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Capítulo cuarenta y tres

Me gustaría decir que él me siguió y me acorralo contra la puerta del auto para explicarme como realmente fueron las cosas, pero desgraciadamente no fue así, lo único que obtuve de ver eso es saber definitivamente que Len no me quiere ni siente algo por mí en lo absoluto. 

Justo en este momento la brisa fría que pega en todo mi cuerpo sobre el acantilado es más que suficiente para calmar mis lágrimas, para calmar mi corazón destrozado por un interesado que solo necesitaba de dinero para ser feliz, y, el simple hecho de pensar en eso hace que mi corazón se apachurre y se haga una bolita en mi pecho. 

Sorbo una vez más mi nariz. Cómo es que aún con todo lo que me había hecho, con todo lo que le había hecho a Lorena, aún así, yo siguiese de ingenua pensando e

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