Tiempo actual...Después de compartir el desayuno con el señor Morgan me dirigí a realizar el resto de las cosas en mi lista de pendientes, pero antes de regresar a casa fui directo a la empresa, tenía muchas ganas de ver a alguien.El lugar estaba tal y como lo recordaba, un edificio alto que casi tocaba las nubes tenía una imagen que trasmitía poder y grandeza, nunca me pareció mi estilo, pero esta vez me siento identificada con él.Entro y me dirijo al ascensor para ir directamente a la oficina principal, al llegar la secretaria me mira con asombro como todos los conocidos que me he llegado a topar.— Hola, buenos días, Isabel ¿Está Roberto en la oficina?.‐ ella me mira con asombro y asiente ligeramente, por un momento hasta pareciera que perdió el color, le sonrió amablemente y continuó. – Gracias.No toqué la puerta, simplemente entré y ahí estaba el atareado con un montón de documentos al frente, su cabello oscuro ya tenía algunas canas visibles, cuando levantó sus ojos grises a
1 año y medio atrás...En tan solo 6 meses pasaron muchas cosas importantes, la primera de ellas fue la reconciliación con mis padres, aquella cena a la que me habían invitado marco el inicio de ello, mamá Consuelo no estaba de acuerdo cuando le dije, aún recuerdo su reacción.— ¿¡Ir a cenar con ellos?! Valeria, ¿es en serio?.– había dolor en su mirada, no entendía el porqué, para mí solo era una cena.— Solo es una cena mamá Consuelo, no me iré de aquí, estaré contigo, son mis padres al final de cuentas...— Eso no es una justificación para tolerar los malos tratos, se escudan de su lazo familiar y tú lo minimizas por llevar su sangre. – estaba irritada, me daba cuenta fácilmente, sin embargo, no tenía nada que decir, ella tenía toda la razón. — Sé que yo no soy tu verdadera madre, pero en verdad te amo como si fueras mi propia hija, me duele y me llena de rabia como quieren venir ahora como si nada pasó a invitarte a cenar, ¿es que no tienen vergüenza?...Puse mi mano sobre la de el
Tiempo actual...Después de que Mort me dijo que había un 5.º enemigo acechando desde el anonimato me tengo que cuidar el doble, así que tengo una idea, y para ello Mort tendrá que dejar de ser invisible ante los demás; necesito hablar con él, seriamente, saber si se quedará conmigo para ayudarme con mi venganza y así buscarle un lugar a mi lado para el día a día.Pero por ahora tenía otras cosas que hacer, desconocía a qué hora llegaría Jair así que traté de hacer todo lo más rápido posible, Mort me ayudó en todo momento, llevamos todas mis bolsas de compras a la nueva habitación donde me quedaría, después empezó el caos.Adornos, cortinas, alfombras, muebles toda la decoración de la casa que no era mía y podía asegurar que era el gusto de cierta mujercita que conozco, posiblemente ella fue la que la cambio, así que iba todo para fuera de mi casa.Contrate un camión de mudanza y todo lo que había en mi casa prácticamente iba para dentro, sería donado a la caridad, mientras los hombre
1 año atrás... Mi enfermedad empezó 6 meses atrás, y los otros 6 meses anteriores no había pasado nada de relevancia más que una sola cosa. Después de nuestra boda, Jair y yo no tuvimos nuestro viaje de luna de miel, acababa de tomar la presidencia hacía unos cuantos meses atrás por ende estaba cargada de trabajo y responsabilidades, que el con gusto se ofreció a ayudar, pero Roberto me aconsejó y más que nada; me exigió que Jair no se involucrara tanto en mis negocios ya que no confiaba en él de todo. Después de haber tomado la presidencia fue sorprendente para Roberto la manera en que me movía en el ámbito de los negocios como si los conociera de toda la vida, cabe recalcar que el fue un estupendo mentor, mi carrera como arquitecta me permitió involucrarme al 100% en los proyectos de construcción y en convertirme en la diseñadora principal, mis diseños frescos y contemporáneos empezaron a captar la atención, en poco tiempo teníamos clientes deseosos de mis diseños para hoteles, ce
Tiempo actual.... Dure horas llorando en mi habitación, sintiendo un dolor desgarrador en el pecho que por poco se comparaba al que sentí tantos meses enferma. Terminé marchándome de la habitación que ya había vaciado y solo estaban las cosas de Jair, pero ver la más mínima pertenencia suya me lastimaba más así que regrese aquella solitaria habitación en donde pase días y noches en el olvido. Las palabras de Jair me lastimaron en lo más profundo, e incluso aunque tuviera la voluntad para verme y actuar como la fuerte no lo era del todo, estuve enamorada de ese hombre durante años, lo que sentía no podía borrarlo de un día para el otro, pero era consiente que no merecía mi amor, nunca lo hizo. Pase bastante tiempo mirando el piso oscuro, no tengo idea cuanto, pero fue hasta que mi llanto cesó y no quedo ni una lágrima más para derramar; me incorporo poniéndome recta y fue ahí cuando miro a Mort parado al lado de la puerta, di un ligero brinco. — Mort... ¿Cuanto tiempo llevas ahí?
