SERA UNA NOCHE INOLVIDABLE 🥰
Xavier.
Josean finalmente había llegado, y mi corazón dio un vuelco al verla entrar. Vestía un deslumbrante vestido plateado que parecía capturar la luz y devolverla en forma de destellos. Pero lo que realmente captó mi atención fue la máscara que llevaba puesta: un complemento inesperado, misterioso y cautivador. Caminó hacia mí con una sonrisa que dejaba entrever su diversión.
Se detuvo a mi lado y, con un gesto teatral, se quitó la máscara.
—Quería verme radiante para ti. Es solo un jueguito… ¿Qué te parece?— Comentó sonriente.
—Estás hermosa, mi amor. Impecable— le respondí sinceramente. Ella se inclinó para besarme, y al instante sentí como un torbellino de emociones me envolvía. No cabía duda de que estaba perdidamente enamorado Josean. Aunque nuestra relación apenas comenzaba a tomar forma, sentía que había encontrado a la persona con quien deseaba compartirlo todo.
El salón comenzó a llenarse con los invitados. Pronto el murmullo de las conversaciones y el suave acompañamiento del pianista, y los jóvenes que empezaron a cantar una suave melodía. Mi hermano Eros llegó acompañado de su novia.
—Hola, hermano. Como siempre, impecable— me saludó Eros con una sonrisa.
—Mucho gusto, señor Xavier— Saludo Jimena, extendiendo su mano.
—Hola, mucho gusto, Jimena. Eros nos había hablado mucho de ti.
Jimena sonrió tímidamente.
—Que pena. Gracias.
Josean que estaba a mi lado, intercambió un par de bromas con Jimena mientras yo los guiaba al salón principal. En ese momento, mi hermana menor apareció, y al ver a Eros se detuvo con una expresión que oscilaba entre la molestia y el reproche.
—¿Por qué estás enojada, mi princesa?—, le preguntó Eros, dándole un beso en la mejilla.
—Porque hasta hoy vienes a verme. ¿Y quién es ella?
—Es mi novia, Jimena. Hermana, te presento a la mujer que ha conquistado mi corazón.
Mi hermana suspiró y sonrió finalmente, aceptando la presencia de Jimena. Luego Josean saludo a Laria, pero ella solo movió la cabeza como saludo.
Mientras ellos conversaban, yo acompañé a Josean hacia el salón, donde comenzamos a presentar a los invitados. Entre ellos, estaban algunos amigos cercanos, socios de la farmacéutica, y familiares importantes. La tía de ella, junto a su esposo, se acercó a saludarme.
—Impecable. Mi sobrina tendrá un buen esposo— comentó la tía, mirándome con aprobación.
—Tía, me hace sentir apenada—respondió Josean con una sonrisa tímida.
—Cariño, tus padres estarían muy felices de saber que te casarás con un hombre tan bueno. Sin duda, será una gran unión.
—Muchas gracias, señora— respondí con solemnidad. —Prometo que Josean será muy feliz a mi lado.
La conversación comenzó a tornarse un tanto melancólica al recordar a los padres de mi novia, pero pronto decidí que era el momento adecuado para anunciar la verdadera razón de la velada.
—Señoras y señores, ¿pueden prestarme su atención?— mencione con firmeza.
El salón quedó en silencio. Con un gesto tranquilo, saqué del bolsillo un anillo de diamantes y la cadena a juego. Caminé hacia Josean, que me miraba incrédula pero emocionada, y me pare frente a ella.
—Josean, eres el amor de mi vida. Quiero pasar cada día a tu lado, apoyarte, amarte y hacerte feliz. ¿Aceptas casarte conmigo?
La respuesta no tardó en llegar.
—¡Sí, Xavier! Claro que sí.
Le coloqué el anillo en el dedo mientras el salón estallaba en aplausos y felicitaciones. La felicidad irradiaba de ella, y yo no podía sentirme más completo. Saqué el juego de diamantes y se la coloque, todos soltaron un asombro y mi novia tapo su cara de la emoción.
—Xavier te amo —declaró, abrazándome con fuerzas.
—Yo también Cariño.
La fiesta continuó en un ambiente de celebración. Los invitados disfrutaron de la comida, música y conversaciones mientras Josean y yo recibíamos sus bendiciones y buenos deseos. Más tarde, decidimos salir al jardín para tomar un respiro y disfrutar de un momento a solas.
—Quisiera que esta noche fuera especial—, me dijo Josean con una mirada seria pero amorosa.
—¿Qué tienes en mente, cariño?
—Tengo una sorpresa para ti. Quiero que esta noche sea inolvidable. Te espero en el penthouse. Quiero entregarte algo muy importante para mí. Es hora de que tu y yo la pasemos la noche juntos.
—¿Estás segura? No quiero que sientas ninguna presión. Podemos esperar hasta la boda.
