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UN TRATO CON EL DIABLO

Serena Black

Ingresan a Alonso a la clínica, me dejan verlo y el luce un poco mejor, pero sé que es otra cosa por dentro, los médicos afirman que está muy mal.

Apenas salgo de la habitación comienzo a llorar, no lo hice delante de él, no quiero alertarlo y que sepa que está pasando algo malo, algo muy malo en realidad.

—Señorita, la dueña de la clínica la está esperando en su oficina, tiene algo importante que hablar con usted. — Expresa una enfermera y yo volteo en todas direcciones buscando a la persona con la que la muchacha está hablando y no veo a nadie.

— ¿Es conmigo?— Cuestiono señalándome no se dé que querrá hablar esa señora conmigo, ni siquiera la conozco.

—Si con usted misma, sígame por favor.— Me dice ella sonriendo, le parezco graciosa, mis entrañas se revuelven, siento que algo muy malo está a punto de ocurrir, lo siento en mis entrañas pero sigo a la enfermera como res al matadero y estoy muy nerviosa, en mi cabeza surgen muchas teorías, pero solo sabré que quiere cuando ella, la dueña del lugar me lo diga.

La enfermera toca la puerta y escucho desde adentro una voz suave y dulce que dice —adelante. —

Giro el pomo de la puerta y aspiro profundamente para inspirarme valor—Hola. — Saludo tímida a la enigmática y misteriosa mujer que me mando a llamar,  esta maquillada de forma impecable y a la que es imposible determinarle la edad,  se levanta ante mí y tiene un cuerpo precioso, parece una reina, pero algo no me gusta de ella y son sus ojos su mirada fría como un tempano de hielo.

—Soy Danielle, ¿te preguntaras porque te mande a llamar si no nos conocemos de nada?— Me dice ella con una sonrisa.

—Efectivamente ¿Para que me mando a llamar?. — Cuestiono de una vez, no puedo perder el tiempo, es valioso y debo encontrar el dinero para la operación, si no es posible que mi hijo se muera.

—Me entere que tienes un hijo grave en este lugar, te vi cuando llegaste con él en los brazos. — Me dice ella, jugando con un bolígrafo, en su escritorio, pero sin quitarme la vista de encima,

Y yo asiento, tratando de controlar las lágrimas, es muy difícil para mí, escuchar que Alonso está mal, él es el centro de mi universo.

—También supe que tu hijo necesita una cirugía de emergencia. —Continúa ella y no entiendo., adonde quiere llegar con toda esta conversación, estoy intrigada, ¿acaso cree que no la pienso pagar? Me pregunto a mi misma empuñado las manos con fuerza.

—Es cierto. — Respondo entre dientes.

— ¿Ya tienes el dinero para la operación?— Me pregunta, llegando hasta mi y colocándose de frente.

—No señora, ojala, tengo que vender mi casa para eso. — Le respondo con sinceridad—

—Ambas sabemos que lo que te den por tu pequeña casa no alcanzara. — Me dice ella, y allí entiendo que ella sabe muchas cosas de mí, que yo no le he contado a nadie.

— ¿Cómo sabe usted eso?— Suelto rápidamente intrigada

—Sé muchas cosas de ti, por eso te escogí, entre muchas chicas tengo una propuesta para ti, te dare el dinero de la operación, pero a cambio necesito un pequeño favor.. .— Me dice, viéndome a la cara.

—Hare lo necesario para conseguir ese dinero,  no dejare morir a mi hijo...— Le respondo empuñando mis manos y limpiando mis lagrimas desde pequeña aprendí que con llorar no soluciono nada.

—Yo puedo hacer que todos tus problemas dejen de existir, solo necesito un pequeño favor de tu parte— Me dice ella, y un escalofrió me recorre el cuerpo, quiero salir corriendo de aquí, se que ese pequeño favor me saldrá muy costoso.