Al día siguiente, Mort me ayudó a traer todas las bolsas de compras a mi habitación del dolor, aquella de la que muchas veces deseé salir, y en la que ahora me estoy instalando. Tenía pensado correr a Jair a mi antigua habitación, pero después lo pensé bien y no quería dormir en la cama donde se revolcaron él y Cristina, de echo no quise ocupar ninguna de las demás habitaciones por esa razón, la idea de pensar que se la pasaron brincando de cama en cama en todas las demás habitaciones me repugna, así que me fui al único espacio que sabía que estaba libre de ellos, la solitaria habitación donde estuve 6 meses en cautiverio. Este día empezaba por reincorporarme a la empresa y tomar las riendas de todo, pero antes tenía que ir de compras con Mort, me puse una falda tubo negra, camisa de vestir blanca de mangas largas, con unas tiras negras en el cuello para unirlas y hacer un lazo caído, me puse una medias color piel y zapatillas negras, me dejo el cabello suelto, no solía hacerlo pero
Cuando llegamos al edifico todos parecen sorprendidos, no se si de verme a mi o al magnífico hombre que sigue mis pasos. Entramos al ascensor, las puertas se cierran, le echo un vistazo al reflejo de Mort, se mira tan imponente, intimidante, su aura cambió, hasta los gestos de su rostro, tan serio y sereno, se está tomando demasiado enserio su papel. Al llega a mi oficina Roberto estaba esperándome, al verme sonrió pero cuando notó que tenía compañía su sonrisa se borró. — Roberto, buenos días... él es Mort, mi escolta personal... Mort, Roberto, mi socio mayoritario. Ambos se dieron la mano, Roberto lo miraba extraño, no me parece raro de él, ese hombre desconfía de todos, hasta de su propia sombra. Los hombres se dan la mano, yo me dirijo a mi escritorio, me dejo caer en el suave respaldo de la silla, sintiendo que absorbió el poder que conlleva estar aquí nuevamente. — Muy bien, pequeña Val, a pesar de que han pasado 6 meses no hay mucho con que ponerse al día... dejé en la pa
La escena era extraña de admirar, parecía que por un momento el tiempo corriera más lento, la mujer que se hace llamar mi madre lucha con desespero para llegar hasta mi como si su vida dependiera de ello, por la rabia y el enojo cargado en su mirada no cabe duda de que abrazos no son los que me daría si lograra llegar hasta mí.Me duele, en lo más profundo de mi ser, pero no puedo cambiar la realidad ni las personas, me di cuenta muy tarde que no todos son buenos, que no todos pueden cambiar, no me dejaría pisotear ni ofender nunca más, ni por ella, ni por nadie; lo mejor era cortar lazos, podría llevar su sangre, pero de familia no teníamos nada.— ¿¡Que está pasando aquí, que es todo ese escándalo?!.– Jair entra a la oficina de repente, al ver a mi madre siendo sujetada por Mort, empieza avanzar hacia ellos. — ¿¡Suegra que está pasando?!— ¡No des ni un paso más Jair! – levanto mi voz, grito con tanta fuerza y enojo que logro paralizar a mi madre y a él al mismo tiempo– Mort, suélta