—Máximo… Pasa algo. — Murmuró algo alarmada, Marian a su hijo.Ellos seguían sobre la tarima junto a Maximiliano, a unos cuantos metros de Isabella, aunque notaron que había un bullicio y que la gente se agolpaba, no vieron el espectáculo.—Sabes que no me gusta inmiscuirme en asuntos ajenos, madre. — Contestó Máximo. — Ya cumplí con mi parte, padre, me retiraré a mi habitación. — Anuncio a Maximiliano, para luego darse la media vuelta. Marian lo detuvo, extrañada. «¿Su parte?, ¿qué quiere decir con eso?», sopesaba la madre de Máximo.—Espera, ¿te irás?, ¿y la fiesta?, ¿y tu prometida? — Preguntó Marian perpleja.—Tendré mucho tiempo para verla cuando estemos casados, ¿no? — Máximo apretó la mandíbula, su padre sonrió ligeramente entendiendo muy bien la inconformidad de su hijo, al tiempo que Marian los observaba confundida. — Ahora, si me disculpan, necesito descansar, buenas noches.Máximo se soltó del agarre de su madre con delicadeza y se retiró a su habitación, él esta
Nadie se lo esperaba, ni la prensa se vio enterada hasta que llegó el momento, las dos familias más prestigiosas y adineradas del país, los Collins y los Sinclair, se unirían por medio de un matrimonio.¿Cómo era posible este suceso cuando todo el mundo pensaba que ambas familias, eran rivales?Las campanas de la iglesia sonaban, los invitados iban llegando y fueron acomodados en sus respectivos asientos, la crema y nata de la sociedad asistía a la boda del año.Máximo esperaba en uno de los salones de la iglesia, vestido con su traje Brioni hecho a la medida, atractivo y elegante, el novio se paseaba de un lado para el otro, nervioso.Un golpeteo sonó en la entrada, «¿Tan rápido? ¿Ya es la hora?», se preguntó Máximo, al tiempo que se dirigió a la puerta para abrir, frente a él, su amigo Diego, lo esperaba.—¡Máximo! — Diego estiró la mano para saludar, se dieron un apretón y su amigo lo invito a pasar.—Pensé que no llegarías. — Murmuró por lo bajo.—Si, lo lamento, pero úl
—¡¿Qué?! ¡¿Me estás diciendo que quieres que le haga a esa chica, lo mismo que le hiciste a mi madre?! — Gruñó Máximo, con los puños apretados.—¡Oye! ¡No seas grosero e irrespetuoso con tu padre! ¡Tu madre se fue porque así lo quiso, ella te lo ha dicho muchas veces! ¡No le gusta la ciudad! — Voceo Maximiliano, mostrándose indignado.—¡Puede decirlo mil veces y no lo creeré! ¡Por algo vive encerrada, por algo se apartó! ¡¿Crees que yo sería capaz de hacerle lo mismo a esa chica?! — Gruñó Máximo.—¡¿Y eso qué?! ¡Tú ni la quieres, te parece desagradable, tú mismo lo dijiste! ¡¿Cuál es el problema?! — Maximiliano se encogió de hombros, como si sus insinuaciones no significarán nada. — No la estás botando con el bebé, ella lo tendrá todo y te apuesto que será muy feliz, vivirá una vida de lujos, bien cuidada, ¿no que era una indigente? Definitivamente, lo que describo, es mucho mejor que eso.—Igualmente, no lo haré. — Escupió Máximo, caminando hacia la salida.—No tienes opci
—¡¿Qué?! — Margaret se estremeció.¿Qué estaba pasando? ¿Isabella se estaba retractando de la boda a último momento?—Yo, lo siento, abuela… Él es Diego, es o bueno, era mi mejor amigo, creció conmigo en los suburbios y luego él se… — Intentó explicar rápidamente la joven, con el pulso acelerado, confundida con lo que estaba pasando. Margaret respiró con alivio, notando que Isabella no se estaba echando para atrás con la boda.Diego contrajo su expresión con una mueca de dolor, sabiendo lo que estaba por decir la joven, así que la interrumpió.—Isabella, yo me fui, lo sé, pero tengo buenas razones… Quería ayudarte, yo… — Diego intento acercarse más a ella.La joven no supo qué hacer ante la proximidad tan inesperada de Diego, ella solo deslizó la mirada entre su abuela y el hombre, Isabella estaba totalmente confundida y aturdida.—Bueno, señor… — Intervino Margaret, deteniendo a Diego de su acercamiento a Isabella, interponiéndose entre ambos. — Por lo menos ya sé que se co