—Sin embargo mi boca se abre y respondo. — ¿Qué clase de favor?—

—Necesito que contraigas matrimonio, mañana mismo,con el prometido de mi hija que tomes su lugar.— Me dice ella y cada vez entiendo menos

— ¿Que gana usted con eso?— Cuestiono y ella rueda los ojos

—No me gusta ese hombre para mi hija, ella esta comprometida con el desde que nació, pero ni siquiera la conoce. — Me responde de inmediato, poniendo mala cara.

— ¿Y si no acepto?—  Le respondo, no pienso casarme por contrato, ni bajo presión de nadie, eso no esta en mis planes.

—Es fácil, a mi no me pasara nada, consigo otra que ocupe tu lugar, pero tu hijo morirá. — Me dice ella con una sonrisa maquiavélica en la cara.

—No lo voy a permitir, no dejare que Alonso muera. —Respondo con la voz quebrada.

—Lo que tienes que hacer es fácil, te casas con él, te dará una buena vida es millonario, pero no puedes decirle por nada del mundo que tienes un hijo, arruinaría todo. — Me dice ella agarrándome los brazos y yo sacudo mi cabeza.

—No quiero. — Le respondo con el corazón en la garganta, eso es algo inaceptable para mí.

—No tienes opción, no debes ponerte así, es tu billete de lotería ganador, el médico me hablo claro, a tu hijo le quedan días de vida… Con suerte vivira algunas semanas. — Me dice ella como si no pudiera entender mis sentimientos ¿Cómo voy a ocultar a mi hijo? ¿Acaso la mujer frente a mi está loca?

—El no me ha dicho eso, le respondo ¿No te dijo que debías operarlo de emergencia?, sabes una cosa déjalo así, buscare una chica que si desee cambiar su vida para siempre. — Me dice seria y camina hacia la puerta con la intensión de abrirla para que me vaya por donde vine.

No pienso en nada cuando detengo su mano que va camino a la puerta y estoy condenada, luego de decir. — Acepto. —Me tiemblan las piernas, y mi corazón late tan a prisa que siento se me va a escapar del pecho.

—No te arrepentirás. — Susurra como una serpiente engañadora, sé que no lo haré se trata de la vida de Alonso y por el estoy dispuesta  a lo que sea.

—Paso la noche sentada a un lado de la cama de mi hijo, por el estoy dispuesta a todo.

A las ocho de la mañana entra una mujer con unas cajas en las manos, cuando le estoy dando el desayuno a mi hijo como si fuese un bebe.

—Es tarde. — Me dice ella y yo pienso que esto es demasiado apresurado, vino por mí, para llevarme a la dichosa boda.

— ¿Tienes que irte a trabajar?— Me pregunta mi hijo y yo suspiro antes de asentir, no quiero decirle que me voy a casar con un desconocido, para salvar su vida.

—Está bien, cuando regreses, me traes algo rico, aquí la comida no sabe a nada. — Me dice él haciéndome una carta a la que nunca le puedo decir que no, se ve tan bien, que no entiendo cómo me dicen que pronto se ira de mi lado, si no lo opero.

—Lo prometo. — Le respondo, aunque no sé cuando regrese, siempre paso muchas horas fuera, casi no comparto con él, para poder cubrir todas nuestras necesidades y mis estudios universitarios

Avanzo en silencio, detrás de la mujer a través de los pasillos de la clínica—Por acá. — Me dice la mujer y en el momento que entro a la habitación, esta un maniquí con el vestido de novia puesto, es un vestido de princesa, que debe costar miles de dólares, quizás pueda venderlo después de la boda, tal vez me pueda separar rápidamente de ese hombre ¡si Dios me lo permite!

Nada mas imaginar los asquerosos besos de un extraño sobre mi piel, marcándome con su aliento es nauseabundo para mi, esta situación es inconcebible, todos los hombres que se me acercan a mí, al saber que soy madre soltera, se espantan como si con ello cargara una condena.