—No, Xavier. Esta noche quiero entregarte mi virginidad. Quiero que sepas cuánto te amo y que no puedo esperar más.
Su determinación me dejó sin palabras. La abracé con fuerza y le di un beso que reflejaba mi amor por ella. Estaba sorprendido, emocionado y profundamente conmovido.
—Josean, haré que esta noche sea todo lo que esperas— le aseguré, sintiendo que nuestro amor alcanzaba una nueva profundidad.
La noche prometía ser inolvidable, el inicio de una nueva etapa juntos, marcada por la entrega total y el compromiso de construir un futuro lleno de amor.
***
La fiesta seguía en su apogeo cuando Josean, con esa sonrisa que siempre logra desarmarme, se acercó a mí.
—Adelántate, cariño. Quiero despedirme de mis tíos. Además, necesito hablar algo con ellos— me dijo con ese tono que parecía esconder un secreto — Ve adelantandote al Penthouse.
—¿Por qué tanto misterio, mi amor?—, le pregunté confundido, pero su respuesta fue tan dulce como evasiva.
— Tú no te preocupes, confía en mí. Esta noche será inolvidable.
Su firmeza me desarmó. Asentí, aunque no podía evitar sentir cierta intriga.
—Está bien, llegaré al penthouse, pero antes me despediré de los invitados—, le dije. Ella sonrió, segura, y añadió
— Tu hermano se encargará. Además, parece estar disfrutando mucho con su novia y los amigos—. Me quedé viéndola, esa mujer que era todo para mí, antes de responder
—Bueno, mi amor. Vamos.
Dentro del salón, me tomé mi tiempo para agradecer a los presentes por acompañarnos en esta velada. Josean aprovechó para escabullirse hacia sus tíos, mientras yo seguía despidiéndome. Quizás quería asegurarse de que todo estuviera perfecto, de que esta noche fuera especial, y sinceramente, yo también lo deseaba.
Tras un rato, subí al coche y pedí al chofer que me llevara al penthouse. Mientras el auto avanzaba por las tranquilas calles iluminadas, revisé mi móvil. Tenía un mensaje de ella
—Mi amor, espérame ahí. Habrá un vino esperándonos. Quiero que sea una noche mágica, como si fuera nuestra primera luna de miel—. Sonreí mientras le respondía
—Claro que sí, cariño. Será perfecto.
Cuando llegué al penthouse, el chofer se despidió y prometió regresar cuando lo necesitara. Subí en el elevador, con una mezcla de curiosidad y emoción. Al abrir la puerta, el ambiente me dejó sin palabras. Cada detalle estaba pensado para sorprenderme: velas, pétalos de rosa, una atmósfera que hablaba de intimidad y amor. Sobre una mesa, encontré una nota que decía.“Amor, espérame. Esta noche será única. Disfruta del vino mientras llego”
Me serví una copa y me quité el saco, dejándolo sobre el respaldo de un sillón. Aflojé la pajarita y la dejé junto a la camisa, mientras el vino calmaba mi impaciencia. La esperaba, recordando momentos pasados, especialmente aquel en que me confesó que no estaba lista. Nunca la presioné, pero esta noche parecía diferente.
El tiempo transcurría, y tras una hora, decidí llamarla.
—Cariño, ¿dónde estás?— pregunté con una mezcla de preocupación y ansiedad. Su voz, tranquila, respondió:
—Ya voy, mi amor. Estaba hablando con mi tía, pero salgo ahora mismo—Su tono me tranquilizó, aunque no podía evitar sentir un leve desconcierto.
Las copas comenzaron a hacer efecto, y mi mente divagaba entre recuerdos y fantasías, hasta que escuché la puerta abrirse. Me levanté, algo mareado, y fui hacia ella. Apenas podía sostenerme bien, pero la abracé con fuerza, andaba puesto la máscara de hace unas horas.
—¿Puedo quitarte la mascarilla?— pregunté, pero ella negó suavemente. —¿Por qué no, mi amor?— insistí, aunque su respuesta fue un simple susurro mientras ella se acercó para apagar la lamparita.
Josean se estaba comportando de una manera extraña.
