiró profundo, sintiéndose aturdida y temblorosa por la ira.—¡Espera, Isabella…! — Marian miró a la joven, desesperada. — Máximo… Él no… Mi hijo no podría ser tan malo, él no sería capaz de hacer todo eso… ¿Entiendes? Máximo no es como su padre…—Todo lo contrario, señora Collins, ahora estoy segura de que su hijo, pretendía hacerme lo mismo que le hizo Maximiliano a usted. — Replicó Isabella, ceñuda.—¿Qué?—Máximo y yo, no nos casamos por amor, nuestro matrimonio fue un acuerdo que hicieron mi abuela con su padre… — Le explicó Isabella. — Su hijo me rechazó en un principio, dijo que yo no era apropiad
Isabella salió de aquella enorme casa, limpiándose una lágrima que se le escapaba.Llena de mil emociones, ella había descubierto una terrible verdad escondida en el centro del apellido Collins, la crueldad de la que su ex cabecilla, Maximiliano, era capaz.Isabella había confirmado su temor de ser exiliada, lo que había escuchado, era cierto, solo quedaba la duda de si su esposo lo hacía por ambición como su padre o porque estaba siendo amenazado como lo sugirió Marian.No obstante, había una verdad detrás de esto… Máximo nunca la quiso de verdad y esa fue la puñalada más dolorosa que pudo haber recibido Isabella.Cada una de sus palabras, gestos, caricias, besos, toques, cada sonrisa y momento romántico, todo fue planeado, todo fue fingido por Máximo, él aparentó que la quería, inclusive llegó a decirle que la amaba y todo era un engaño con el fin de enamorarla.Isabella se sentía herida, burlada y traicionada, pero todo era su culpa, ¿cómo pudo haberle creído a ese hombre?, ¿cómo p
Máximo estaba ansioso, Isabella le había dicho que tenía un compromiso con Margaret y todavía no había llegado.Ella se iría en una hora y él sentía que no había aprovechado al cien por ciento su último día juntos. A Máximo no le gustaba esto, si le costaba tanto separarse de Isabella por unas horas, ¿cómo se sentiría por un año o quizás más tiempo?Todo estaba arreglado en el hangar privado, uno de los aviones de la familia Collins, esperaba por Isabella y Margaret, quienes se irían al extranjero juntas.—¡Hey, Max! — Maximiliano sorprendió a Máximo dándole una palmada en el hombro, él se giró inmediatamente.—¿Qué haces aquí?—Vine para despedirme de tu esposa…—No tenías por qué venir… — Gruñó Máximo, ceñudo.—¿Dónde está? Se supone que el vuelo sale dentro de poco. — Maximiliano miró por los alrededores.—Aún falta para que salga el vuelo, todavía están cargando las maletas… — Máximo apretó los labios con decepción. — Ella ya viene en camino.—Por favor, Máximo, no seas rid