Date un baño, para que pueda maquillarte, tratare de ser rápida aunque esas ojeras que traes serán muy difíciles de ocultar.

—Los nervios de la boda, no me dejaron dormir. — Le respondo con sarcasmo, en ningún momento pensé en la boda, mis pensamientos se centraron en Alonso.

El amor de una madre es lo más fuerte del mundo, por mi hijo le vendo el alma a al diablo sin dudar y creo que eso es lo que hice, siento que soy una condenada a  muerte en este momento.

—Me lo imagino, no todos los días te conviertes en la señora James, lograste pescar un pez gordo y sobre todo guapo. —Parlotea ella,  y no puedo creer que un hombre adinerado y guapo se case por un contrato, no entiendo, nada todo esto es un misterio para mí.

— ¿Guapo?— Susurro, pero ella me escucha.

—Es el hombre más lindo que he conocido en mi vida, lástima que ni determino mi existencia, si no ahorita estaría en tu lugar. — Suelta con aparente envidia.

Esto solo tiene una explicación lógica, seguramente es gay, eso sería una suerte para mí, porque él no querría tocarme, o si Dios quiere impotente, y necesita de este matrimonio para fingir ante la sociedad., pienso con una sonrisa en los labios mientras mi cabeza formula teoría tras otra sin siquiera conocerlo de nada.

—La mujer comienza a maquillarme rápidamente, capas y capas de maquillaje, pienso que cuando me vea en el espejo seré un payaso, ¡pero no!, me quedo literalmente con la boca abierta estoy impresionante, casi no puedo reconocerme, parezco otra mujer, una salida de revistas y el maquillaje luce natural y delicado.

—Si soy la mejor. — Dice ella con una sonrisa satisfecha con el resultado, de su trabajo.

—Debes colocarte esta ropa interior y luego te ayudo con el vestido. — Me dice ella, hago una mueca viendo la sexy y transparente ropa interior y decido quedarme con la que llevaba puesta una ropa interior, practica de algodón y de color blanco.

Ella niega con la cabeza y rueda los ojos cuando me meto dentro del vestido así mismo.

— ¿Me vas a ayudar o te quedaras allí criticándome?, — Cuestiono seria y ella se acerca a terminar de hacer su trabajo, me cierra el vestido desde atrás, tiene miles de botones, no sé qué hare para quitarme todo esto, me coloco unos tacones super altos de marca cara.

—Acompáñame. — Ordena la estilista y ambas caminamos por unos desiertos pasillos de la clínica, , donde un hombre vestido con un traje de negro me espera con la puerta abierta, en lugar de ir a mi boda siento que voy a mi funeral, me colocan el velo cubriendo mi rostro, es lo mejor, tengo cara de tragedia, seguramente arruinare el precioso maquillaje con lágrimas.

Hizo que mi piel luciera perfecta y no se nota ni una sola de mis pecas, las detesto, en el orfanato siempre me decían apodos por ellas.

 Subo al auto y suspiro, parece que en la vida todo me sale mal, porque aunque soy feliz con Alonso en mi vida, lo tengo conmigo solo porque mi mejor amiga murió.

Mi teléfono comienza a repicar una y otra vez, por lo que respondo—Serena, no sé cómo decirte esto, pero el jefe me dijo que te llamara, has tenido muchas ausencias últimamente  y el decidió prescindir de tus servicios. — Me dice ella haciéndome boquear de la indignación.

— ¡Mi hijo está hospitalizado!¿cómo se le ocurre despedirme?— Chillo en respuesta sin importarme que el maldito chofer que me lleva me escucha, en este momento no pienso de forma coherente.

—Lo siento mucho Serena, si a ¿Hay algo en que pueda ayudarte?, menos dinero cuenta conmigo. — Me responde la administradora del restaurante donde estaba trabajando, y era explotada.

—Gracias, por tu consideración. — Respondo entre dientes, ¡Ojala un día tenga dinero! , si tengo una oportunidad de vengarmelo haré.

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