¿QUE ESCONDÍA, JOSEAN?🤔Xavier.—Déjame así.No sé si fue el vino o el ambiente cargado de expectación, pero algo me desconcertaba y, al mismo tiempo, me hacía desearla más. Sus besos en mi cuello encendieron algo en mí. Me dejé llevar, acariciando su piel, sintiendo su cuerpo bajo el mío. Era más delgada de lo que recordaba, pero achacaba esa percepción al alcohol.La habitación estaba sumida en la penumbra. Apenas podía distinguir los contornos de los muebles, pero ahí estábamos, ella y yo, atrapados en el momento. Habíamos tomado unas copas, tal vez más de las necesarias, pero no quería que eso arruinara lo que sentía en ese instante. Su silencio me desconcertaba; no dijo nada cuando me acerqué, cuando mi mano rozó la suya y luego siguió el camino hacia su rostro.—¿Qué pasa, mi amor?— murmuré.—Nada—, respondió en un susurro apenas audible. Su voz era diferente, como si algo la contuviera, pero yo quería perderme en ella.Empecé a besarla, despacio al principio, dejando que nuest
DESILUSIONADA 🤦♂️ Aitiana. —¡Eres una aburrida, ya me hartaste! — Gritó Marcos a un metro de mi rostro. Esta mañana había venido muy contento, quería lo atendiera y sobre todo acostarse conmigo, sin embargo yo no está lista aún. —¡¿Estás loco que te sucede?!— Replique cansada, él me sujetó del brazo con fuerzas, luego me empujó contra la pared. Apreté los puños intentando contener el torbellino de emociones que Marcos acababa de desatar en mí. ¿Cómo era posible que tuviera la desfachatez de pararse frente a mí y decirme esas cosas? Un años de relación, un años de intentarlo todo para complacerlo, y ahora me venía con esto. —Estoy harto, Aitiana —vociferó él, cruzándose de brazos como si tuviera algún derecho a estar molesto—. Siempre con lo mismo: "Soy virgen, no puedo perder mi virginidad". ¿Para qué iba a seguir esperando? Llevo más del año siendo tu novio, solo de besitos y abrazos. Ni siquiera me dejas tocarte. ¡Estás loca si crees que te seguiré esperando! Sus palabr
CÁNCER DE HÍGADO 😔Aitiana.Salí del elevador y no pude evitar soltar una exhalación larga y cargada. Hoy no tenía idea de qué me esperaba, pero estaba segura de que nada bueno. Caminé hasta el escritorio de la secretaria, intentando parecer tranquila, aunque mi interior era un desastre.—¿Puedo pasar al despacho del señor Eros? —pregunté, con la voz más firme que pude reunir. Ella levantó la mirada, arqueó las cejas, y con un gesto rápido me indicó que sí. Claro que podía pasar, después de todo, era su asistente personal, ¿no? —Gracias—, murmuré antes de empujar la puerta. Apenas crucé el umbral, lo vi. Estaba molesto, más que molesto, furioso. Golpeaba el escritorio con un lapicero, y su ceño fruncido dejaba claro que ese no era un buen día para errores. Tragué saliva y saludé.—Buenos días, señor Eros. —Buenos días, señorita. Por favor, empiece a hablar, desembuche ya. —Su tono era seco, cortante.—Sí, señor. Por favor, discúlpeme. Lo que pasa es que… —tragué saliva— tuve un p
COMETI EL PEOR ERROR.😑Aitiana.Mi corazón parecía estar a punto de estallar dentro de mi pecho mientras releía aquel papel en mis manos, intentando procesar lo que significaba. Las palabras eran claras, pero mi mente se negaba a aceptarlas: debía acostarme con el hermano del Señor Eros, actuar como su prometida después que la noche de compromiso se acabara. Y para eso debía usar una mascara. ¿Cómo era esto posible? ¿Cómo se suponía que debía llevar una máscara, que estafa tan vil? Mi dignidad estaba siendo pisoteada y mi vida se reducía a cumplir un papel en un plan que ni siquiera entendía.—Si cumples, tendrás un mejor salario—, había dicho mi jefe con una frialdad que me heló los huesos.—Y sobre todo, podrás contratar un buen médico para tu hermana. ¿No te parece justo?Solté el papel y levanté la vista hacia él. Su voz, cargada de autoridad y amenaza, resonaba en mi cabeza. Todo se sentía como un mal sueño. —Esto es muy delicado, Señor Eros. No puedo hacerlo... no puedo...— mur
FIESTA DE COMPROMISO 🥳Xavier El salón estaba impecable. Cada detalle de la decoración era exactamente como lo había ordenado. El aroma a flores frescas impregnaba el aire, y las luces cuidadosamente instaladas creaban una atmósfera cálida y elegante. Era el día de mi compromiso con Josean, la mujer que, aunque no había logrado despertar en mí un amor profundo, me había cautivado con su delicadeza, su inteligencia y su impecable gusto. Todo en ella era distinto, y por eso quería hacerla sentir especial, única. Quería que este día quedara grabado en su memoria como uno de los más hermosos de su vida.Me detuve un momento frente al enorme pastel que estaban decorando. Margarita, una de las empleadas más dedicadas, se esmeraba en colocar cada flor de azúcar con precisión. —¿Todo va según lo que pedí, Margarita? —pregunté. —Sí, señor Xavier. Todo estará listo tal como lo pidió. —Perfecto, muchas gracias. —Le dediqué una sonrisa y me dirigí hacia el jardín. Afuera, los jardineros