Las campanas de la iglesia hicieron eco en las afueras y justo cuando el último campanazo sonó, el ritmo de la marcha nupcial comenzó a tocar en manos de una orquesta.Las enormes e impresionantes puertas de la antigua e imponente iglesia se abrieron y desde sus respectivos asientos, los presentes voltearon hacia la entrada, expectantes.Todos querían ver a la novia, la mayoría de los invitados no la conocían, ni sabían de su existencia, ¿quién es Isabella Sinclair?, ¿cómo es que nadie había escuchado hablar de ella antes?Máximo esperaba nervioso al final del pasillo, aunque procuraba mantenerse serio y solemne frente a todos los invitados, su corazón no dejaba de palpitar arrítmico.—Lo siento… Llego tarde. — Escuchó decir a su espalda.—¿Dónde demonios estabas? — Gruñó Máximo por lo bajo, en respuesta.—Estaba en el baño… Creo que esta repentina boda me tiene más nervioso que a ti. — Susurraba Diego, cuando la organizadora lo mandó a callar, pues la novia ya entraba.La j
La limusina arrancó, con una caravana de autos lujosos siguiéndola más atrás, todas las personas observaban desde las calles, asombrados por el nivel de esplendor y suntuosidad de las dos familias más importantes del país, que ahora se unían.Era el momento de la fiesta, un acto que la crema de la sociedad no se podía perder y todos se dirigieron allá.Dentro del auto, Isabella bajó la mirada apenada, todavía sentía las mejillas calientes ante el significativo beso que Máximo le había dado en la iglesia.Ella no había sentido algo así antes, sus manos temblaban, el cosquilleo en el estómago, su mente parecía haberse nublado.Máximo observó a la chica de soslayo, notando su timidez y nerviosismo, él todavía podía sentir el sabor de ese beso, la sensación suave de los labios de ella en los de él, un calor le recorría el cuerpo con solo recordarlo.Máximo volteó hacia el otro lado, inquieto ante el evidente efecto que Isabella le estaba causando.Llegaron a la fiesta, una de las ta
Emily dio un paso hacia atrás, aterrada, viendo que Aiden tenía la copa en la mano y terminó cerrando los ojos con fuerza, esperando el humillante momento.Sin embargo, nada ocurrió, solo se escuchó un chillido muy de cerca y para cuando Emily abrió los ojos, Aiden se había girado y le había tirado la copa de vino encima, a Valeria.—¡Ahhhhhhh! ¡Aiden! ¡¿Qué hiciste, idiota! — Chilló Valeria, completamente manchada y goteando, tal como le había sucedido a Isabella en su fiesta de compromiso.—¿Qué?, ¿qué hice? — El chico se hizo el desentendido, al tiempo que intentaba contener una carcajada.—¡Aiden! ¡¿Qué significa esto?! ¡¿Cómo pudiste hacerle eso a tu hermana?! — Gritó Ricardo.El padre de Aiden, prácticamente había pegado una carrera al ver a su hija toda manchada e intentaba limpiarla con una servilleta, todo un caso, ¿qué podrían hacer para limpiar un vestido blanco manchado completamente con vino?Allí fue cuando Aiden sonrió plenamente, lleno de satisfacción.—Fue
—Isabella… — La ronca voz de Máximo irrumpió en sus pensamientos, capturando la atención de la chica, que levantó la cara, avergonzada. — ¿Estás bien? — Preguntó Máximo, quien seguía con su semblante serio, la joven solo pudo asentir con un movimiento de la cabeza y simular una tenue sonrisa.En un acto inesperado para ella, pero muy consciente por parte de Máximo, él estiró su mano hacia la de Isabella, para tomarla con dulzura.—Tranquila… — La expresión de Máximo cambió por una más amable. — No tienes por qué tenerme miedo, no te haré daño.Isabella asintió, con el corazón acelerado, luego de un momento, ella retiró su mano de la de Máximo, lentamente, con disimulo.¿De verdad él podría ser un buen esposo después de haberla rechazado por considerarla inferior?, ¿podría ser cierto? El corazón de Isabella saltaba mientras se hacía esas preguntas.La joven giró su rostro hacia la ventanilla, concentrándose en el paisaje y suspiró pesadamente, aunque su abuela había confiado en